Capítulo 17. Nueva York

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Gina

La noche había caído cuando llegué a Nueva York. Corrí a los brazos de Genave en cuanto mis ojos se posaron en ella; no pude evitar llorar. Gena me acompañó en mi desdicha. Después de unos minutos, decidimos emprender el camino a casa.

Las luces de la ciudad me regalaron cierta tranquilidad. Estaba de regreso. En verdad había vuelto a casa, y aquello le regalaba cierta paz a mi alma.

—¿Tan malo fue? —cuestionó Genave.

Posé mi triste mirada en ella.

—Han pasado muchas cosas. Ayer todo fue aun peor. —Una lágrima rodó por mi mejilla.

Le conté de camino a casa todo lo que había ocurrido en el compromiso y de paso las cosas que habían comenzado a pasarme con aquel hombre precisamente antes de que explotara la bomba en dicho evento. Genave estaba sorprendida y soltaba ciertos improperios cada vez que le decía más de los actos sucios que vi de Camilo.

—¿Qué haces? —le pregunté al mirar que tecleaba en su teléfono con rapidez.

Me miró con sorpresa al tiempo que me mostraba una foto de Alessio en ropa interior.

—¿En serio este es tu acosador? —indagó con excitación—. ¿Lesso Lombardi es tu maldito acosador? —soltó ahora con evidente incredulidad.

—¿Lesso Lombardi? —inquirí confundida.

—Es la maldita fantasía italiana de todas mis amigas, incluida yo. Por Dios, no puedo creer que te haya estado acosando.

Resoplé con desdén y regresé la mirada al camino.

—Es solo apariencia, Genave. —Recordé los sucesos que me pasaron con él y todo lo que escuché salir de la boca de las modelos—. Él y Deyna tienen sus asuntos, para que tengas más o menos una idea de la clase de joyita que es.

—¿Qué? —La miré; ella se encontraba confundida—. ¿Cómo que sus asuntos con Deyna? —interrogó aún más confundida.

—Pues lo que escuchaste. Tiene una larga lista de mujeres, y no en sentido figurado. Es una lista. ¿Cómo te lo explico? Las mujeres van y se apuntan, así como si fueran a la escuela, luego eligen una para él.

Genave me miró, asqueada. Quitó la foto y después se estremeció. Debía sacar de la cabeza de mi hermana aquella fantasía.

***

Me sentí reconfortada al pisar mi viejo apartamento. Gena lo había acomodado y quitó las lonas transparentes que cubrían mis muebles. Aquí me sentí mejor de lo que pensaba. Pensé que sería extraño y que todo iba a parecerme desconocido, pero no fue así. Todo estaba precisamente como yo lo dejé hace tres años.

—¿Cuándo piensas decirle a papá y a Darla? —cuestionó mientras me dejaba caer en aquel pequeño sofá.

—Mañana —contesté con voz cansina—. Mañana iré a verlos.

Asintió y se acomodó a mi lado.

—Sé que ahora no tienes cabeza para eso, pero sabes que tienes un contrato firmado con aquella firma de ropa. Podrían demandarte por incumplimiento.

No había pensado en eso, ni siquiera me detuve a pensar en las consecuencias de mi repentina renuncia. Gena, como estudiante de derecho, no iba a dejar pasar aquello por alto.

—¿Cuándo creciste tanto, Genave? —La abracé con ternura. Me miró de reojo—. Podemos pensar en este lío después.

Asintió y se puso de pie de repente.

—Me perdí las clases de la mañana, pero no puedo hacer lo mismo con las de la tarde. Te dejaré tranquila por hoy. Sin embargo, mañana las Stevens saldrán a conquistar Nueva York.

No pude evitar sonreír. Entretanto, ella se perdió detrás de la puerta.

Me acomodé de nuevo en el sofá y tomé una larga bocanada de aire para dejarme embriagar por la calidez de aquel pequeño apartamento. No obstante, no pude eludir sentirme sola otra vez y que aquellos tristes pensamientos llegaran a mi mente. Me hice un ovillo y me eché a llorar con la certeza de que serían las últimas lágrimas que derramaría por Camilo Berlusconi.

La Oscura Obsesión de Alessio✔ (Libro #1 serie Oscura +18) Disponible en AmazonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora