Alessio
Gina entró en aquel bar con un diminuto vestido que no pasó desapercibido por nadie. Me encabroné. Me hubiese gustado sacar algunos ojos, pero Alexander me hizo un gesto negativo con la cabeza al percatarse de mis intenciones y volví a sentarme en aquel sofá. Las dos se acomodaron y agradecí a Alexander por haber reservado este vip, ya que tenía una vista panorámica de todo el bar.
—¿Quieren mujeres? —preguntó el encargado del bar. Miré a Alexander—. Solo por compañía.
Asentí.
El encargado chasqueó los dedos y al segundo estábamos rodeados de mujeres.
Gina empezó a tomar una bebida de color azul y miraba a su alrededor con cierta curiosidad, entonces de la nada apareció un tipo frente a ella. Entretanto, el DJ ponía reggaetón en español, el cual no entendía. Ella y su hermana se pusieron de pie y caminaron a la pista. Me erguí con rapidez y apreté mis manos en la baranda protectora. Comencé a respirar con dificultad cuando ella empezó a mover sus caderas al ritmo de la música. El tipo se pegó a ella.
Ella y su hermana cantaban la canción mientras se miraban con complicidad y cierta diversión. Allí descubrí que ella también sabía español. Eran demasiadas cosas que desconocía de aquella mujer, y eso me encabronaba aún más. El tipo agarró sus caderas y ella se dejó. No lo soporté. Alexander se incorporó, pero lo observé y volvió a sentarse. Bajé aquellos escalones de dos en dos y me metí entre el gentío que se encontraba en la pista. Aparté al tipo con brusquedad y agarré a Gina por el brazo. Abrió los ojos con sorpresa en cuanto me vio. La arrastré hacia el baño.
Había perdido la paciencia, ya no podía soportarlo más. Ella se merecía un castigo por atreverse a ponerse ese vestido y por dejar que aquel hombre la manoseara. Miré al seguridad y le pasé un fajo de billetes.
—Nadie entra —le espeté.
Revisé que no hubiese nadie en los retretes.
—¿Qué demonios hace aquí, señor Lombardi? —soltó con altivez, pero esta vez no le toleraría aquella altanería.
La tomé por el cuello, la hice girar sobre sus talones y pegué su cara en la pared al tiempo en que ella gritaba, sobresaltada, y yo pegaba mi pene en su culo. Deslicé mis manos por sus muslos desnudos, levanté su vestido y dejé aquel jugoso trasero al desnudo. Lo acaricié y no pude evitar darle una palmada. Sus bragas eran extremadamente diminutas y las arranqué con mis manos. Me relamí los dedos y me los llevé a la nariz para olerla. Me puse aún más duro y caliente. Estaba a punto de perder el control.
—Mira cómo me tienes —gruñí mientras pasaba mi lengua por su cuello y me apretaba con más fuerza en su culo—. ¿Por qué te portas mal? ¿Por qué dejas que otro hombre te toque?
—Alessio —dijo con la voz entrecortada.
Que me llamara por mi nombre me encendió y me enloqueció.
La giré para mirar sus ojos. Necesitaba comprobar que ella me deseaba tanto como yo a ella. Tomé su labio inferior con mis dientes y pasé mis dedos por su coño desnudo. Quería cogerla allí mismo y acabar con aquella tortura que me estaba matando, pero sabía que solo la lastimaría y aquel no era el lugar correcto para hacerla mía. No obstante, le daría una probada, jugaría con su mente y la enloquecería. Saqué mi pene y lo cogí en mi mano. Mientras seguía tocándola, con la otra mano comencé a masturbarme.
Gina seguía inmóvil con la respiración entrecortada y el sudor corriendo por su piel. La besé y acaricié su lengua con la mía. La suavidad de sus labios me enloqueció y me masturbé aún más duro. Sabía que en cualquier instante me correría. Cuando sentí aquella humedad en mis dedos supe que ella también iba a venirse.
—Córrete conmigo —susurré pegado a su oreja—. ¡Córrete para mí, maldita sea!
Ella gimió y se estremeció. Exploté y me mordí el labio para no soltar un alarido.
Gina me contempló. Acomodé su ropa sin aparte mis ojos de ella. Mordí su labio. No pudo evitar cerrar los ojos.
De la nada, me empujo y echó a correr fuera del baño.
Me acomodé el pantalón, arreglé mi camisa y salí al bullicio de aquel lugar con la certeza de que a ella le había gustado tanto como a mí.
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La Oscura Obsesión de Alessio✔ (Libro #1 serie Oscura +18) Disponible en Amazon
RomansaGina Stevens es una modelo curvy estadounidense que ha escalado por su cuenta. Tomó la decisión de irse a vivir a Italia, donde se ha convertido en una de las modelos más solicitadas. Sin embargo, no todo es tan hermoso y maravilloso. El día de su f...