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Ben

Dos bancos en menos de dos semanas, había enviado a algunos hombres a investigar, pero esto simplemente no me motivaba. Tarde o temprano terminarían cayendo  y hasta que no me dieran la orden no me movería. Después de todo, no es mi maldito dinero.
Mirando los papeles sobre mi escritorio, no puedo dejar de dirigir mi mirada al marco con su foto . Mary era tan dulce e inocente, su cabello con rizos pelirrojos, ojos verde claro y sus pecas esparcidas en todo su rostro. Ella lo era todo, es por esa razón que se me dejo vacío y sin nada con su partida.

Me es imposible no recordar y recrear en mi mente esa jodida noche, todo lo que sucedió, todo lo que el fuego se llevo.

Estábamos durmiendo cuando el teléfono sonó, una toma de rehenes en un edificio. A diferencia de lo que soy ahora, era un amante de mi profesión y no dudaba en asistir a cada llamada. Si solo lo hubiera sabido…
Habíamos estado tres largas y malditas horas tratando con un bastardo que se había atrincherado en su departamento, manteniendo a su herida mujer de rehén. Un caso de violencia en el hogar que empeoro al arrastrar a la vecina de junto y a sus dos hijas.

Creía que las cosas no podían ponerse peores, que el tratar con este demente era lo peor que podía aguantar, pero me equivoque. Quince minutos después de que los oficiales que me acompañaban irrumpieran, con la intención de terminar esto, recibí un llamado que hizo que subiera al auto y pisara el acelerador.
Debería haberme quedado y terminar el informe, pero cuando Jack me aviso a donde se dirigían, no podía quedarme. Llegue junto al camión de bomberos en el que venían mis amigos de toda la vida, si alguien me podría ayudar, serian ellos.

La casa ardía, no se vislumbraba otra cosa que llamas, no se escuchaba otro sonido que ese maldito chisporroteo. Con cada pestañeo, mi corazón se apretaba más y mi sangre se sentía demasiado fría. Debía entrar y sacarla de allí.
Vi como los demás comenzaron el trabajo, debían apagar al menos una parte que nos permitiera ingresar, pero por más que lo intentaban, no lo lograban.

No me importo morir, pero debía entrar, entonces corrí con la intención clara de atravesar ese maldito infierno por ella. Pero Jack y Logan me sostuvieron de ambos brazos, mientras los demás seguían trabajando.

-¡Suéltenme, maldita sea! ¡No puedo permitir que esto le pase, no ella! ¿Acaso no les importa?- gritaba de impotencia, de dolor, esta era una pesadilla de la que estaba seguro que no volvería a despertar.

-No puedes entrar o morirás ¿Crees que ella querría eso?- Jack grito frente a mi rostro y aunque veía el dolor en sus ojos, no se comparaba al que yo estaba sintiendo.

-Ella es mi vida ¿Creen que quiero vivir si algo le pasa?- el fuego seguía crepitando y aumentando la intensidad, sabia que no había forma de que siguiera con vida, pero me aferraba como un iluso a la pequeña esperanza.

-No puedo dejarte ir, lo siento.-volví a luchar en vano. Trataba de soltar mis brazos, gritaba, maldecía a cada persona presente en el lugar.

Cuando ya no hubo que quemarse, me soltaron. Caí al suelo derrotado, no lo había logrado, me habían impedido ir a ella.
No sentía nada, estaba adormecido mientras miraba las cenizas de lo que hasta hacia unas horas, fue mi hogar. Y el cual ahora no solo era una tumba de recuerdos y esperanzas, ahora era la tumba de Mary, pero aunque ni yo lo imaginaba, me había llevado con ella

Me enderece y sin mirar a nadie comencé a caminar hacia el auto, debía salir de aquí. Pero de la misma forma en que antes lo había hecho, Jack se paro frente a mi. Lo mire, pero no podía reaccionar, no lo reconocía, no significaba nada para mi.

-Lo siento Ben, ella no lo merecía.- puso su mano en mi hombro, pero no hice ni siquiera un reconocimiento.

¿Él lo sentía? ¿Entonces que me quedaba a mi?  Me sentí muerto, vacío, perdido en la nada misma. Pero él lo sentía, tal vez debería hacerme sentir mejor ¿Quizás era eso? Pero las palabras no me importaban, no me la devolverían.
Sin quitar mi mirada, camine por su lado, con intención de subir al auto. Abrí la puerta, pero no subí de inmediato, volví a mirar a la casa, la cual ya no estaba.

-También  lo siento Jack, ruego porque nunca sepas cuanto. -sin esperar respuesta de su parte, subí al auto y pise el acelerador.

Esa noche la había pasado bebiendo, no me había permitido llorar ¿Con que derecho lo haría? Solo me había quedado mirando como todo se consumía frente a mi. Mary merecía un mejor compañero, no la mantuve segura.
Sabia que no debería, pero culpaba a Jack y a los demás por no dejarme entrar, ahora estaría con ella.

Volví del triste recuerdo, con mis manos aún en el marco, lo deje en su lugar, para responder el teléfono, que parecía no tener intención de dejar de sonar. Suspire y conteste.

-Hable.- por la insistencia supuse que era importante, pero talvez solo era alguna idiotez de los hombres a mi cargo.

-¿Qué haces ahí? Deberías estar en el banco de la cuarenta y tres, activaron la alarma. Si quieres seguir en tu maldito cargo como comisario, encuentra a estos malditos o pateare tu flácido trasero de esa silla.- con mala gana me levante, ordenes son ordenes.

Camine por el pasillo, llamando la atención de varios de mis subordinados.

-Atacaron el banco de la cuarenta y tres, debemos atraparlos, así que muévanse.-ordene, continuando mi caminata hacia las patrullas.

Al llegar el lugar era un maldito caos, gente preocupada por sus familias, policías tratando de detenerlos y no me sorprendería de que la prensa apareciera en cualquier momento.
Acercándome al edificio, note como estaban solo los rehenes en el suelo y nadie amenazándolos ¿Estaban jodiendome? Irrumpí, encontrándome con que los delincuentes ya habían abandonado el lugar.

-¿Acaso no se dieron la maldita cuenta de que ya se fueron? Pedazo de imbéciles.- estalle frente a mis policías. ¿Es que no notaron cuando se fueron? Inútiles, eso eran.

Revise el lugar, mientras todos ayudaban a los rehenes a ponerse de pie. Entonces vi la cámara y me acerque a ella, sabia que si irrumpieron de esa forma, es porque veían todo aquí.

Mire fijo, con la certeza de que podían verme y espeté -Te atrapare.


Por motivos religiososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora