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Dylan

Había veces que la vida era algo loca y complicada, en las cuales a pesar de no encajar con todo lo que te rodea, intentas encontrar el lado positivo.
Crecer un lugar donde el noventa y siete por ciento eran hombres y mujeres lobo, ponía muy difícil encontrar lo bueno, pero lo hacia. Tenia una familia que me amaba y un padre que a pesar de no tener la misma sangre, me trataba como si eso no importara.

Tenia amigos a los cuales adoraba y tenia a todos estos pequeños, que no solo me daban alegrías, sino que eran una gran fuente de dinero.
Podría ser que me contrataban por ser amigos de mis padres, pero eran mis tíos postizos, siempre apoyándome y contratarme de niñera era un acuerdo entre todos, para mantenerme protegida.

-Esto es muy aburrido ¿Por qué debo ir a la escuela? Seré un alfa en algunos años, no necesito saber como despejar equis.- se quejo por tercera vez, haciéndome reír, Cedric.

-Ya hubiésemos terminado si cerraras tu boca y trabajaras callado.- le respondió Aryeh, mientras ponía sus ojos en blanco.

-Ahora también te estas quejando, soy el único que es genial aquí.- se burlo Gael, mientras los otros dos le lanzaban sus gomas de borrar.

Siempre me llamo la atención como los gemelos eran tan distintos, mientras Aryeh era un niño serio y centrado, Gael era loco, inmaduro y excesivamente egocéntrico.

-Bueno ya, dejen de tirarse con cosas. Y usted futuro alfa de catorce años- bromeé, despeinando a Cedric- ¿Qué pensaría tu madre si te escucha decir eso?

-Ella me castigaría, ya conoces a mi madre Dylan, cree que aún soy uno de los niños a los que enseña.

Eso era cierto, Megan enseñaba en la escuela primaria. Y a pesar de que Cedric ya tuviera catorce años lo trataba igual que a la pequeña Lyra, su hija de seis años.
Ahora mismo tendría que estar conversando con ella sobre todo lo que hizo durante el día, pero Megan debió llevarla al dentista.

-Pero debes estudiar ¿O quieres ser un alfa tonto?

-Eso ya lo es- se burlo Gael, provocando que todos excepto Cedric, riéramos.

-Gael ya deja de ser un tonto y de enojar a Cedric.

-Pero es la verdad Dylan, si no se prepara no podrá ir a la ciudad junto a nosotros. -sabia que lo que Gael decía era solo un plan que vienen preparando hace dos años, creían que podían hacer lo mismo que sus padres habían hecho.

-Claro que iré, mi padre me lo permitirá así repruebe todas las materias.

-No lo hará, no si tu madre se molesta luego con él- y en eso Aryeh tenia mucha más razón de la que pensaba.

-Cedric, él tiene razón, si Megan no lo aprueba, ni Jack podrá dejarte ir.- murmuré dándole un pequeño abrazo.

-No veo la hora de ser mayor de edad.- termino quejándose,- ¿Tu que harás? Ya casi cumples dieciocho ¿Estudiaras en la universidad de la manada o planeas irte a la ciudad?

No había forma de que regresara, mi vida se encontraba aquí y a pesar de no ser una licántropa y que la mayoría me mire como si fuera poca cosa, no pensaba volver. En la ciudad estaba la sede de mis pesadillas, recuerdos que todos creían que había olvidado, pero seguían vigentes en mi cabeza.
Era por eso que habíamos venido aquí, para olvidar y empezar de cero. Y aunque empecé una nueva vida, no olvidaba los meses que había pasado pidiendo volver a ver a mi madre.

-Me quedare aquí. No veo sentido a irme, aquí tengo a mi familia y a mis amigos, los tengo a ustedes ¿Qué haría en la ciudad sin los quejidos de Cedric, sin la locura de Gael, sin el sarcasmo y seriedad de Aryeh y sin los demás?- respondí, mostrándome un poco sentimental, talvez podría desviar la atención.

-Es verdad, estarías jodidamente perdida sin nosotros.

-¡Gael! Cuidado con tu vocabulario.

-¿Quién eres, la tía Sophie?- pregunto, dándome una mirada de diversión- Pero dejando eso de lado, tienes que buscar algo más que hacer que cuidarnos. Dylan, vamos a crecer y personalmente no tendré una niñera a los dieciséis años, aunque mi madre diga lo contrario.

-Es bueno que sus padres se dedicaran a tener más hijos. Luego cuidare a los suyos y tendré trabajo asegurado.- respondí sacándole la lengua.

-Ya que estamos hablando de otros hijos ¿Faith te ha hablado de mi?- negué mientras sonreía, mi hermana no lo mencionaba, pero no hacia falta que lo hiciera. Cada vez que Faith veía a Gael, sus ojos se iluminaban.

-No, pero te aconsejo no vuelvas a preguntarme eso. Si mi padre lo escuchara, serias un lobo castrado.

-Pero tu no se lo dirás, me adoras. Admite que soy tu favorito entre todos estos idiotas.- no tenia favoritos, aunque tenia una sincera debilidad por Aryeh. No podría decírselo, elegir a su gemelo en lugar de él, lo pondría sensible.

-No admitiré nada y ya dejen de sacarme charla, pónganse a hacer sus deberes o sus madres me mataran. Bueno no tanto, pero si consideraran si debería seguir cuidándolos.

-Odio la escuela, enserio la odio. Cuando sea alfa lo primero que hare será prohibirla.- mordí mi labio mientras Megan aparecía tras él.

-¿Qué es eso que dice mi hijo? No lo creo, quizás Lyra debería ser alfa y no tu. Esto solo me demuestra que aún eres un niño y te tratare como tal.

-Mamá, solo estoy bromeando.

-¿Cómo esta Lyra?- pregunte al no verla por ningún lado.

-Subió directamente a su cuarto, le acaban de sacar una muela y no esta tolerando el dolor. De hecho vine a buscarle un poco de agua para que tome un antibiótico.

-Ojala mejore pronto. Mientras yo me encargare de estos cachorritos.

-¡Dylan!- se quejaron los tres, haciéndonos reír.

Si tan solo todos en la manada fueran como ellos, pero nunca faltaban las manzanas podridas y mañana temprano, debería volver a vivir mi pequeño infierno.

Por motivos religiososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora