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Dylan

Estaba cansada de que esto suceda cada maldito día ¿Qué demonios conseguían con humillar a quienes eran más débiles, o ellos los consideraban así?
Fue por eso que cuando Rachel comenzó a llorar, lo perdí. Todo el autocontrol se escapaba de mi y ahora estaba enfrentándome al grupito de idiotas.

-Nunca seré igual a ti, puede que no me haya convertido, pero soy mucho más fuerte y más ágil que tu. Si crees que puedes contra mi, enserio estas muy equivocada.

Si ella creía que por no ser una loba era débil, era ella quien estaba en verdad equivocada. Desde los seis años mis padres han estado preparándome para todo. Donde mi madre me instruía en estrategia y supervivencia, mi padre se encargaba de enseñarme como luchar, mostrándome los distintos puntos débiles que los lobos tenían.
Una cosa era que no me interesara lastimar a nadie y otra muy diferente que no pudiera hacerlo.

-Serás más rápida quizás, pero no estamos hablando de eso. Solo estoy diciéndote que esta actitud rebelde y de chica mala, no te va. Estas ahí intentando intimidarme con esa voz que se parece a la de una de las pequeñas que cuido. Déjame decirte que no funciona, lo único que me produce son ganas de reír.- mientras lo dije, escuche la ronca risa del chico que pensé que estaría maldiciendo mis entrañas por meterme con su novia.

-Nika ¿De que mierda estas riéndote? Deberías estar defendiéndome de esta basura.- estalló contra el chico que se mostro despreocupado.

-Seamos sinceros, tiene mucha razón en lo de la voz y le doy puntos por ser bastante ingeniosa. Además, creí oírte decir que eras muy fuerte, entonces ¿Por qué debería defenderte? Si esperas que haga algo, déjame sacarte de tu error, no eres mi novia para que mueva siquiera un dedo para librarte de tus problemas, si puedes atacarlas, defiéndete sola.

-Pero Nika… yo creí…- la voz de Adarah comenzó a fallar y no sabia si seria la segunda persona en ver llorar, en lo que va de la mañana.

-¿Creíste que teníamos algo? Adarah, eres una muy buena amiga, pero no te veo de esa manera.

-Nos viste de esa manera el lunes en la noche- reclamó y sabía que debería irme y dejarlos lidiar con sus problema, pero nunca podría irme y no vivir el chisme en primera persona.

-Sabes que solo estábamos tonteando, no te hagas esto Adarah, sabes que tu compañero llegara. No puedo, ni quiero prometer cosas que nunca pasaran, es por ese motivo que siempre supiste que lo que teníamos era algo casual y sin compromisos.

-Pero yo podría ser tu compañera.

-Eso no lo sabemos, pero ahora no veo nada más que amistad surgiendo entre nosotros.- sentí un poco de pena por ella, pero rápidamente se esfumo, cuando volvió a hablar.

-¿Ustedes que hacen mirando? Además de débiles son indiscretos, fuera de aquí si no quieren ver lo que puedo hacerles.

-Tienes razón ¿Sabes? Por un momento sentí pena por ti, pero ahora veo que te lo mereces, enserio eres una perra.- mire a Rachel, mientras Milles, el único chico en mi grupo de amigos, respondía.

-Sera mejor que mantengas tu jodida boca cerrada Rude, una cosa es que no me meta con las chicas, pero no dejare que te hagas un héroe.- respondió Nika.

Cansada de lo  que estaba sucediendo, tome la mano de Rachel y nos empuje lejos de todos. En mi camino empuje el hombro del chico que estaba portándose como un verdadero mujeriego, pero no era mi problema, no tenia ningún trato con él.

-Ya vámonos Rachel, estoy cansada de escuchar estos ladridos.

-Si no te gusta vuelve con los tuyos, aquí solo eres una intrusa que nunca será bienvenida. – escuché decir a Marisa tras de mi. Pero no iba a seguir prestándome a sus tonterías, por lo que sin voltear, les mostré mi dedo medio.

Continúe caminando, mientras escuche dos gruñidos tras de mi y varias carcajadas, pero lo que más llamo mi atención fue la voz de Nika decirles

-Podrían dejar ya esa mierda ¿No creen?  Es la primera vez que les responden, no provoquen su suerte.

El resto del día lo pase, ignorando las miradas de odio, que Adarah y su amiga, me daban entre clase y clase. No iba a caer en sus provocaciones, era lo que ellas querían y no les daría ese gusto.
En cambio me puse a pensar en como distraería hoy a Beatriz, debería buscar algo que no la aburriera o esa pequeña traviesa me haría trabajar el triple.

Beatriz Green, era la pequeña hija de cuatro años, de Savannah y Johan. Ellos eran como mis tíos, en realidad la mayoría de los amigos de mis padres lo eran. Pero recuerdo que con ella al principio la relación fue bastante difícil, pero a partir de mis ocho años, comenzó a tratarme con cariño y hasta ahora lo seguía haciendo.
Beatriz fue como un milagro para ellos, según sabia, Savannah no podía tener hijos, pero luego de tres tratamientos en la ciudad consiguió quedar embarazada. Muchas veces había hablado con ella sobre lo difícil que debió ser, pero ella me decía que por algo sucedían las cosas. Ahora Beatriz era como la luz de su vida y me sentía feliz de que me permitiera cuidarla.

-La próxima semana tendremos que asistir a una convención en la ciudad, todos los del grupo de ciencias deberán asistir, pero si hay algún otro interesado, necesito que presenten una autorización por firmada por sus padres.- el anuncio de la profesora solo ocasiono una cantidad de murmullos y mi creciente incomodidad.

-Lo siento profesora ¿Es obligatorio que asistamos a esa convención?- no quería hacerlo, no quería ir.

-No Dylan, pero necesitamos que todos vayan, eres alguien que necesitamos.- lo sabia, pero de todas formas no iría.

-Lo entiendo, intentare ver que puedo hacer.- intentaría de todo, pero para evitar tener que asistir.

Alejándome de la mala sensación que me dio las palabras de la profesora, me centre nuevamente en pensar en que quizás podría llevarle a Beatriz algunas golosinas y armar una fiesta del té. Seria bueno para ambas distraernos de los problemas.

Por motivos religiososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora