30.

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Ben

Si uno viera la casa bien cuidada, con aspecto familiar, que tenia frente a mi, nadie sospecharía que era la casa de un delincuente. Casa donde ahora la madre de este, escondía a una pequeña, a la cual estaban usando como moneda de cambio.
¿Qué clase de persona se prestaba a algo tan sucio y vil? Aunque esperaba que la señora no tuviera idea de lo que hacia, que ella también hubiera sido engañada, aunque esas posibilidades eran demasiado escasas.

Tras dos golpes en la puerta, seguía sin recibir respuesta. Solo habían dos opciones, la señora estaba muy ocupada para responder, o de plano no pensaba hacerlo.
Continúe golpeando dos, cuatro y a la sexta vez, por fin recibí respuesta. La señora de cincuenta años me miraba como si fuera alguien indeseable, alguien que solo manchaba su pórtico con solo su presencia.

-¿Qué quiere?-inquirió, tomando una postura a la defensiva.

-Buenas tardes señora Gibson. He venido a hablar sobre su hijo Leonardo Tock.

-Él no esta aquí, lo siento no puedo ayudarlo.- trato de cerrar la puerta en mi rostro, solo para ser detenida.

-Lo se, él esta en condición de detenido. Su hijo esta acusado de robo agraviado y posesión de armas. Tengo algo importante que hablar con usted.

A regañadientes, la señora abrió la puerta, haciéndose a un lado para dejarme pasar. La casa se encontraba en completo silencio, no parecía haber una niña allí, cosa que me preocupo, solo esperaba que Dylan no estuviera siendo torturada.

-No entiendo de que debe hablar conmigo, mi hijo, como ya me informo, ha sido detenido y aunque es algo que podría haberme informado por teléfono, no puedo hacer nada más que buscarle un abogado.

-En eso se equivoca, no he venido por algo relacionado a su hijo, sino con usted.- su mirada, se centro en la mía, transmitiéndome el nerviosismo que sentía.

-¿Conmigo? ¿Qué se supone que debe hablar conmigo, si no esta relacionado a mi hijo?

-He venido por la pequeña Dylan Dalt y no me iré de aquí sin ella.

-No conozco a nadie con ese nombre. ¿Qué le hace pensar que tendría una pequeña aqui? Suficientes problemas tengo con mi hijo, como para sumarme más.

-Alex Sherman ya ha confesado que es usted quien tiene a la niña. Déjeme decirle que es un delito lo que esta haciendo y si no me entrega a Dylan, la hará compañía a Leonardo.

-No tienes pruebas de ello, no tienes ni siquiera una orden para estar aquí. Te pido que te retires de mi maldita casa y dejes de acusarme por delitos que no he cometido. No tengo tiempo para tratar con un policía ridículo que no tiene pruebas.

-No soy un simple policía, soy el comisario y tengo una confesión, eso para cualquier juez es una prueba. Así que le repito, me entrega a la niña o en este momento terminara en la cárcel, usted decide.

Nos miramos unos momentos, ambos desafiándonos sin rendirnos. Por mi parte no lo haría, no ahora que estaba tan cerca y Summer confiaba en mi. No dudaría en encarcelar a Roxanne Gibson, si no me entregaba a Dylan.

-Espere aquí, iré por ella.

Cuando regreso, lo hizo junto a una pequeña, la cual se escondía detrás de las piernas de ella. Tenia el cabello ondulado en las puntas, el cual le llegaba casi a la cintura. Tenia los mismos ojos grises, iguales al acero que su madre, solo que Dylan me miraba con timidez, a diferencia de Summer, quien lo hacia con decisión.

-Hola pequeña, mi nombre es Benjamín y soy amigo de tu mami ¿Quieres que te lleve con ella? Estoy seguro de que esta muy ansiosa por verte.- en cuanto mencione a su madre, Dylan salió de su escondite y me miro asintiendo.-Muy bien dile adiós a la señora que te cuido.

Dylan era muy pequeña para saber que sucedía, la vi despedirse de Roxanne, como si fuera una tía. Era bueno saber que al menos la habían tratado con cariño.
Eso no excusaba a  esta mujer de ser cómplice en el secuestro de la pequeña, pero seria Summer quien decidiría si levantaba cargos en su contra o perdonaba a Roxanne Gibson.

Durante el camino al departamento, Dylan miraba por la ventanilla el camino, mientras abrazaba una muñeca  con demasiado fervor.

-¿Cómo se llama?- pregunte, tratando de hacerla sentir cómoda.

-Mi muñeca se llama Poly. -respondió suavemente. Ella aún estaba asustada, pero con el tiempo me ganaría su confianza.

-Que bonito nombre.

-¿Dónde esta mi mami?

-Estamos por llegar a donde esta ¿La extrañas mucho?

-Si.- contesto aferrándose con más ímpetu, a la muñeca en sus brazos.

-Ella también lo ha hecho, no imaginas cuanto te extraña.

El resto del viaje paso, con la pequeña jugando como si nada le importara. Eso era algo que admiraba de los niños,  el mundo podía estar cayéndose a pedazos, que no les importaría si tenían algo con lo que distraerse.

-Vamos a darle una sorpresa ¿Quieres? – mientras la pequeña asentía de manera enérgica con los ojos bien abiertos, mire al interior del departamento.- Ella esta dentro, no digamos nada hasta que la veamos.

Sabia que mi pedido había sido inútil, cuando Dylan se aventuro dentro rápidamente. Cuando llegamos hasta donde Summer conversaba con Abby y con Sophie, Dylan decidió llamar su atención.

-¡Mami!- gritó, mientras corría hacia ella.

-¡Bebé!- Summer besaba su cabeza y verificaba una y otra vez que estuviera realmente frente a ella y segura. Cuando por fin comprobó que no tenia ningún rasguño, me miro y vino hacia mi, besándome. -Gracias, gracias por traerme a Dylan.

-Prometí que te ayudaría ¿Cierto?

Sonrió, antes de volver a abrazar a la pequeña. Al menos ahora las cosas comenzaban a ponerse en su lugar.

-¿Estas bien bebé? No tienes idea de lo mucho que te extrañe.

-Abuelita Roxy me dijo que estabas muuuuy ocupada, pero que irías por mi cuando pudieras. Tu y mi papi.

-¿Abuelita Roxy?

-Luego te explico Summer.- no venia al caso que ahora pensara en eso, no cuando por fin tenia a Dylan con ella.

-Yo creo que ahora.

-Dylan, cariño ¿Quieres venir conmigo y comer un chocolate? Yo si quiero uno y estoy segura de que Logan tiene muchos ¿Vienes?- la pequeña miro de Sophie a su mamá, quien asintió dándole permiso.

No hablamos hasta que estuvo a una distancia, donde no pudiera escuchar nada.

-Estaba en casa de Roxanne Gibson, madre de Leonardo Tock.

-¿Esta detenida?

-Eso lo decides tu, eres quien debe levantar cargos.

-¿Te costo mucho que  Alex te diga donde estaba?

-Debí romperle la cara.

-Me alegro, se lo merecía el malnacido. Enserio Benjamín, no tengo palabras para agradecerte, me devolviste mi vida. Ahora por fin puedo volver a respirar, los tengo a los dos conmigo.

-¿Nos tienes?

-Los tengo.- puso sus brazos en mis hombros, para luego envolverlos a mi alrededor y volver a besarme. Ella en verdad nos tenia.






Ya quedan poquitos capítulos 😢😭💔💔



Por motivos religiososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora