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Dylan

Había pasado un mes desde la muerte del padre de Nika y las cosas estaban empezando a acomodarse. Habíamos pasado momentos en verdad horribles, la madre de Nika, había entrado en un estado de mutismo absoluto, en el cual no hablaba con nadie, ni siquiera con el abogado encargado de llevar su caso.
Haley había regresado hace dos días, pero debería volver, ya que seguía trabajando en el caso de Alex. Aunque mi padre estaba totalmente en contra, junto con mamá decidimos que Alex necesitaba ayuda psicológica, por lo que Haley estaba tratando de trasladarlo a un centro psiquiátrico de alta seguridad. No podíamos negar que su estado mental era deplorable y en verdad esto era lo que debía hacerse.

Por otra parte, con el escandalo, Nika perdió su trabajo y pase días intentando ayudarlo a buscar algo nuevo, hasta que Logan y Sophie lo contrataron para ayudarlos en el restaurante. Sabia que hacían esto por mi y se los agradecía, ya que Nika no solo estaba ganando buen dinero, sino también se mantenía ocupado en algo que le gustaba.
La escuela era un tema diferente, ahora que todos sabían que éramos compañeros, por lo que nadie se metía con ninguno de los dos. Incluso Milles pareció comprender lo que significaba, aunque aún seguía sin perdonarme mi negativa a salir con él.

Adarah y Boris, a pesar de haber confesado, no se quedaron detenidos  por ser menores de edad, pero debían pagar de alguna manera y fueron sentenciados a pasar dos años haciendo trabajos comunitarios. Mi padre no estaba muy feliz con ello, pero no podía hacer nada, aunque estaba segura de que ambos deberían cuidarse hasta de su sombra.
Los había visto muchas veces, limpiando las calles de la manada, como ahora mientras volvía del hospital donde por fin me habían quitado el maldito yeso. Ya no lo aguantaba, pasaba mucha calor, me daba bastante picazón y era imposible moverse tranquilamente con el.

-¡Dylan! Espéranos mujer, llevamos tres calles gritándote ¿Acaso nos estas ignorando? ¿O es que ahora que tienes novio ya no te importamos?- voltee para encontrarme con Gael, Cedric, Laurie y mi hermana.

-Gael debes dejar de exagerar, solo gritaste dos veces.- lo regaño mi hermana, poniendo sus ojos en blanco.

-¿Y te parece poco?

-Yo digo que es normal, en cuanto consiga pareja también los ignorare. No hay mucho que pensar, ¿Un hermoso chico o ustedes? Olvídenme.- sonreí al escuchar a Laurie, ella siempre decía lo primero que venia a su cabeza.

-El tío Ryan no pensara lo mismo.- hablo Cedric sumándose a la conversación.

-Mi padre ya entendió que nunca lograra controlarme. Él escucho cuando mi madre me aconsejo, que si quería algo vaya a por ello y no me importe el que dirán, ni siquiera el suyo.- ese mismo consejo me había dado Abril muchas veces.

-¿De donde vienen ustedes?- pregunte, sabiendo que era horario escolar aún.

La cara de todos se torno incomoda y comenzaron a mirarse unos a otros.

-Fuimos por un helado, por lo que tu no nos viste y nosotros no te vimos.- mire con una sonrisa a Cedric, podría ser un futuro alfa, pero a mi no me asustaba.

-No seré yo quien tendrá problemas, mis padres saben que iba al hospital y de allí a ver a Nika, el novio por el que los ignoro.

-¡Eso chica! Pero enserio cúbrenos, ya estamos volviendo y nadie sabrá que salimos de la escuela.-Suspire, asintiendo hacia Laurie.

-La ultima vez, vayan.- era sencillo que los cubriera, los adoraba.

Los vi corriendo y pensé que seguramente Uriel y Aryeh estaban cubriéndolos en la escuela, y mi padre creía que Nika era un futuro delincuente, él tenia que vigilar a esta pequeña banda.
Cuando llegue al restaurante, encontré a Nika apoyado contra la barra esperándome.

Por motivos religiososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora