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Dylan


Cuando Abby regreso, estaba jugando parchís con Aryeh. Se podría decir que no fue una entrada tranquila, ya que traía tomado de una oreja a Gael.

-Estas tan castigado, no volverás a hacer una locura como esta.- regañaba  esta a un Gael que comenzaba a frotar la zona que su madre soltó.

-No fue para tanto mamá, solo estábamos jugando, no es nuestra culpa que la directora exagerara.- mire a Aryeh, quien al igual que yo, estaba resistiendo las ganas de reírse.

-Termino ingresada con una crisis nerviosa. ¡Por el amor de Dios! La pobre señora tiene setenta y cinco años.

-Ya debería retirarse, ¿No crees? No puede ser que no soporte ni siquiera una pequeña broma.

-¿Pequeña?

-Mamá, fue divertido. No fue tan grave.- no resistí soltar una pequeña risa, cuando Abby trato de atrapar a Gael.

Enserio que Gael era terrible y no dudaba que terminaría de enloquecer a Abby, no solo a ella, ya que sus locuras eran imitadas por la mayoría de los demás.
No quería imaginarme lo que debía ser en este momento la casa del alfa. Megan estaría indignada, su hijo no respetaba ninguna autoridad.

-¡Fosforito llegué!- si antes estaba divertida, ahora no resistía la risa contenida dentro de mi.- ¿Por qué están todos tan serios? ¡Oh, hola pequeña Bo Peep! ¿Sabes porque mi esposa amada me mira de manera tan amenazante?

-Hola tío  Mich, no creo que sea muy conveniente preguntar.-respondí, al ver la mirada que Abby lanzo hacia mi.

-Estas en tantos problemas Michael. ¿Enserio nunca cambiaras?

-No he hecho nada fosforito, lo juro. Soy inocente de lo que se me acuse.- se defendió, levantando ambas manos.

-No te hagas el tonto, fuiste tu quien le dio la idea a tu hijo de llevar petardos a la escuela. Por Dios Michael, casi mata a la directora.

-¿Yo? Jamás seria tan irresponsable. Gael, que vergüenza ¿En que mierda estabas pensando?

-Por favor papá, si fuiste tú quien compro los petardos y me dio la idea. No intentes ahora hacerte el inocente.

Llegados a este punto, con Aryeh , no logramos resistir la diversión y terminamos cubriendo nuestras bocas.

-¡He criado un traidor! No lo escuches fosforito, nunca le diría algo parecido. Esta bien, si se lo diría, pero no para que lo haga, sino como anécdota. Y solo para que conste, mi maestra solo me castigo, no se asusto tanto.

-Pues tu hijo la envió al hospital con una crisis nerviosa. Ahora él y los demás están suspendidos por dos semanas ¿Estas contento?-espetó Abby, verdaderamente molesta.

-¿Los demás? ¿Con quien hiciste esto Gael?- inquirió Michael, mirando de reojo a su hijo.

-Cedric, Laurie y Faith.

-No, ¿Por qué tuviste que involucrar a polvorita? Por un demonio, pomponcito me matara. Ya sabes lo que ocurrió la última vez.- rezongó y en verdad me recordó a un cachorrito abandonado.

La última vez que Michael había involucrado a Laurie en una travesura, fue cuando la pequeña, junto a él y los demás, escaparon a la tienda en busca de golosinas. Para cuando regresaron Abril y Ryan, terminaron en urgencias ya que Laurie, había tenido una pequeña intoxicación por los dulces. Y aunque se recupero con rapidez, Abril no perdono tan fácil a Michael.
Recuerdo como esta, con ayuda de mi madre y complicidad con Abby, anestesiaron a Michael, llevándolo a la clínica de Abril y amenazaron con castrarlo. Fueron dos días en los que estuvo privado de su libertad, con miedo a que cumplieran sus amenazas. Pero cuando Abril comprendió que Michael ya no trataría de corromper a su hija lo libero.

-No olvides que mi madre también estará muy molesta, sabes cuan protectora es- recordé, sumándole leña a ese fuego.

-No menciones a tu madre Bo Peep, esa gruñona aún quiere vengarse de mi, por haberle embarrado el rostro con el pastel de cumpleaños de Faith.

-Si, la verdad es que no dudara en cobrársela.- bromeé, pero mientras recordaba que Faith pasaría dos semanas suspendida, reconsideré si mis palabras no se volverían verdad.

-Y eso sin contar a Megan y a Jack. Ellos no estarán muy felices que la educación de Cedric se vea perjudicada por travesuras.- mientras Aryeh sumaba más nombres a la lista, Michael cerro los ojos con nerviosismo.

-Caperucita no me hará daño, ella me adora.

-Pero Jack te lastimara.-acoto Abby.

-¿De que lado estas mujer? Soy tu marido, tu compañero, el amor de tu vida.

-Solo digo la verdad ¿Enserio crees que no sabrán quien es la mente maestra detrás esta travesura?

-¿Cómo dejaron que los atraparan? – preguntó hacia su hijo.- Ahora me mataran y su madre quedara viuda. ¿Por qué tuvo que participar polvorita?

-Ya deja el drama Michael, si no te han hecho nada hasta ahora, no lo harán. -pero si yo estuviera en su lugar, no estaría tan tranquila.

Mientras los veía discutir, sabia que en cualquier momento se comenzarían a reír. No era la primera vez que presenciaba una discusión entre ambos y cuando volvía a verlos ya estaban besándose.
Lo mismo sucedía con mis padres, discutían y no tardaban en reconciliarse. Esa era la magia de los compañeros, algo que no creía que pudiera vivir, seria muy extraño. Aunque eso no quitaba que desearía que alguien me amara incondicionalmente como ellos lo hacían.

Para cuando volví a casa, el ambiente era bastante parecido, solo que mis padres regañaban a Faith y mi madre prometía patear tan fuerte el trasero de Michael, que no lograría sentarse en todo un día.
Subí a mi habitación, alejándome de toda esa locura. Podía ser cansador, pero no me imaginaba lejos de ninguno de ellos. Esa era otra razón de porque no quería irme de este lugar.




Por motivos religiososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora