Capítulo 2.

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Al subirnos al avión, un poco del peso que tenia sobre mis hombros cayó, en cierto modo me sentía un poco mas tranquila, estaba a pocos minutos de salir de Rusia y las probabilidades de que quienes seguramente estaban buscándome me encontraran, se...

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Al subirnos al avión, un poco del peso que tenia sobre mis hombros cayó, en cierto modo me sentía un poco mas tranquila, estaba a pocos minutos de salir de Rusia y las probabilidades de que quienes seguramente estaban buscándome me encontraran, se disminuían, si antes les iba a ser difícil buscarme sin un nombre, ahora las cosas iban a ser más complicadas para ellos porque en unas horas estaría en otro país.

—¿Por qué Londres? — pregunte cuando ya estábamos en nuestros asientos.

—Es el único lugar donde podría mantenerte segura — respondió en voz baja.

—¿Piensas en algún momento decirme algo más? — hablé entre dientes, molesta por su respuesta con tan poca información —Porque si todo sigue de esta manera nunca voy a confiar en ti, no me dices nada, llegaste a mi casa, empacamos todo y nos fuimos, no he recibido una sola explicación de todo esto.

—¿No es suficiente para ti saber que estas más segura aquí conmigo que en tu casa bajo las cobijas? — parecía haberle molestado mi comentario, pero no era justo para mí.

—¿Y? ¿Eso automáticamente me quita el derecho a saber a donde voy y para qué?

—Ya sabes a dónde vas — dijo como si eso fuera suficiente.

—Si a Londres, lo sé, pero porque ahí, eso es lo que quiero saber y no me salgas de nuevo con lo del único lugar donde puedes protegerme — respiré hondo, necesitaba relajarme un poco, porque si seguía así, iba a terminar gritando —Toda esta situación me afecta directamente, quiero saber todos los detalles, no quiero estar a ciegas, atrás de ti como un perrito faldero. No puedo defenderme, pero al menos me gustaría saber a donde voy y que es lo que se supone que debo hacer para apoyarte.

—Voy a responder a todas tus preguntas cuando ya estemos ubicados en Londres — habló con calma —Por el momento es mejor intentar descansar, cuando estemos allá te contare todo.

—No tienes idea de lo que vamos a hacer ¿verdad? — se acomodo en su silla y cerró los ojos —No puedo creerlo, he estado haciendo todo lo que me haz pedido pensando solamente en que seguramente dentro de tu cabeza tenias un elaborado plan para alejarme del peligro, pero en realidad estas improvisando cada paso que das, no puedo creerlo.

También me recosté en la silla y suspiré, ahora estaba en mar abierto, con un desconocido esperando que una idea se materializara y nos sacara de las allí hasta tierra firme.

—¿Y que esperabas? — sus ojos seguían cerrados y su rostro con una expresión tranquila —Es muy difícil planear como huir ¿sabes? Y es aún más difícil esconder a alguien, no estamos en una película Ariana, esta es la vida real, debes ir paso a paso, el primero fue sacarte del país, el siguiente es pensar cómo puedes permanecer oculta.

—¿Y cuál sigue de ese? ¿Qué haremos mientras me mantienes oculta? — abrió los ojos y tomo una respiración profunda.

—No tengo una respuesta para eso, porque no puedes estar oculta toda la vida, encerrada como rapunzel — pasó las manos por su rostro —Tengo que encontrar la manera de que mi jefe nos ayude con esto.

Sin promesasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora