Capítulo 7.

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A medio camino a loa casa de Garret, Caleb vio una joyería, detuvo el auto, bajo dijo:

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A medio camino a loa casa de Garret, Caleb vio una joyería, detuvo el auto, bajo dijo:

—Espérame aquí, no tardare mucho.

Asentí y lo vi caminar dentro del lugar. se acercó al mostrador y empezó a mirar las joyas que había y rápidamente una de las chicas se hizo junto a él y probablemente le preguntó que estaba buscando ya que él empezó a explicar algo y movía las manos, era algo divertido de ver, más porque la chica parecía decepcionada de que un hombre como Caleb estuviera a punto de comprometerse, ay, si ella supiera que era uno falso, que solo pensábamos aparentar un compromiso.

Toda esta situación me hacia pensar en todo lo que esperaba tener en mi vida, en las diferencias que quería que tuviera mi vida de la de mi madre, porque a pesar de haberme abandonado cuando era muy pequeña, todas las personas a mi alrededor sabían su historia y me hablaban de ella a medida que iba creciendo; cuando cumplí diez, me contaron que por poco muere de una sobredosis, a los once, me dijeron que casi la mata su novio a golpes en medio de una fiesta, al cumplir doce, fue a visitarme al orfanato, me pidió perdón por todo el mal que me hizo en algún momento de mi vida y a los trece deje de saber de ella, no tenía idea de lo que le habia pasado o si seguía viva, de lo único que estaba segura era de estar agradecida con ella por haberme alejado de una vida tan toxica y difícil, donde en algún momento mi vida se vería pendiendo de un hilo. Me sentía afortunada de haber tenido la oportunidad de dirigir mi vida por caminos diferentes a los de mi madre, aunque el resultado haya terminado siendo el mismo, con mi vida en manos de otros.

—Ari —hablo Caleb ya dentro del auto, estaba tan sumida en mis pensamientos que no note cuando salió de la joyería y entró —¿Está todo bien?

—Sí, bien —respiré hondo —Estaba pensando en mi madre.

—¿Quieres hablar de eso? —negué con la cabeza y el asintió —bien, entonces hablemos de esto.

Saco de la bolsa dos cajitas de terciopelo negras, abrió la primera y tenía un anillo dentro, una banda de color plateado con un muy lindo diamante en el centro, estaba segura que a pesar de ser tan sencillo, era costoso.

—Eso debió costarte tres riñones y un pulmón, Caleb —el rio y saco el anillo de la caja.

—Fueron solo dos riñones y medio pulmón, no es tan grave —tomo mi mano y puso el anillo en mi dedo anular —Y al parecer se perfectamente tu medida.

Me reí cuando vi que de hecho el anillo me quedaba un poco ancho.

—Es normal, cuando le compras a tu prometida el anillo a escondidas —rio y asintió —¿Podrás devolverlo después o venderlo para recuperar el dinero?

—Tú solo úsalo y ya luego yo pensare que hacer con el —miré el anillo y luego a él.

—Tienes buen gusto, el día que compres uno para tu novia real va a ser increíble —rió y negó con la cabeza.

Sin promesasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora