Un leve mareo, hizo que cerrara los ojos y pusiera las manos en la mesa, Caleb inmediatamente se levantó, me acercó una silla y me ayudo a sentarme, la impresión de tener frente a mí a una mujer que no veía desde hacia años, me hizo sentir nauseas, no sabia que decir, que hacer o si mirarla.
—¿Qué le pasa? ¿esta bien? —iba a acercarse, pero Caleb estiro la mano, ella entendió y se sentó de nuevo.
—Está sorprendida, no sabe de usted desde que era una niña, debe darle tiempo y espacio.
Miré hacia ella, los años se notaban en su piel al igual que los excesos de su juventud, su expresión era de preocupación y sus manos temblaban levemente, tal vez nerviosa por mi reacción, no pensaba gritarle o echarla de la casa, me daba curiosidad saber que estaba haciendo allí, como llegó.
—¿Cómo es que esta aquí? —pregunte mirando a Caleb.
—Garret y yo la estuvimos buscando, hablamos con ella y le pedimos que viniera, iba a decirte antes, pero con todo lo que paso solo lo olvidé —se sentó junto a mi y beso suavemente mis labios —Lamento haberlo hecho a tus espaldas, pero pensé que querías respuestas y que tal vez ahora serias capaz de hablar con ella.
—No estoy molesta, solo sorprendida —la miré y respiré hondo —¿Cómo estás?
—Bien, ¿Cómo estas tu? —parecía tímida, cuando la mujer de los pocos recuerdos que tenía, no lo era.
—Estoy bien, afortunadamente —ella asintió y agacho la mirada —¿Puedo preguntar algo?
—¿Si sigo bebiendo o drogándome? —sonreí un poco y negué con la cabeza.
—En realidad quería preguntar que fue lo que te llevo a dejarme, pero también me gustaría saber eso —ella asintió y empezó a hablar.
—Llevo varios años limpia, sin alcohol, ni drogas —asentí y ella sonrió un poco —Y en ese momento decidí dejarte porque yo no era una madre que pudiera darte un buen ejemplo o una buena educación, hubieras sido mas infeliz a mi lado, viendo lo que hacía, los hombres con los que me juntaba y te exponía a peligros, no solo de mis malos hábitos si no a personas que tal vez te harían daño, así que lo mejor fue dejarte.
—Lo mejor hubiera sido cambiar y ser una buena madre —no pude evitar decirlo, ya no sentía resentimiento o culpa por su abandono, pero igual había cosas que me molestaban y esa era una de ellas.
—eso es algo difícil cuando te refieres a una persona adicta, mi necesidad por el alcohol y las drogas era mas grande que la que sentía por cuidarte —traté de contener las lagrimas que amenazaban por salir, esa conversación dolía mas de lo que nunca pude imaginar.
—¿Y que hizo que cambiaras? ¿Qué ahora estés sobria? —le temía a su respuesta, pero debía hacer esas preguntas, me daba mucha curiosidad saber que fue lo que la motivó a cambiar.
—Hace cinco años quedé embarazada de nuevo, fueron los nueve meses más difíciles de mi vida, solamente podía pensar en ti y en que no quería nuevamente abandonar un hijo y... fui a un centro de rehabilitación, tienes un hermano, su nombre es Owen, en este momento está en una habitación dormido.
Apreté la mano que sostenía de Caleb y traté de no llorar, tenía un hermano que no conocía porque ella había decidido dejarme y había sido capaz de cambiar por él, me alegraba, pero igual me sentía mal de no haber recibido el mismo esfuerzo por su parte hacia mí.
—Entiendo, me alegra que por fin hayas hecho las cosas bien y le hayas dado una madre a... al niño —ella asintió y una lagrima salió de su ojo izquierdo, la limpio y luego me miro.
—Pero la vida siempre te cobra, las cosas que haces y los errores que cometes traen consecuencias —empezaron a salir nuevas lagrimas y en medio de un sollozo dijo —Estoy muriendo y no hay nada que pueda hacer para evitarlo, incluso aunque no quiera, voy a tener que abandonar a otro hijo.
Me quede mirándola y de mis ojos, empezaron a salir las lagrimas que estaba conteniendo, se veía lo mucho que le dolía el pensar en dejar otro niño abandonado, cuando por fin estaba siendo una persona diferente.
—¿Y su padre? —pregunté mirándola, ella negó con la cabeza.
—Su padre no quiere saber nada de él, ya le dije lo que estaba pasando y solo... —su tristeza era tan grande, que no podía hablar, me sentí mal por ella, me acerqué y la abracé.
No era tiempo para tener rencores, las cosas que ella hizo en su pasado conmigo, las estaba reparando en el presente con su otro hijo, aun dolía y siempre iba a doler su abandono, pero no por eso dejaría que mi corazón se oscureciera, la empatía era algo que todos necesitaban y en ese mi madre, la necesitaba mas que nunca.
—¿Sabes cuanto tiempo...? —pregunte en medio del abrazo, ella asintió.
—Seis meses, es lo máximo que mi cuerpo va a resistir, puede ser menos o tal vez más, no lo sabemos —asentí, me senté nuevamente, y tomé sus manos —Lo único que ha alegrado estos meses tan oscuros que he vivido es saber que estas bien y poder verte de nuevo antes de morir, todos los días pensaba en ti.
—¿Crees ser capaz de...? —respire hondo antes de hablar —¿Crees que pueda quedarme con él cuando tú no estés?
Sus ojos se iluminaron al escucharme y de inmediato empezó a asentir, sabia que lo que estaba diciendo era una responsabilidad enorme, pero no quería que el niño pasara por todo lo que pasé yo en orfanatos cuando tenia a alguien con su misma sangre que podía cuidar de él.
—Eso me gustaría mucho, no quería pedírtelo porque suponía que no querías nada que ver conmigo —negué con la cabeza y la mire.
—Pasé muchos años odiándote, pero hace mucho que no siento eso, entiendo que mi vida en el orfanato fue mejor que una vida llena de cosas que no son para niños —sonreí un poco —Además, Owen es mi hermano, siempre quise uno.
Caleb puso su mano en mi espalda y cuando lo miré estaba sonriendo, con una expresión como de orgullo.
—Vamos a cuidar bien de él cuando no estés —agregó.
Lo cuidaríamos bien, le daríamos la vida que yo no pude tener.
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Sin promesas
RomansaAriana collingwood no pensó que estar en el lugar equivocado, en el momento equivocado iba a traerle graves consecuencias. ahora su vida estaba en peligro y la buscaban dentro de toda Rusia por haber visto el cruel asesinato de un hombre importante...