Capítulo 41.

95 16 0
                                    

Mi vida en ese momento era una completa locura, me sentía nerviosa por conocer a Owen, que iba a pasar si no le agradaba, era una posibilidad que debía tener en mente, estaba organizando una boda, que me emocionaba, pero al mismo tiempo me hacía sentir muy asustada, porque esa vez sí era una boda real, mi boda, me casaría y debía pensar en mantener una relación estable a lo largo de los años, donde las peleas serían reales y no podría simplemente huir, tenía que quedarme y luchar por nosotros y por lo que construiríamos juntos.

—No tengas miedo de acercarte de a él, Ariana, es un niño bastante dulce —sonreí y traté de no mostrar en mi expresión que me sentía nerviosa, aunque ya lo habían notado ella y Caleb —Le he hablado de ti y tu novio le mostró un par de fotos tuyas, él tiene ganas de conocerte.

Respiré hondo y caminé hacia la habitación donde ellos me mostraron que estaba dormido, entré y dando pasos pequeños y suaves, me acerqué a la cama, donde había un pequeño bulto envuelto en una cobija, que cuando estuve frente a él, se movió y me miró con unos grandes ojos del color de la miel y curiosidad desbordando de su mirada.

—¿Ariana? —preguntó con su vocecita de bebé que llenó mi corazón de ternura.

—Hola —respondí y me senté en el borde de la cama, él sonrió amplio, se acercó y me abrazó.

—Ya quería conocerte —se tropezaba aún un poco con las palabras, pero podía entender perfectamente lo que decía —Mamá me cuenta siempre de ti.

—¿Ah, sí? ¿Y qué te ha dicho? —pregunté curiosa por saber la respuesta.

—Que tu nombre es Ariana, tienes veinti... no recuerdo cuantos años, pero si me lo dijo, también que te podría conocer pronto y tenía razón —hablaba casi cantando y sonreía mientras lo hacía.

—Así es, ella tenía razón, ya estás aquí conociéndome —sonreí y él intentó acercarse a mí, pero después lo pensó dos veces y me miró —Si lo que quieres es abrazarme puedes hacerlo.

Con una sonrisa amplia y un salto se colgó de mi cuello dándome el abrazo más lindo que había recibido en mi vida.

Después de un par de minutos, lo rodeé con mis brazos, me levanté de la cama y caminé, cargándolo, hasta la sala de estar, donde estaban mi madre, Caleb y Lena sentados, hablando.

—Tenía miedo de que ella fuera a reaccionar mal, está en todo su derecho de hacerlo y soy consciente de ello, pero me hace sentir muy feliz el hecho de que no haya querido echarme en cuanto me vio y supo quién era...

—No era necesario hacerlo, como te dije antes, no guardo rencor en este momento, sólo tenía unas cuantas preguntas que ya respondiste —ella sonrió amplio al ver que traía a Owen en brazos —Owen es un niño muy lindo.

—Lo es —en su expresión pude ver la alegría que le dio al verme sonreír y luego dar un beso en la mejilla del niño que estaba aferrado a mí.

—Sabía que se llevarían bien —habló Caleb mirándome y sonriendo —Será una buena hermana.

—No lo dudo —habló suave la mujer que me dio la vida, se levantó, se acercó a mí y tomó en brazos al niño, que, sin pensarlo, la abrazó y besó sus mejillas, feliz de verla.

Al parecer para Owen había sido una mejor madre y eso me alegraba, porque al menos él tendría mejores recuerdos de ella cuando ya no esté.

—Creo que es hora de que nos vayamos, ustedes deben tener cosas que hacer...

—¿Cuándo van a volver? —su rostro se iluminó cuando escuchó la pregunta y sonrió.

—Cuando tú quieras, Caleb tiene mi número, puedes llamar si quieres vernos y vendremos ¿Verdad Owen?

—Llama pronto —sonrió el niño, dejando ver un hermoso hoyuelo en su mejilla derecha.

—Lo haré pequeño —levantó su manita y la movió a los lados, despidiéndose de nosotros y ambos salieron de la casa.

Me senté en el sofá y me quedé en silencio mirando hacia el suelo, tenía emociones revueltas, nunca espere ver a mi madre de nuevo, tampoco imaginé que en este momento de mi vida me enteraría de que tengo un hermano y además de eso, tenía en mi cabeza la noticia de que estaba enferma y podría morir pronto, era demasiada información para un solo día, me sentía abrumada y no sabía que era lo que debía hacer y cómo actuar, no estaba segura de cómo debía ser alrededor de una persona que sabía que en cualquier momento podría morir o cómo comportarme con el pequeño niño que aún no tenía idea de lo que podría pasarle a su madre y que iba a quedarse solo, en manos de una extraña.

—Ariana —habló suave Caleb, sentándose a mi lado y abrazando mis hombros —Lamento no haberte dicho nada antes, tal vez si te hubiera hablado de esto estarías preparada para afrontar toda esa locura.

—Nada podría haberme preparado para todo lo de hoy —lo mire y tome su mano, en ese preciso instante lo necesitaba más que nunca, que fuera la estabilidad que no tenía —Nunca imaginé que la vería de nuevo, en mi cabeza ella ya no estaba completamente presente, era más bien un recuerdo de algo doloroso, pero que no me afectaba, ahora que sé que sigue viva y obtuve respuestas a un par de preguntas... no tengo idea de cómo sentirme, no estoy feliz de verla, pero tampoco molesta, creo que no me entiendo a mí misma.

—Es normal que te sientas así, Ariana, acabas de ver una persona que nunca imaginaste entrar a tu vida de nuevo y también trajo a alguien nuevo —empezó a hablar Lena —Pero hay algo en lo que debes pensar y qué tal vez le quite un peso a tu corazón.

—¿Qué es? —pregunté curiosa, porque quería saber la respuesta a eso y poder dejar de sentirme fuera de lugar, como si flotara en la nada.

—Pudiste responder a las preguntas que tuviste desde niña, estoy segura que pensaste también en algún momento en cómo hubiera sido tu vida con ella cerca y tal vez con hermanos, se te está presentando la oportunidad de vivir eso que seguramente quisiste tener.

—Ella tiene razón —agregó Caleb —Creo que deberías darle una oportunidad a esa niña de cinco años del parque que tenga todo aquello que siempre deseo, una madre que piensa en algo más que las drogas y un hermano que puedes disfrutar por toda una vida a tu lado.

Me estaban diciendo que aquello que siempre había deseado toda mi vida, no estaba por completo en Caleb, su familia o en Lena, si no que ahora, frente a mi, tenía a mi propia familia, una que tenía mi sangre.

Lo único malo dentro de eso que me daban a entender, era que no duraría mucho, ya que mi madre estaba muriendo y mi pequeño hermano sufriría la mayor tristeza de su vida.

—Disfruta de ella mientras está cerca y aún con fuerzas para darte un poco de aquello que debiste tener en tu infancia —murmuró suave Lena —Así en tu futuro no habrá arrepentimientos y podrás hablarle a Owen acerca de todo lo que pase de aquí en adelante con una sonrisa en los labios.

Tenía que ser fuerte e intentar, darle la oportunidad a ella de ser una verdadera madre para mí.

Sin promesasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora