Capítulo 38.

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Caleb y yo nos sentamos a esperar que Lena saliera, para ir todos a casa, al parecer ella quería que nos quedáramos en su casa hasta que todo se solucionara, ya nos estábamos quedando dormidos, cuando ella nos movió a ambos con suavidad, abrimos los ojos y nos levantamos, en silencio salimos del edificio y caminamos hasta el auto, subimos y Lena se quedó dormida en el camino; al llegar a casa, Caleb la llevo hasta la cama y la dejamos ahí dormida, mientras nosotros dos nos quedamos en el cuarto de huéspedes, dormidos toda la noche, el cansancio por la intensidad de la emociones durante el día y tanto tiempo de interrogatorio nos permitió dormir hasta la mañana siguiente, a las diez de la mañana.

La primera en despertar fui yo, me duché y bajé a la cocina, iba a prepararles el desayuno y se los llevaría a ambos a la cama, merecían que alguien los consintiera un poco después de todo lo que había pasado los últimos días.

—¿Qué es eso que huele tan bien? —escuche la voz de Caleb y luego sus brazos envolviendo mi cintura.

—Es rata asada —mi respuesta lo hizo reír, pero atrás de él se escuchó otra risa, pero femenina, Lena también estaba despierta.

—Si la rata asada sabe igual de bien que huele, la comería —dijo ella sentándose en la barra, Caleb me soltó y se sentó junto a ella, sus ojos estaban un poco hinchados.

—Sabrá increíble, créeme.

Cuanto todo estuvo listo, serví y puse los platos frente a ellos, me senté al otro lado de Lena y empezamos a comer juntos.

—En unos meses Ariana y yo vamos a casarnos —soltó Caleb de repente, Lena nos miró y sonrió y asintió —Todavía no tenemos una fecha, pero la pensaremos y queremos que tú seas nuestra madrina.

Aunque no habíamos hablado de eso, yo estaba de acuerdo, nadie podría hacerlo mejor que ella, que además de haber hecho lo que suponía que era su trabajo, se volvió mi amiga, la mejor que tuve en toda mi vida, era como la hermana que mi madre no me había dado.

—¿Seguros que quieren que sea yo? —asentimos al tiempo y ella nos abrazó con un brazo a cada uno —Gracias, realmente significa mucho para mí.

—Y para nosotros que aceptes, eres mi mejor amiga —ella sonrió aún más al escucharme.

—¿Puedo sugerir una fecha? —Caleb y yo nos miramos y luego asentimos —En dos meses es... era el cumpleaños de Garret y me gustaría que tomaran esa fecha.

—¿No crees que es muy pronto? Queríamos esperar un poco, darte tiempo para que te sintieras mejor —ella negó con la cabeza.

—No quiero quedarme en casa encerrada en esa fecha, lo mejor es que tenga mi mente ocupada en algo más y divertirme, como lo hacia con él en su cumpleaños, seria una bonita forma de pasar ese día, además de que no se convertiría en un día triste, siempre será un día feliz, donde lo recordaremos a él pero celebraremos cada año.

Entendía lo que ella decía, si no hacíamos nada ese día, cada año seria igual, un momento donde recordar sus cumpleaños y que no esta presente para celebrarlo con ellos, me gustaba su idea de convertir el día en algo alegre, además de que nos sentiríamos acompañados por él en la boda.

—LA decisión es tuya, cariño —hablo suave Caleb, sabia que él también se sentía como Lena respecto a eso, así que asentí.

—Hagamos del cumpleaños de Garret una fecha especial, para celebrar nuestra boda y su vida —ambos se pusieron de pie y me abrazaron, significaba mucho para ellos.

—Vamos a tener que buscarte otro vestido y...

—No más vestidos —la interrumpí —Usaré el mismo de la otra boda.

—Cariño, no podrás usarlo —nos separamos del abrazo y los mire a ambos.

—¿Por qué no? Ese vestido me gusta —Lena respiro hondo y rio un poco.

—Perdimos el vestido en la otra casa, tendremos que comprar otro —sonrió un poco —Y esta vez, te probaras muchos.

—Está bien —me quejé, en realidad quería usar el mismo vestido, me gustaba mucho —Pero no quiero ir a la misma tienda.

—Mañana mismo empezaremos a buscar uno —se levantó de la silla —Me dieron unos días de duelo, entonces pienso usarlos para organizar la boda por completo.

—No es nece...

—Nos encantara que nos ayudes, necesitamos un salón, su vestido, las invitaciones... —empezó a hablar Caleb después de interrumpirme, Lena sonrió más y camino escaleras arriba.

—¿Qué fue eso? —susurré —Ni siquiera hemos hablado de eso lo suficiente.

—ella necesita estar ocupada y esta parece la oportunidad perfecta, así no va a estar en casa, acostada llorando todo el día —asentí y lo abracé, tenia razón.

—Esta bien, hagamos eso —me abrazo y recostó su cabeza en la mía.

—Además, quiero una boda grande —no pude evitar reírme —Y un baile de novios muy cursi frente a todos los invitados.

—Todo lo que tú quieras —sonreí y él apretó su abrazo.

Estábamos planeando nuestra boda y me sentía un poco triste por Lena, ella perdió al amor de su vida y yo me casaría con el mío.

A veces la vida es una perra y nos agarra a mordidas en el trasero, pero nosotros estábamos dispuestos a cambiar eso, íbamos a convertir algo que nos daba tristeza a todos en felicidad, para ella y para nosotros, solo esperaba que pudiera encontrar el amor nuevamente, Lena merece solo cosas buenas, yo en su lugar, estaría en este momento odiándome, pero no me desgastaría pensando en cosas que ella no siente y me concentraría en lo que si y en ayudarla a ser feliz de nuevo, todavía no sabía cómo, pero encontraría la forma.

—Vamos a celebrar esto a lo grande, no solo porque yo lo quiera, si no que es el tipo de boda que Garret hubiera querido, siempre amo las grandes fiestas —habló suave sin dejar de abrazarme.

—Haremos una fiesta grande entonces y disfrutaremos yanto como lo hubiera hecho él ¿de acuerdo?

Caleb se quedo en silencio y yo no dije nada más, por sus mejillas caían unas pequeñas lagrimas que limpié con mis dedos. Nunca dejaríamos de llorar por él, porque si, también había dejado una marca en mi vida que nunca iba a quitarse.

Sin promesasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora