Capítulo 14.

124 17 4
                                    

Cuando el pastel estuvo, lo saqué del horno, lo deje enfriar un poco y lo desmolde, partí la mitad y lo empaque para que Garret pudiera llevárselo, después guardé lo demás y fui a acostarme, sin limpiar ni un solo recipiente, estaba agotada y ahor...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Cuando el pastel estuvo, lo saqué del horno, lo deje enfriar un poco y lo desmolde, partí la mitad y lo empaque para que Garret pudiera llevárselo, después guardé lo demás y fui a acostarme, sin limpiar ni un solo recipiente, estaba agotada y ahora que Caleb ya estaba en la casa, no me sentiría intranquila y podría dormir sin pensar en donde estaría él o si le había pasado algo. me quedé dormida en cuanto mi cabeza toco la almohada y no me di cuenta del momento en que Caleb se acostó a mi lado.

A la mañana siguiente, desperté sola en la cama, me levanté y lo primero que hice fue meterme a la ducha. Mis años en el orfanato me acostumbraron a ducharme inmediatamente después de despertar, de esa manera el día se sentía mas productivo. Al terminar de ducharme, me puse una camisa y un short de los de pijama, para ir a cocinar, cuando llegué a la cocina, vi a Caleb comiendo directamente del recipiente donde tenía guardado el pastel, cuando me vio se quedó mirándome con el tenedor en el aire y sonrió.

—¿Estás comiendo pastel a esta hora? —asintió y no pude evitar reír, eran las siete de la mañana —Es muy temprano, va a dolerte el estómago.

—He comido cosas más pesadas en la madrugada y no ha pasado nada —continúo comiendo hasta terminar con la última migaja que quedaba.

—¡Ni siquiera me dejaste un poco! —reí más y negué con la cabeza —Niño comelón.

—¿No habías comido? —preguntó y torció los labios —Lo siento.

—Ya no importa, igual lo preparé para distraerme y no preocuparme —levanté los hombros.

—¿Estás lista para comprar el vestido?

—Si, ¿Por qué no lo estaría? —saque frutas de la nevera y empecé a picarlas, para preparar un desayuno decente —No es como si me sintiera nerviosa, no es una boda real.

—De acuerdo, ya Lena tiene instrucciones para el pago del vestido, tu solo ve, escoge un vestido y ya, no preguntes por su precio —me quedé mirándolo y negué.

—No quiero que gastes un montón de dinero en un vestido que usaré para una boda falsa, podemos comprar algo sencillo que cueste poco...

—Debe ser un vestido de novia normal, con un precio normal, es necesario que nuestro matrimonio se vea real, así nadie va a sospechar de nosotros y en caso de que los rusos hagan preguntas, dirán que solo conocieron una enamorada pareja de recién casados, que no vieron a nadie que estuviera huyendo.

—No me parece buena idea, Caleb, ya compraste anillos, que solo tú sabes cuánto costaron —le mostré el que tenia en la mano y que aún me pesaba de solo imaginar su precio —Además quieres gastar en un vestido de novia y sabrá dios en que otras cosas que tengan que ver conmigo y esta mentira que estamos montando por mi seguridad, no me siento bien con esto, no me siento cómoda.

—¿Y si te digo que, en el futuro, cuando seas libre y ya no estén buscándote por toda Rusia, deberás pagarme todo lo que estoy dándote ahora? —me quede en silencio, meditando, era un buen trato, pero nada aseguraba que cuando todo acabara, yo fuera económicamente estable, tardaría años en pagarle todo —No te preocupes tanto por el dinero Ariana, no es algo que me falte, solo permíteme ayudarte y ya después de que todo se solucione, hallaremos la manera de que pagues por todo y puedas estar tranquila ¿de acuerdo?

Sin promesasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora