A eso de las dos de la tarde, subimos a un auto, Garret, Lena y yo, para ir al lugar de encuentro, los demás oficiales que estarían en la operación tomarían caminos diferentes para que no se enteraran del operativo que teníamos planeado, llegamos al lugar veinte minutos antes, salimos del auto y nos quedamos allí esperando a que llegara la hora. Estaba asustada, pero contenía mis sentimientos, no quería que se dieran cuenta de lo afectada que estaba por esta situación y del miedo que tenía.
—Todo va a estar bien —susurró Lena y después me abrazó, en las ultimas horas había recibido mas abrazos que en toda mi vida y entendía porque, esa podría ser la ultima oportunidad que tuvieran de hacerlo y esperaba haberles dejado una marca en sus vidas, aunque fuera una pequeña y al menos ellos me recordaras.
—Eso espero —susurré de vuelta, tenía esperanzas, mínimas, pero ahí estaban.
Cuando llegó el momento de la entrega, vimos un auto llegar y dos hombres completamente vestidos de negro bajaron del auto, hicieron que Caleb bajara también, cuando lo vi tuve ganas de correr hacia él y abrazarlo, pero no debía hacerlo. Cuando llegaron, Garret y Lena caminaron alejándose de mí, quedando a más de dos metros de distancia, ahora estaba sola.
—Déjenlo ir, que vaya con ellos —los señalé, los hombres asintieron y empujaron a un muy lastimado Caleb hacia ellos, que en cuanto estuvo a medio camino, se acercaron y lo cubrieron con sus propios cuerpos.
—Ya lo tienen, es tu hora —asentí y empecé a caminar hacia ellos, que sonreían victoriosos, tenían lo que querían.
Cuando estuve a cinco pasos de que esos hombres me tuvieran en sus manos, empezó el verdadero circo ya que los dos hombres que estaban allí, estaban siendo apuntados por al menos siete láseres rojos y una voz en el audífono que tenía en mi oído dijo algo en medio de la emoción, que yo inmediatamente repetí.
—Aprendan a nunca meterse con Ariana Collingwood —Taylor, que era quien le hablaba a mi audífono, soltó una carcajada y dio la orden para que los rodearan.
La felicidad que nos dio, se fue a la mierda, cuando el sonido de un disparo y los gritos de Lena y Garret, me hicieron girar, Caleb estaba en el suelo y tenía sangre a su alrededor, estaba herido, intente correr, pero un par de manos me tomaron desde la cintura y me halaron hacia atrás, no tengo idea de donde salió la fuerza que tuve en ese momento, para halar hacia el lado contrario y lograr hacer algo que me había enseñado Lena para desarmar al hombre, cuando la tuve en mis manos, en lugar de hacer lo más razonable que era correr hacia ellos, me giré y apunté hacia ellos.
—Quiero que pongan en el suelo cada arma que tengan encima —esperaba que la adrenalina e impulso que sentía no se acabara rápido, porque necesitaba seguir siendo valiente para continuar enfrentándome a ellos —Y si alguno de ustedes da un paso en falso mis amigos, los dueños de esos láseres que están apuntándoles, van a disparar.
—Bien dicho —escuché en mi auricular y me sentí aún más valiente.
Los dos hombres sacaron las armas que tenían ocultas entre su ropa, las dejaron en el suelo y las patearon hacia mí, que cuando las tuve cerca las pateé hacia atrás, dejándolas lo mas lejos posible de su alcance, empecé a caminar lentamente hacia atrás sin dejar de mirarlos y cuanto vieron que mi distancia era pertinente, varios oficiales corrieron hacia ellos para tomarlos en custodia, al ver que ya estaban siendo esposados, solté el arma que sostenía y corrí hacia donde estaba Caleb, Garret estaba llamando una ambulancia mientras Lena hacia presión en la herida que él tenia en su costado derecho, sus ojos estaban abiertos y cuando me acerque vi una lagrima salir de sus ojos.
—No llores —le dije en medio de lágrimas, las sensaciones que mi cuerpo sintió en las últimas horas, empezaron a pasar factura, haciéndome llorar incluso mas que el día que estuve encerrada en casa toda la noche esperando que llegaran a ejecutarme por el asesinato en la bodega.
—Tú no llores —murmuró con las pocas fuerzas que tenía, levantó una de sus manos y la puso en mi mejilla, yo tome su mano, para que no se esforzara para mantenerla ahí.
—No te duermas y dejaré de llorar —sus ojos estaban medio cerrados y la desesperación estaba empezando a tomar el lugar de líder en la fila de sentimientos que estaban acumulados —Quédate conmigo.
Cerró los ojos un momento y después volvió a abrirlos, ya no se veían tan brillantes como antes, estaba empezando a perder la vida frente a mis ojos y no me sentía capaz de seguir adelante sin él.
—¡Garret! —grité —¡Por favor! ¡súbanlo a un auto!
—La ambulancia esta cerca, Ariana, tranquila —yo negué con la cabeza y me levanté, él estaba dejando de luchar, iba a morir y no podía permitirlo.
—Esta muriendo, sus ojos ya no se ven brillantes, va a dejarme sola —los sollozos eran incontrolables y me sentía tan aturdida que no podía escuchar nada de lo que sucedía alrededor, estaba tan desesperada, que Garret no tuvo otra opción, mas que sostenerme entre sus brazos para que no hiciera una tontería.
—No pierdas la fe, él va a estar bien, todo esto va a pasar y Caleb va a sanar, créeme cuando te digo que entre sus planes no esta el de dejarte sola...
Poco a poco y con palabras suaves, Garret logró que me tranquilizara y dejara de llorar de forma incontrolable, unos pocos minutos después, llegó la ambulancia que habían pedido y los paramédicos lograron estabilizarlo lo suficiente como para subirlo a la ambulancia, cuando preguntaron quien iría a acompañarlo, los brazos que tenía alrededor se soltaron y me dieron un pequeño empujón, para que fuera con él, subí a la ambulancia, me senté donde me indicaron y tome la mano de Caleb, que tenia sus ojos cerrados, esperaba que lo lograra y pudiera volver a ver sus hermosos ojos verdes mirarme de nuevo.
Mi pequeño bebé de ojos verdes.
Los amo.
Francy
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Sin promesas
RomanceAriana collingwood no pensó que estar en el lugar equivocado, en el momento equivocado iba a traerle graves consecuencias. ahora su vida estaba en peligro y la buscaban dentro de toda Rusia por haber visto el cruel asesinato de un hombre importante...