Capítulo 4.

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Nunca en mi vida había visto un campo de tiro en persona, era un lugar alejado de la ciudad, imagino que por el ruido que se debía escuchar cada vez que alguien disparaba

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Nunca en mi vida había visto un campo de tiro en persona, era un lugar alejado de la ciudad, imagino que por el ruido que se debía escuchar cada vez que alguien disparaba. Al entrar al lugar Caleb nos registro y ambos firmamos en un libro, una chica de unos veinticinco años nos guio al lugar donde íbamos a practicar nosotros.

Todo el camino hacia el lugar me sentí tranquila, pero al escuchar el primer disparo, salté y me pegué a Caleb, que sonrió y puso una de sus manos en mi espalda.

—¿Estás bien? —asentí y luego negué con la cabeza, los disparos se escuchaban exactamente como los de la bodega, estaba asustada.

—Se escucha como en la bodega —intenté que mi voz no temblara al hablar, pero no pude hacerlo.

—Es cuestión de que te acostumbres al sonido, llegará un momento donde no va a afectarte de esta manera, ten eso en mente —asentí y continúe caminando junto a él, hasta que llegamos al lugar desde donde íbamos a practicar.

—Vamos a empezar con un arma pequeña —pidió a la chica que trajera dos armas y le dijo el nombre de cada una de ellas, yo tenia un conocimiento nulo de esas cosas, así que solo lo miré y esperé.

—¿Cuánto tiempo vamos a quedarnos? —me estiró algo parecido a unos audífonos.

—Pueden ser un par de horas o más si quieres —asentí y los recibí —Aun no te los pongas, espera a que nos entreguen lo que vamos a usar.

—Muy bien, ahora, explícame que se supone que vamos a hacer.

—La idea es disparar hacia allá —señalo al frente —Y dar lo más cerca posible del centro.

—Es lo más obvio, ¿no crees? —pregunte y asintió —¿Qué pasa si no puedo?

—Es cuestión de práctica, entre más disparos hagas, mejor será tu puntería —negué con la cabeza y él me miro extrañado.

—Me refiero a si me da miedo el disparo, si me aterro y me congelo por el sonido.

Me sentía nerviosa y asustada por los sonidos de disparos que me rodeaban, mi corazón palpitaba a un ritmo acelerado y estaba incluso empezando a sentir como el aire me faltaba, mi visión se ponía borrosa y después los brazos de Caleb, cuando me abrazo y pego a su pecho.

—Tranquila, estas conmigo, la bodega esta muy lejos de nosotros —sus manos pasaban suavemente por mi espalda desde los omóplatos hasta la parte baja, una y otra vez.

—Lo veo —murmuré y apreté las manos en la primera parte de su cuerpo que encontré —Sus ojos estaban abiertos cuando cayó al suelo, no puedo sacar de mi cabeza la forma en que miraba, no sé cómo explicarlo, pero eran diferentes, como opacos, de un momento a otro cambió como se veían, creo que pude ver como su vida se fue.

—Lo que viste se quedará en tu mente para siempre, lo que debes es aprender a manejar el sentimiento que tienes al recordarlo y lo que desencadena el recuerdo, debes tener todo bajo control, no permitir que afecte de más tu cabeza.

Sin promesasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora