Su beso correspondía perfectamente a la intensidad que le exigía el mío, sus manos inquietas se paseaban por toda mi cintura y cadera, no pude evitar sonreír en medio del beso, haciendo que el momento terminara y él preguntara sin alejar demasiado sus labios de los míos.
—¿Qué es lo que te parece tan gracioso? —su voz estaba más ronca de lo normal, me agradaba saber que estaba tan afectado como yo.
—Querías bajar las manos, tocar mi trasero —lamio sus labios y rozó los míos al hacerlo —Pero eres un caballero, no te dejaste tentar.
—En realidad, estaba a punto de hacerlo cuando sonreíste —sonrió, dio un beso rápido a mis labios y se separó —Vinimos aquí a disparar, así que no me distraigas.
—¿Qué no te qué? —reí y negué con la cabeza —Desde mi punto de vista los dos estábamos distraídos, al mismo tiempo, haciendo exactamente lo mismo.
—Y sigues siendo una distracción hablando de ello —sonrió y me miro —¿quieres disparar de nuevo?
Negué con la cabeza, no me creía capaz de hacerlo y tampoco quería que notara que las manos me temblaban, aun tenia las hormonas completamente revolucionadas por el beso y estaba segura de que iba a quedarme de esa manera todo el día.
—Tengo hambre —me miro, asintió y empezó a caminar —¿Podemos ir a comer a un restaurante? ¿o es muy arriesgado para eso?
Salimos del campo de tiro y subimos nuevamente al auto sin hablar, no imaginaba que podría estar pensando Caleb, pero yo tenia mi cerebro lleno de pensamientos completamente impuros acerca de él, aunque después de unos minutos empecé a pensar en todas las consecuencias que traería si termináramos en la cama, aunque no tenían mucho peso; las imágenes del hombre que tenia al lado, desnudo en una cama eran más atractivas que las de mantener la distancia para evitar sentirnos incomodos.
Treinta minutos después, llegamos a un restaurante, Caleb estaciono el auto y bajamos.
—La comida de este lugar es buena, durante un tiempo solo comí aquí —entramos y caminamos hasta una de las mesas vacías.
—¿Me contarás más cosas acerca de tu trabajo? —me senté y lo miré sentarse frente a mí.
—Estuve unos años en el ejército, pero no me gustó tanto como pensé en un principio —recibió el menú que le ofrecía la mesera y me lo estiró después de recitar de memoria el nombre del plato que quería, yo pedí lo mismo, estaba más interesada en su historia que en la comida —Lo dejé y empecé a trabajar en una empresa de seguridad privada, luego de un año me contactaron de la policía metropolitana de Londres, me ofrecieron un trabajo, buena paga, pero sin vinculación con ellos, acepté porque era algo interesante, me gusta hacer trabajos encubierto y buscar información, la adrenalina que se siente al estar oculto a plena vista...
—¿Aceptaste ese trabajo solamente porque estabas aburrido?
Era la impresión que me daba su historia, abandono el ejército porque no le gustó, trabajó en seguridad privada y al parecer no le gustó tampoco, porque aceptó un empleo que de lejos es más peligroso que los anteriores ya que debía meterse directamente en la boca del lobo.
—Si lo ves de esa manera, si, lo acepté porque me sentía aburrido, no quería seguir cuidando personas y viendo como sus aburridas vidas se desmoronaban por una aventura con la secretaria, niñera, vecina, amiga, prima... —se quedo en silencio y yo reí —Mi vida carecía de sentido, no tenia pareja, no me llamaba la atención salir a bares a buscar a una mujer ebria que aceptara acostarse conmigo, me aburría, necesitaba algo más.
—Te gusta la sensación de peligro, de tener tu vida todo el tiempo en el borde de un abismo, pensar que en cualquier momento pueden descubrirte —sonrió un poco y asintió —Tú estás loco ¿ya sabias eso?
Llevaba pocos días con esa misma sensación, con la preocupación constante de que van a descubrir donde estoy y me matarán sin dejar rastros de mí, ocultando toda evidencia de mi existencia y estaba cansada de cargar en mis hombros todo eso; pero el, contrario a mí, buscaba esa sensación.
—Me lo han dicho varias veces ya, mi familia más que nada —negué con la cabeza.
—Los entiendo completamente, la angustia no es agradable y con lo que haces, tu familia debe sentirla bastante a menudo.
—Nunca les informo en que me estoy metiendo, así evito que se preocupen demasiado por mí, les cuento lo que estaba haciendo al volver y ahí es donde tienen oportunidad de decirme que estoy loco, mi madre incluso me pidió que fuera con un psiquiatra —negó con la cabeza —Le expliqué que antes de ir a cualquier misión nos hacen una revisión psiquiátrica completa donde determinan si somos mentalmente estables para soportar todo, siempre salgo muy bien, porque si siento miedo, angustia, todo lo que sientes tu en este momento, pero puedo controlarlo, no dejo que esas emociones sean quienes guíen lo que haré, me gusta enfrentarme a ellas y hacer mi trabajo.
—¿Ayudarme que te hace sentir? —tenía curiosidad por saber si me había ayudado por deber, por que es buen hombre o solo porque la amenaza a mi vida le daba esa emoción y adrenalina que constantemente buscaba.
—¿A que te refieres? —frunció un poco el entrecejo, estaba segura de que entendía perfectamente la pregunta.
—¿El ayudarme te da esa adrenalina que tanto buscas? —se recostó en su silla, mira hacia otro lado y rio un poco.
—¿Cuidar de una niña me da adrenalina? —intenté no lucir tan sorprendida como me sentía por su comentario, y me reí de lo absurdo que era.
—¿Una niña? —me quedé en silencio cuando llegó la mesera con nuestros pedidos y después de irse continúe —No me viste como una niña en el campo de tiro mientras me besabas.
—Tú me besaste —respondió a la defensiva.
—Y tú correspondiste mi beso —sonreí y empecé a comer.
—Fue un... —levante una mano para que no completara esa frase.
—Caleb, ni lo intentes, los dos sabemos que sientes atracción por mí, al igual que la siento yo por ti, es normal, somos adultos —levante los hombros como si lo que acabara de decir fuera algo simple y sin importancia.
No dijo nada más y ambos comimos en silencio, lo que él me había dicho era verdad, la comida era realmente buena y probablemente besarnos fue un error; porque se supone que él estaba cuidándome, pero igual me atraía y quería más de él.
Quizás podríamos encontrar la manera de mezclar los negocios y el placer sin que afectara su trabajo o mi seguridad.
Amo un buen beso...
¿Cuáles son sus besos favoritos?
Quiero conocerlos... cuéntenme.
Los amo.
Francy.
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Sin promesas
RomanceAriana collingwood no pensó que estar en el lugar equivocado, en el momento equivocado iba a traerle graves consecuencias. ahora su vida estaba en peligro y la buscaban dentro de toda Rusia por haber visto el cruel asesinato de un hombre importante...