La hora del interrogatorio había llegado, era el momento de hablar de todo lo que había pasado desde el inicio con paciencia, estaba consciente de que todo eso podría durar horas, ya que la conversación debía ser detallada, para no perder se de nada y poder aumentar las condenas de aquellos hombres que hicieron mi vida imposible y probablemente la de muchas personas alrededor del mundo.
Al llegar, nos hicieron pasar a salas separadas y diferentes oficiales se encargarían e hacer las preguntas a cada uno de nosotros, debíamos contra nuestras propias versiones de los hechos y Caleb y yo debíamos hacer un extra, contando todo desde que nos encontramos la primera vez en Rusia.
El oficial que entro al lugar donde estaba sentada esperando, bebiendo agua, no era alguien que conociera, era un desconocido para mí, lo cual indicaba la completa parcialidad que tendría a la hora de escucharme contar mi historia. La seriedad con la que me miro al sentarse frente a mí, me intimidó, pero respiré hondo y traté de disimularlo.
—Ariana Collingwood, veintitrés años, un metro con sesenta y muchos problemas persiguiéndola —hablo mientras miraba una carpeta que tenia en la mesa frente a él.
—Esa misma —asentí —Y espero que después de hoy esos problemas dejen de seguirme.
—Si todo lo que vamos a hablar a continuación funciona para condenar a esos hombres por muchos años, estoy seguro de que al menos su vida puede mejorar un poco —sonreí un poco más calmada, parecía incluso amable.
—Realmente espero que sea así, ya estoy cansada de correr todo el tiempo y de tener miedo.
—Entonces entre más rápido terminemos aquí, mucho mejor —asentí y él empezó a buscar entre sus documentos las preguntas que iba a hacerme —Todo lo que va a hablarse aquí, será grabado para poder escu8char de nuevo su versión de los hechos cuando lo necesitemos.
A partir de allí, empezaron las rondas de preguntas, varias veces durante el interrogatorio se repitieron algunas preguntas, solo que formuladas de diferentes maneras, probablemente para ver si me contradecía, pero todo lo que estaba contando era real, no tenia manera de contradecir el infierno que estuve viviendo los últimos meses, por lo tanto cada pregunta era contestada de la misma manera en repetidas ocasiones hasta que él hombre quedaba satisfecho y pasaba a otros temas, entre ellos, como me conocí con Caleb, cuando viajamos a Londres, que fue lo que hicimos y como lo hicimos, como fue el plan con Taylor, la pelea con Jean Paul, cada detalle de la historia que tenia desde que había llegado a Londres, cuantas veces había salido en el ultimo mes y cuantas personas conocían a fondo mi caso. En algunas preguntas debíamos detenernos por unos minutos mientras limpiaba las lágrimas que salían de mis ojos, la mayoría de cosas aun dolían, como las horas que tuvieron retenido a Caleb o la muerte de Garret.
Despues de unas agotadoras diez horas dentro de ese lugar, haciendo pausas breves para comer o tomar algo, pude salir, caminé por todo el pasillo intentando mirar por las ventanas hacia las demás salas de interrogatorio, pero todas tenían las cortinas cerradas, no sabia si ya Caleb, Lena y Taylor habían terminado o aún seguían respondiendo preguntas.
Al final del pasillo, había una pequeña salita de espera completamente vacía, me senté en uno de los sofás individuales y cerré los ojos, estaba cansada, tantas horas sentada en la misma posición y adicional a eso toda la adrenalina de la mañana. Estaba física y emocionalmente agotada.
—Ariana, por fin saliste —habló Caleb cerca de mí, abrí los ojos y estaba frente a mi agachado —¿Cómo te sientes?
—Agotada —respondí, me levanté y cuando el estuvo de pie también, lo abracé, lo necesitaba más que nunca —Todo esto es una tortura, pero al menos es la parte final de ella.
—Aun faltan mas declaraciones, juicios y otras cosas policiales aburridas que pueden tardar meses e incluso años —suspiré y cerré los ojos cuando recosté la mejilla en su pecho.
—Pero al menos ya no estaré huyendo o muriendo poco a poco por la preocupación de que pueden encontrarme y matarme —él rio un poco y acarició mi espalda.
—Esperemos que sea así, quiero poder salir a trabajar tranquilo, sin preocuparme de que te alejen de mi —dio un pequeño beso en mi frente —Podremos empezar nuestra vida juntos y saltarnos ese noviazgo, como te dije antes.
—¿Por qué tienes tantas ganas de hacer eso? —lo miré sonriendo, me daba mucha curiosidad.
—Ya te llamé esposa, varias veces, eso me gusta —sonrió y acarició mi mejilla —tener la seguridad de que vamos a pasar una vida juntos...
—Estar casados no asegura que tengamos una vida juntos, podríamos dejar de amarnos y separarnos —debía tener en cuenta ese pequeño detalle.
—Yo tengo la esperanza de que eso no llegue a pasar, pero si pasa, al mensos tuvimos la oportunidad de estar juntos y amarnos, al menos hasta agotar esos sentimientos —sonreí, me empiné un poco y besé sus labios.
—Saltémonos ese noviazgo y tengamos una boda real —sonrió, me abrazó fuerte y besó mis labios.
Realmente quería hacer eso y también tenia ganas de hacerlo, de tener una vida juntos y ser feliz hasta que termine.
Esperaba al igual que él que todo esto fuera para siempre y estuviéramos juntos hasta el final de nuestras vidas, pero todavía teníamos un camino muy largo por recorrer y mucho que conocer el uno del otro y gracias a todos los que estuvieron involucrados en la misión de hoy, habia tiempo suficiente para hacerlo.

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Sin promesas
RomansaAriana collingwood no pensó que estar en el lugar equivocado, en el momento equivocado iba a traerle graves consecuencias. ahora su vida estaba en peligro y la buscaban dentro de toda Rusia por haber visto el cruel asesinato de un hombre importante...