Capítulo 21.

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La ducha terminó y no pudimos encontrar la manera de alargar el tiempo, así que salimos y nos vestimos con la ropa que nos enviaron, cuando estuvimos listos, salimos del hotel, tomamos un taxi y fuimos a la casa de Garret, al llegar, bajamos del auto y caminamos hacia la puerta de la casa, él tocó el timbre, me abrazó y me besó.

—Este es nuestro último beso —susurré en sus labios.

—El último por un tiempo, volveremos a vernos —respondió en un susurro también.

Garret abrió la puerta e hizo un ruido con su garganta para que notáramos su presencia y dejáramos de besarnos.

—Lena, cuida bien de ella —hablo Caleb mirándola, ella estaba atrás de Garret, mirándonos.

—Lo haré, voy a cuidar bien de ella —respondió.

Garret y ella se apartaron de la puerta para dejarme entrar. Caleb se alejó de mí y caminó de nuevo hasta el taxi, subió y se fue, dejándome, haciéndome sentir de nuevo la misma sensación que recordaba haber sentido cuando tenia cinco años, la diferencia era que esta vez tenia la esperanza de verlo de nuevo, aunque la espera iba a ser difícil, pero ya había pasado muchos años esperando aquello que pensaba que no tendría nunca y que él me hacia sentir cada vez con mas fuerza.

Cuando ya no se veía el taxi, camine dentro de la casa de Garret y Lena, quienes al parecer entendían lo que estaba sintiendo, porque no dijeron nada, solo me abrazaron y me sostuvieron allí por un buen rato, hasta que creyeron que era suficiente, ese pequeño gesto, me había hecho sentir mucho mejor, lo cual agradecía.

—Iré por ropa, suficiente para ambas y nos iremos a la casa segura —asentí y ella subió hasta la habitación, mientras que Garret servía en dos copas lo que según mi experiencia con el alcohol me decía que era Vodka.

—Supongo que ahora más que nunca necesitas uno de estos —estiró el vaso hacia mí, lo recibí y bebí lo que pude de la copa, al tragar, empecé a toser, eso no sabia para nada a vodka —Hey, despacio, Ariana.

—¿Qué es esto? —pregunté en medio del ahogamiento que sentía por la tos.

—Ginebra —rio y yo negué con la cabeza —¿Creíste que era vodka?

—Es transparente —levanté los hombros —Bebo pocas veces y siempre pido lo mismo, así que no conozco sus presentaciones y menos el sabor.

—Lamento que todo esto este pasándote, justo cuando pensábamos que las cosas iban bien —suspiré y bebí nuevamente de mi copa, solo que esta vez con mayor precaución.

—Ninguno de nosotros imaginó que me encontrarían tan rápido, así que no debes lamentarlo, no es su culpa —él sonrió y bebió su trago con tanta facilidad que mi garganta sintió envidia.

—Vamos a protegerte Ariana, Caleb ahora mismo está reuniendo un grupo de personas que van a ayudarnos a entrar en la boca del lobo y encontrar a quienes están asesinando políticos, entre más rápido hagamos eso, más rápido podrán volver a estar juntos.

—Espero que sea así, porque quiero mi libertad, quiero vivir sin el miedo constante a que me maten o que les hagan algo a ustedes si descubren que están protegiéndome desde el inicio —en la escalera apareció Lena cargando un par de maletas, Garret en cuanto la vio, corrió hacia ella para ayudarle, como todo un caballero.

—Estos chicos son expertos en su trabajo, Ariana, ellos son los mejores que he conocido, estoy segura de que van a resolver todo esto lo mas pronto posible, especialmente bajo la presión que esta ejerciendo Caleb para encontrar a los rusos que te persiguen —sonreí, deje el vaso en alguna mesa cerca de mi y caminé hacia ellos que ya iban camino a la puerta —Mientras ellos están en la misión, tú vas a entrenar conmigo, de los tres soy la mejor tiradora.

—Me alegra entonces tener como maestra a la mejor —Garret fingió sentirse ofendido, haciendo un puchero, que Lena inmediatamente beso y convirtió en una sonrisa, ese par se amaban y lo demostraban de una forma tan pura y espontanea.

Juntos, caminamos hasta la camioneta negra que había en la entrada, ellos subieron las maletas, yo subí al auto mientras se despedían con un beso y un abrazo, de la misma manera en que lo había hecho yo con Caleb antes, ellos también iban a separarse por un tiempo, y todo por cuidar de mí.

—Muy bien, es hora de llevarte a tu nuevo hogar y enseñarte a disparar correctamente, un poco de defensa personal y quien sabe, quizá nos quede tiempo para hacer una maratón de películas cursis con palomitas y helado.

—Yo lo veo como una gran idea —sonreí y ella arrancó el auto.

—¿Quieres poner música? —asentí y ella me estiró su celular, para que buscara algo para reproducir —A ver si podemos relajarnos un poco y dejar de pensar en esos hombres que dejamos atrás.

—Yo creería que la música va a ser contraproducente porque seguramente nos hará pensar cada vez más en ellos —reímos y puse a reproducir la lista de reproducción de ella.

—¿Tanto te gusta él? —asentí y suspiré.

—Creo que ya no solo me gusta, siento como si fuera algo más allá de eso, pero no quiero ponerme a pensar exactamente en qué, quiero esperar y explorar un poco lo que tenemos, conocernos un poco más y ver si somos compatibles o si lo que sentimos es por culpa de todo lo que esta pasando.

—Claro, eso es... —dejó de hablar cuando la canción que sonaba terminó y empezó una de Shawn Mendes que inmediatamente empezamos a cantar juntas a todo pulmón.

Y así fue todo el camino hasta la casa segura, dejando atrás las conversaciones serias y dándole paso a nuestras adolescentes interiores, cantando, o mejor dicho, gritando las canciones a todo pulmón, disfrutando del tiempo y de la música como si nada de lo que estaba pasando importara, relajando nuestros músculos para después enfocarnos en lo importante: aprender a defenderme por si las circunstancias llegan a llevarnos hasta el extremo. 

Y aquí empieza una maratón

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Y aquí empieza una maratón. Diez capítulos de una sola vez y si estoy animada... Un poco más.
Los amo.
Francy

Sin promesasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora