capítulo 11.

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Caleb dejó de abrazarme y puso ambas manos en mis mejillas, las acaricio, se acercó y besó mis labios de forma suave y delicada, bajó las manos hasta mi cintura, pego mi cuerpo al suyo y sin separar aún nuestros labios por completo, susurró:

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Caleb dejó de abrazarme y puso ambas manos en mis mejillas, las acaricio, se acercó y besó mis labios de forma suave y delicada, bajó las manos hasta mi cintura, pego mi cuerpo al suyo y sin separar aún nuestros labios por completo, susurró:

—Ahora no estas sola, me tienes a mi —sonreí y le di un pequeño beso.

—No es lo mismo —susurré de vuelta —Estamos juntos por que mi vida corre peligro y tú me protegiste, me sigues protegiendo, pero no nos conocemos, no somos nada.

Solamente compartimos la cama tres noches, y tuvimos sexo en una de ellas, no era como que eso ya nos volviera mejores amigos o algo, seguíamos siendo un par de desconocidos que tenían un interés común: Mi supervivencia.

—Somos compañeros Ariana —se alejó de mi lo suficiente para que lo viera bien, pero sin apartar su mano de mi cintura —Y vamos a estar juntos por un buen tiempo, mientras descubrimos lo necesario para atrapar a los rusos y sus cómplices que están por todos lados asesinando gobernadores, necesitamos descubrir cuál es su intención, si logramos atraparlos, quitaremos la diana que tienes en la espalda y el precio de tu cabeza.

—Dime que puedo hacer para ayudar, no quiero sentirme inútil, es mi vida la que esta amenazada y quiero ser parte de la solución, así que, si hacen un plan, me gustaría saberlo y participar de el, no importa de que forma sea.

—¿Estas dispuesta a arriesgarte para hacerlo? —miro mis ojos de forma atenta.

—Estoy dispuesta a todo, Caleb —hablaba de la forma más honesta que podía —Si arriesgarme me va a ayudar a encontrar la solución a mi problema, lo haré, quiero ser libre de nuevo, poder vivir sin el miedo constante de ser buscada por la mafia de un país.

—Muy bien, hablare con Garret y mis superiores a ver qué podemos hacer.

Se alejó de mí y caminó a la habitación, lo seguí y me senté en la cama, él tomó su celular y marcó un número, esperó unos segundos hasta que contestaron y empezó a hablar.

—Buenas tardes, al Caleb Lawler al teléfono, necesito que por favor me comuniquen con Jean Paul O'malley —espero cerca de cinco minutos con el teléfono en la oreja y luego habló nuevamente —Jean Paul, al fin, ¿estabas construyendo un teléfono de cero o algo así? —esperó su respuesta y continuó —Todo muy bien hasta ahora, ella estuvo conmigo en el campo de tiro... fue bastante bien, quiere aprender y también ofrecer su ayuda, no quiere quedarse sentada esperando en la torre a que la rescate el príncipe de brillante armadura, así que necesitamos tu permiso e instrucción.

Escuchó unos minutos más lo que fuera que estuviera diciéndole el tal O'malley mientras respondía que si a todo, hasta colgar. Se sentó frente a mí y sonriendo tomó una de mis manos.

—Dijo que podías ayudarnos —sonreí amplio y lo abracé, me alegraba que me permitieran ayudar, que pudiera ser parte de mi propia salvación —Pero tiene un par de condiciones para acceder a que lo hagas.

—¿Cuáles son? —me separé de él y lo miré —Dime.

—La primera es que debes hacer todo tal cual te digamos, no podemos arriesgarnos a cometer errores —asentí, era buena para seguir ordenes cuando era necesario —Y la segunda es que no puedes decirle que no a nada.

—No pienso acceder a la segunda, no puedo prometer decir que si a todo, no se quien es ni cuales son sus intenciones con esa condición, no estoy dispuesta a tener algún tipo de contacto íntimo con nadie —no iba a ceder en ese punto, necesitaba que las condiciones fueran mas especificas en cuanto a sus intenciones al poner esa condición.

—Lo bueno es que vas a poder negociar directamente con él, quiere que vayamos al Scotland Yard en una hora para hablar de todo esto con calma, ya que debes firmar algunas cosas si planeas trabajar con nosotros en todo esto.

—Muy bien, hagamos eso, podré poner mis propias condiciones en el momento de la negociación —Caleb se levantó, aun sonriendo y me miro.

—Me gusta tu actitud, eres una mujer fuerte —levanté los hombros y sonreí

Esa fortaleza era un efecto secundario de haber sido abandonada y crecer entre orfanatos y trabajos mal pagos mientras cumplía dieciocho para poder irme a otro país a hacer mi vida, a mi propia manera y lejos del estigma social que mi madre dejó en mí.

—Iré a ponerme algo mínimamente decente para la reunión entonces —caminé hasta mi maleta y empecé a buscar entre mi ropa jeans y una camisa cubierta, no quería que, por mi ropa, intentaran leer, de manera incorrecta, el mensaje que daría con mi forma de vestir

—Deberías organizar tus cosas en el armario, sería más cómodo ¿no crees?

—¿Cuánto tiempo vamos a quedarnos aquí? —pregunté mientras buscaba la camisa que quería usar.

—Aún no lo sé —busco entre su ropa una camisa y se la puso —Tal vez dos semanas más, aun deben terminar algunos arreglos en la casa segura donde vamos a quedarnos de forma permanente.

—¿Casa segura? —encontré la camisa, tome un sujetador, me quite el vestido y empecé a vestirme de nuevo.

Caleb se quedó quieto, mirándome mientras me vestía y me reí, no era como si nunca antes me hubiera visto desnuda, era una tontería intentar cubrirme, cuando ya habíamos visto todo lo que había para ver.

—No tienes pudor —hablo mirándome de arriba abajo —Eso me gusta.

—Si tengo pudor, Caleb, es solo que ya vimos todo, ¿Cuál es la necesidad de incomodarme? —levanté los hombros.

—Tienes razón —asintió sonriendo —Me gusta eso.

Y también a mi me gustaba, poder actuar libremente frente a él, sin que le enojara mi actitud, sin que criticara mis actos y se sintiera ofendido por ello, era bueno que a pesar de habernos acostado y de que me cambiara frente a él, no me miraba como si fuera un pedazo de carne. Si, me veía con deseo, con ganas de repetir todo lo de la noche anterior, pero sin hacerme sentir como un objeto que puede usar cuando le place.

—También me gusta —me terminé de vestir y me acerqué a él —Guarda esa mirada para más tarde.

—Si que lo voy a hacer —asintió, tomó mi mano y empezó a caminar fuera de la casa.

Íbamos en camino a negociar mi participación en todo lo que ellos estaban haciendo para encontrar a los responsables de el asesinato de los políticos y lograr quitar la amenaza que tenia a mis espaldas.

Íbamos en camino a negociar mi participación en todo lo que ellos estaban haciendo para encontrar a los responsables de el asesinato de los políticos y lograr quitar la amenaza que tenia a mis espaldas

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¿ustedes querrían formar parte de todo esto?
¿Como reaccionarían ustedes en esta situación?
Los amo.
Francy.

Sin promesasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora