Capítulo 39.

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Al día siguiente, tal y como Lena había dicho, teníamos citas en tres boutiques de novias, le pedí a Caleb que llamara a su hermana y a su madre para que me acompañaran a escoger el vestido, yo no tenia mamá, ni hermanas que me acompañaran a hacer ese tipo de cosas, cuando él les contó lo que planeábamos hacer, se emocionaron y de inmediato aceptaron.

—Por favor no escojas un vestido igual al otro —dijo Lena cuando bajábamos del auto, caminamos hasta la entrada y ahí ya estaban Anna y Alma, su madre.

—Esto es demasiado genial —dijo mientras me abrazaba, muy emocionada —Adoro las tiendas de novias, me traen muy buenos recuerdos.

—Nunca pensé que volvería a vivir esto —hablo Alma acercándose a mi —Gracias por invitarnos, Ariana, estamos muy felices de poder estar contigo en un momento tan especial.

—Gracias por venir, nunca pensé vivir algo así y tampoco pensé que tendría una mejor amiga y dos mujeres que ahora son mi familia junto a mi —las tres sonrieron, me abrazaron y luego me guiaron hacia la entrada de la boutique.

—Bienvenidas a nuestra tienda, ¿Quién de las tres es la novia? —se quedaron mirándome y yo me reí —Entiendo... dime tu nombre y que es lo que quieres, buscare opciones para ti.

Y ahí empezó toda la odisea de encontrar un vestido de novia que me hiciera sentir lo mismo que el había usado unas semanas atrás, me probé uno y otro y otro más, pero ninguno me convencía, ellas me señalaban opciones y eran hermosos, pero ellos no me hacía sentir de la misma manera que el otro, no estaba emocionada, no me sentía feliz usándolos, Alma, tomando la iniciativa, tomo mis manos y me dijo que mejor nos fuéramos, asentí y juntas salimos para acudir a la segunda cita del día, donde tampoco encontré nada, solo nos quedaba una tienda y allí, al entrar, Lena se quedo mirando un vestido, sus ojos se llenaron de lágrimas, luego cerró los ojos un momento, sacudió la cabeza y me miró sonriendo.

—Es un vestido hermoso —sonreí y abracé sus hombros.

—Hubiera deseado usar algo así para Garret —sonreí y la abracé.

—¿Crees que a Caleb le guste? —pregunte mirándola.

—Si, creo que a él le gustaría —asintió —¿Te gusta?

—Es hermoso, me gusta —ella sonrió más.

—Le diré a ella que quieres probártelo —camino hasta donde una de las chicas que atendían y después me llevaron hasta un probador.

El vestido era hermoso, y con la expresión que hizo al preguntar si me gustaba, me hizo querer probármelo, se veía tan contenta de que quisiera probármelo que eso hice, al salir con el vestido puesto, las tres se quedaron mirándome con ojos soñadores.

—Ese vestido te queda hermoso —dijo Anna sonriendo —Pareces una princesa.

—Te ves demasiado hermosa —agregó Alma

Espere que Lena dijera algo, pero solo me miró sonriendo, ese vestido que tenía puesto, significaba algo para ella, por lo que camine hasta donde estaba, me agache frente a ella y casi en un susurro pregunté:

—¿Quieres que lo use?

—El vestido debe gustarte a ti, es tu boda, no la mía —respondió y paso sus manos por la falda del vestido —Pero si se ve hermoso en ti.

—A mi me gusta, es un vestido hermoso y diferente a lo que use antes —ella me abrazo y susurro.

—Deja de hacer cosas por mí, Ariana, es tu maldita boda.

Me separe de ella y me quede mirándola, no sabia que lo que hacía estaba molestándole tanto, me levante, asentí y camine hacia la chica que nos estaba ayudando para decirle que ese vestido no me convencía y que quería probarme uno más, le señale uno que era tan sencillo, que se quedó mirándome sorprendida, tomo el vestido me acompaño hasta el probador, me cambié por ese y fui de nuevo donde estaban ellas, sentadas esperando, las tres se miraron y luego a mí, reí al verlas y asentí.

—Lamento no llenar sus expectativas en cuanto vestidos, me gusta lo sencillo —Lena se levantó, camino hasta donde yo estaba y me hizo dar una vuelta.

—A esto me refería cuando te dije que dejaras de hacer cosas por mi —sonrió —Me hubiera encantado verte usando el otro vestido, pero no es lo que te gusta, en cambio esto sí, solo mira lo sonriente y radiante que saliste del probador.

Mire hacia el espejo y ella tenia razón, me sentía mas bonita en ese vestido sencillo que en uno grande y pomposo.

—Además, con un vestido así, podemos jugar mucho con el peinado, el maquillaje y las joyas, sin miedo a que se vea exagerado por que el vestido ya tiene muchos detalles —agrego Anna, acercándose también.

—Creo que encontré mi vestido —las tres se veían alegres y yo me sentía feliz.

Salimos de la tienda con la compra hecha y esperaríamos un mes para volver a recogerlo. Después de tantas horas dentro de tiendas viendo todo blanco y mas blanco, fuimos a un pequeño bar, tomamos cada una dos tragos para relajarnos un poco y luego fuimos a casa. Al llegar Lena subió directamente al cuarto, porque moría de ganas de entrar al baño y yo a la cocina porque quería agua, al entrar a la cocina me encontré con Caleb sentado en el comedor y una mujer que se veía extremadamente familia sentada frente a él.

—Hola, mi pequeña niña —su voz me descompuso por completo y mi cerebro inmediatamente recordó de donde provenían ese rostro y esa voz.

En la cocina estaba sentada mi madre, la persona que cuando era una niña me abandonó en medio de un parque. 

Sin promesasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora