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—𝓒.𝓑─

Draco estaba atrás de mí, con una mirada intensa y ligeramente sorprendida. El sol de Bélgica iluminaba su rostro, resaltando cada detalle. No pude evitar recordar aquel amanecer en la Torre de Astronomía y cómo nuestras vidas se habían cruzado en más de una ocasión.

En silencio, nuestras miradas se encontraron y pareció como si el tiempo se detuviera a nuestro alrededor. En ese instante, todas las tensiones y malentendidos quedaron suspendidos en el aire.

—¿Qué haces acá? —musité confundida.

—Pasaremos el verano juntos —me dijo con voz suave y serena—. ¿No es lindo? —agregó, ladeando la cabeza y sonriendo con una chispa de diversión en sus ojos. Rápidamente comprendí que se refería al paisaje.

—Sí, lo es —respondí dando una mirada fugaz a mi alrededor.

Sí, estábamos en Brujas, Bélgica. El paisaje era simplemente impresionante, con campos verdes y flores de todos los colores que se extendían hasta donde alcanzaba la vista. La casa de estilo medieval a la que nos dirigíamos se alzaba majestuosa y misteriosa, como si guardara secretos ancestrales en su interior.

Draco y yo nos quedamos allí, unos pasos apartados de los demás, compartiendo ese momento de tranquilidad y belleza. Por un instante, todo pareció estar en armonía, y el pasado de Hogwarts y las tensiones familiares quedaron en un segundo plano.

El interior de la finca era elegante y con un toque de misterio, acorde con su estilo medieval. La decoración en tonos oscuros le daba una sensación de sofisticación y tradición, mientras que las sábanas blancas parecían envolver el lugar en una atmósfera de calma y tranquilidad.

Draco y yo entramos en la finca, observando todo a nuestro alrededor. Me sentía como si hubiera retrocedido en el tiempo y me encontrara en un castillo antiguo. Los muebles y detalles arquitectónicos le daban a la casa un aire de grandeza, y no podía evitar sentirme impresionada por todo lo que veía.

—Es hermosa —comenté, admirando cada rincón de la finca.

—Lo es, ¿verdad? —respondió Draco, sonriendo y mirándome con un brillo en sus ojos que no había notado antes.

Nos quedamos un momento en silencio, disfrutando del ambiente tranquilo de la casa. A lo lejos, escuchamos las risas de nuestros padres, quienes parecían estar disfrutando de su tiempo juntos.

—Supongo que no será tan malo pasar el verano aquí —murmuré, más para mí misma que para Draco.

Él asintió, sin dejar de sonreír.

—Creo que podemos hacer que sea un verano interesante —sugirió Draco, con un tono de complicidad.

La confusión seguía apoderándose de mí. Desde aquel beso con Draco, mi mente se llenaba de pensamientos y emociones encontradas. No podía evitar recordar una y otra vez ese momento, alimentando así una esperanza que sabía que no debía existir. No podía permitirme explorar más esa ilusión, ya que me llevaría por caminos inciertos y peligrosos.
Por momentos, las cosas se volvían borrosas, y me sentía atrapada entre la realidad y mis propios deseos. No sabía qué significaba todo esto ni hacia dónde me llevaría, pero era consciente de que debía ser fuerte y mantener los pies en la tierra.

Realities | Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora