[𝕽] El cambiar de universo comenzó siendo un simple juego para Camila; jamás imaginó que su vida cambiaría en una simple noche.
Conocer a Draco Malfoy fue lo mejor que pudo ocurrirle, pero enamorarse de él fue sólo el inicio de su destrucción.
Tal...
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𝕽| 𝒄. ₀₂₀ —𝓒.𝓑─
La mañana siguiente fue un completo caos, ya que uno de los elfos domésticos perdió un joyero importante de mi madre; ella entró en un frenesí y comenzó a gritarle a todo el mundo. Incluso obligó a mi padre a buscarlo, y eventualmente, yo también fui víctima de su enojo. A este ritmo, los elfos estarían buscando con nosotros.
—¿No sería mejor usar magia? —me quejé mientras me sentaba con los brazos cruzados y soltaba un bufido.
—Está encantado para no ser localizado por ningún hechizo de convocador —explicó ella, pensativa—, ¿Cuántas veces más tengo que repetírtelo? —exclamó frunciendo el ceño y acercándose a mí—. ¡Levántate y haz algo!
—¡Mamá, hemos pasado casi toda la mañana buscando ese joyero! —me quejé con un puchero—. Puedes comprar otro durante el viaje...
Me levanté de la silla y la seguí fuera de la sala, escuchando el fuerte resonar de sus tacones.
—¿Qué parte de "son reliquias familiares" no entiendes? —exclamó volviéndose hacia mí.
Su expresión anunciaba que estaba a punto de perder la paciencia, y parecía que mi padre y yo seríamos los afectados. Pero, como si mis súplicas hubieran sido escuchadas,
¡Crac!
Papá apareció con un joyero bastante curioso entre las manos, sonriendo de lado, se acercó a mamá y se lo entregó.
—Estaba en la habitación, Josie —dijo finalmente.
Llegamos a Londres justo a la hora del almuerzo. No tuve tiempo de observar detenidamente la hermosa ciudad, ya que todos tenían prisa por llegar a un lugar en particular. Estábamos a punto de entrar a un restaurante de aspecto lujoso cuando se detuvieron en la recepción y susurraron algo al empleado, quien asintió levemente.
En un instante, el lugar se transformó por completo y la magia llenó el ambiente. Había algunos magos atendiendo, objetos que volaban de un lado a otro, y un fuego portátil en medio de una mesa de dos para una cita perfecta en las afueras del local, aunque claramente eso no era visible para los muggles.
Un señor se acercó a nosotros y nos condujo entre las mesas hacia una más privada y alejada del resto. Los Malfoy, padre, madre e hijo, estaban allí, vestidos con la elegancia propia de quienes asisten a una ocasión especial. Inmediatamente nos hicieron señas para unirnos a ellos, deteniendo su conversación y desbordando alegría.
Disimuladamente, observé a las personas que estaban en el restaurante y luego a mis padres: todos estaban vestidos para la ocasión y el lugar. En cambio, yo me sentía como una oveja rodeada de feroces lobos, esperando el momento adecuado para atacar. Mi atuendo no era adecuado según sus estándares, y me sentí completamente fuera de lugar. Rápidamente comprendí que no era solo mi vestimenta lo que nos diferenciaba, había algo más, algo que me alejaba del mundo en el que ellos vivían.