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—𝓒.𝓑─


—Sí, Camila, cálmate.

Después de asomar la cabeza por la puerta y asegurarme de que no había nadie cerca, lo tomé del brazo y cerré la puerta rápidamente. Mi expresión mostraba mucha más preocupación en comparación con la mirada sarcástica de Draco, que parecía estar burlándose del ataque de pánico que estaba teniendo en ese momento.

—¡¿Entraste por la puerta principal?! —susurré con enojo, asegurando el pestillo rápidamente.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó confundido, observando cómo aseguraba la puerta.

—No querrás que mis padres te vean, ¿verdad? —inquirí, cruzando los brazos. Draco rodó los ojos y me palmeó la frente. No perdiendo la oportunidad de provocar mi reacción, me atrajo hacia él y me besó, riendo por lo bajo cuando, aun así, mi ceño se frunció aún más—. No me comprará con tus tentadores besos, señor.

—¿Ah, no? —cuestionó, jugueteando con la piel expuesta de mi cintura. Mantuvo su rostro cerca al mío, rozando nuestros labios peligrosamente—, ¿estás segura de eso?

Mi mirada me traicionó al buscar sus carnosos labios, y dejando de lado los impedimentos, solté un suspiro y lo tomé del cuello. Draco inclinó su cabeza, recibiendo mis labios con confianza, impregnándome con su esencia en tan solo segundos. Lentamente, me presionó contra la pared, intensificando el beso al inclinarse sobre mí. Su cabello acariciaba mi rostro, sus dedos recorrían mi piel expuesta y sus labios expresaban lo que ambos ocultábamos en lo más profundo de nuestras almas. No quería que eso terminara.

—¿Y ahora? —musitó sobre mi boca, presionando mi cuerpo contra el suyo. Ante mi silencio, mantuvo una mano en mi cintura y volvió a besarme; esta vez fue diferente, más ansioso. Sin embargo, mi atención se desvió cuando noté que su mano exploraba mi cuerpo más allá de lo debido.

—Controla esa mano, Malfoy —lo reprendí, separándome de él. Draco contuvo una sonrisa, levantando las manos en señal de inocencia.

—Perdón —se disculpó, dejando un pequeño beso antes de finalmente separarse de mí—. Quería ir a la terraza, pero veo que tu balcón también es encantador —dijo entonces, lanzando una mirada rápida hacia el otro lado de mi habitación.

Una hermosa puerta de estilo francés daba la bienvenida a un espacio diferente en la habitación, perfecto para disfrutar de una tarde apreciando la belleza de la naturaleza, aunque la estación actual no le hacía justicia. Aun así, la mansión lucía como una auténtica viña navideña, con decoraciones precisas que gritaban "Navidad" incluso en el arbusto más sencillo. Aunque estaba claro que la magia había intervenido en cada una de ellas, proporcionaba una sensación hogareña y familiar que uno espera en esta época del año.

—¿Por qué? —pregunté mientras avanzábamos a través de la habitación.

—Ten paciencia —aconsejó en un tono burlón, abriendo la puerta de par en par.

Realities | Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora