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—𝓒.𝓑─

—No presten atención a las preguntas que les hagan al bajar del carruaje y muestren sus mejores sonrisas —indicó mamá cuando el carruaje tocó tierra firme—. Saldrán en parejas; primero ustedes, luego nosotros les seguiremos, ¿entendieron?

Miré a Draco con temor y asentí con dudas. A partir de ese momento, todo pareció moverse a una velocidad vertiginosa; estaba saliendo del carruaje y caminando por la alfombra roja.

A su lado, me sentía como si estuviera en otro mundo, y en este momento, incluso más; desde el brillo en mis ojos hasta mi radiante sonrisa. Me sentía diferente, llena de confianza, segura de mí misma y de la compañía de Draco. Me sentía empoderada.

Desde el interior del lugar, todo se veía diferente: la decoración, el ambiente, la magia en el aire. Si no estuviera aferrándome al brazo de Draco, no podría creer lo que veían mis ojos. Como los muggles dirían, me sentía como una princesa en un cuento de hadas.

—Te veré en unos minutos. Intenta no perder la cabeza —bromeó Draco, tomando mi mano y besándola mientras sus ojos permanecían fijos en mí.

Podía sentir su felicidad en su mirada, y eso era simplemente increíble. A pesar de que debíamos separarnos momentáneamente, sus ojos no se apartaron de los míos. Tomando valor, me acerqué y besé su mejilla antes de voltear y correr en otra dirección, sonriendo tontamente y con el corazón latiendo a mil por hora.

Las debutantes estaban formadas en un salón situado arriba del salón principal, ya que bajaríamos en orden alfabético para encontrarnos con nuestros padres, quienes nos acompañarían hacia nuestras parejas y nos alinearíamos para el baile. No tardé en encontrar a Pansy y Daphne, aunque lamentablemente, no pude conversar mucho con ellas, ya que yo era una de las primeras en ser llamada. Daphne estaba cerca del medio y Pansy al final. Cada una lucía hermosa en su elección de atuendo, y no podía negar que las mujeres éramos lo mejor que le había sucedido al mundo.

La espera se hizo eterna mientras charlaba con algunas de las chicas. Mi corazón latía con fuerza, lleno de nerviosismo. Cada segundo que pasaba, la tensión aumentaba, como si estuviera a punto de enfrentar una prueba de fuego.

Una joven de aspecto enigmático se acercó a mí, con una mirada misteriosa y una sonrisa tímida. Parecía saber algo que yo desconocía, lo que aumentó mi inquietud interior. Me indicó que era la siguiente en ser presentada, y aunque dudé por un instante, decidí avanzar con valentía.

Descendí los escalones hacia el salón, y en el momento en que mis pies tocaron el suelo, la magia del lugar me envolvió. Las luces brillaban intensamente y la decoración parecía sacada de un cuento de hadas. Mi mano se aferró con fuerza al barandal, como si quisiera sostenerme en medio de un torbellino de emociones.

Realities | Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora