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—𝓒.𝓑─

A medida que se acercaba el final  de las vacaciones, todo a mi alrededor parecía desmoronarse; mi ánimo estaba hasta por los suelos, mis nervios hasta por los cielos, y ni hablar del humor que había optado en los últimos días.
La noche anterior, mamá escribió, pidiendo que regresara a casa apenas mi carta de Hogwarts llegara, y tal vez si no fuera porque Ginny se encontraba en la habitación, probablemente hubiera estallado. Las cartas me llegaban diariamente, pero yo sólo esperaba una, y aunque fuese mucho pedir, quería aferrarme en que llegaría en cualquier momento.

A decir verdad, sentía que estaba a tres cartas de perder la cabeza.

—¿Kreacher limpió la habitación de Buckbeak? —preguntó Sirius durante el almuerzo.

Quité mi vista de la ventana y la dirigí hacia él, parpadeando un par de veces antes de responder.

—Uh, sí, antes de bajar, verifiqué que lo esté hecho —Comí el pastel de Cornualles que Molly había preparado—. Aunque esta mañana actuó extraño, creo que empieza a sospechar que no soy quien cree —reí suavemente, tomando una servilleta para limpiar las comisuras de mis labios levemente manchados.

—Bueno, al menos sirvió de algo utilizar tu apellido —repuso Tonks alzándose de hombros.

George rodeó mis hombros con su brazo derecho y esbozo una sonrisa cuando su hermano mayor, Bill, fijó la mirada en nosotros, sonriendo con sorpresa y luego pretendiendo no haber visto nada.
No era algo que se hablara a los cuatro vientos, pero todos aquí sabían que George y yo teníamos algo; tampoco es que importara mucho, pero ahora procuraban no tenernos lo más alejados que podían.

—Oye, Tonks —llamé a la muchacha, recordando vagamente la carta que casi hace colapsar mi repentina paz. Una que iba dirigida a Tonks, llegó a mí, firmada por Maya Beaufort— Esta carta llegó con mi correo, es para ti.

Ella tomó la carta y frunció el ceño, mientras la examinaba detenidamente. Al cabo de unos segundos, ella rio y dijo—. Estoy segura que mi nombre no es Camila Eloise Bellerose.

Entonces bajé mi mirada hacia mi regazo, en donde la carta de Tonks se encontraba perfectamente colocada. Rápidamente tomé la carta que le entregué por error y la intercambié por la suya.

—Lamento la confusión, estaba buscando una lechuza y tomé la tuya, espero que no te moleste —se disculpó mientras abría la carta.

Mi mirada siguió plasmada en el remitente. Estaba segura de que esto no podría ser una simple casualidad. Negué rápidamente cuando ella alzó la mirada hacia mí, esperando una respuesta.

No perdía nada preguntando.

—¿De casualidad esa tal Maya ahora se apellida Snyde? —solté de repente, Tonks alzó las cejas con sorpresa y asintió.

Realities | Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora