[𝕽] El cambiar de universo comenzó siendo un simple juego para Camila; jamás imaginó que su vida cambiaría en una simple noche.
Conocer a Draco Malfoy fue lo mejor que pudo ocurrirle, pero enamorarse de él fue sólo el inicio de su destrucción.
Tal...
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𝕽| 𝒄. ₀₄₆ —𝓒.𝓑─
Después de pasar la página del libro que tenía entre manos y mirar de reojo el pergamino de al lado, solté un suspiro profundo, la frustración invadiendo mis sentidos. Froté mis ojos con fuerza, sintiendo la agotadora tensión en mis hombros. Arrojé la pluma con un gesto brusco sobre la mesa, y las lágrimas brotaron sin control por mis mejillas, convirtiendo el momento en algo aún más abrumador.
—¿Qué sucede? —preguntó Draco, levantando la mirada de su libro de texto, su expresión reflejando desconcierto y preocupación.
Al abrir la boca, las palabras se quedaron atrapadas en mi garganta. Era algo tonto, lo sabía. No debería estar sintiéndome así, pero simplemente no podía evitarlo.
Draco frunció el ceño ligeramente y luego dejó escapar una pequeña risa. —No pensaré que es una tontería —comentó con voz suave, extendiendo su mano sobre la mesa y acercándola a la mía.
¿Acaso era posible que entendiera lo que pasaba por mi mente?
—Parece que sí lo piensas —respondí al instante, como si él también pudiera leer mis pensamientos.
Alejando esa idea de mi cabeza, volví a observar lo que tenía escrito en mi redacción, sintiendo una inmensa impotencia al ver los numerosos garabatos que había trazado sobre ella y las horribles manchas de tinta que ni siquiera había intentado corregir.
La frustración me abrumaba.
—No puedo descifrar estas runas. No tengo ni idea si las copié mal del pizarrón o si este diccionario es completamente inútil —cerré el libro de un golpe, dejando que la tapa se abatiera con fuerza—. La profesora Bathsheda dijo que estarían en los TIMOS.
—Tranquila, Elle, los exámenes serán en junio, tienes tiempo suficiente para arreglarlo —trató de animarme.
—¿Y qué mes crees que es? —repliqué, sintiéndome aún más frustrada.
—Noviembre —respondió, conteniendo la risa ante mi expresión.
Solté un suspiro exasperado y, sin muchas ganas de presenciar su risa, incliné mi cabeza y la apoyé entre mis brazos sobre la mesa. Al menos intentaría descansar mi mente por un rato, o al menos, tratar de relajarme.
No supe en qué momento los estudios habían adquirido tanta importancia para mí. No quiero decir que no los considere significativos, es solo que nunca antes había sentido tal fascinación por lograr un 100/100 o una grandiosa "E" en cada examen o tarea.
Era extraño.
Unas manos curiosas recorrieron mis hombros y, en otras circunstancias, me habría sobresaltado ante ese contacto. Sin embargo, la suavidad relajante de las manos de Draco era precisamente lo que necesitaba en ese momento. No pasó mucho tiempo haciendo masajes en mis hombros; luego sentí cómo tironeaba suavemente de mi cabello, y las pequeñas corrientes eléctricas que eso generaba me hicieron sentir como si estuviera en el paraíso. Por la forma en que jugueteaba con los mechones de mi pelo, me sentí segura de dejarlo continuar, algo que normalmente no hubiera permitido debido a que mi cabello suele ser un tanto difícil de manejar.