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—𝓒.𝓑─

La primera semana de clases fue una carga distinta a la del primer semestre, aunque tenía ciertas similitudes. Estaba casi segura de que lloraba por lo menos cinco veces al día, pero la diferencia principal radicaba en que mis lágrimas se debían al estrés y no a un corazón roto.

No había pasado suficiente tiempo, y aunque moría por decir que los rumores y ataques hacia mi persona habían cesado, no fue así. A pesar de que el asunto ya no se discutía abiertamente, los comentarios susurrados en los pasillos y las miradas pesadas se habían convertido en parte de mi día a día.

De alguna manera, logré controlarme y no explotar en medio de un pasillo; en su lugar, canalizaba gran parte de mi ira y frustración en el quidditch. Goyle sufrió las consecuencias que merecían mis acosadores.

—Le dislocaste el brazo. —Draco repetía mientras regresábamos al castillo después del entrenamiento del domingo. Él reía, pero su sentido de la moral también se hacía presente.

—¡No fue para tanto! Solo le cayó la bludger y ya...

—Sin contar que cometiste un grave error como en el partido pasado, volviste a lanzar una bludger cuando no debes tocarla. Eres una Cazadora, no Golpeadora..

Al darme cuenta de que la conversación terminaría en una charla interminable sobre las reglas del juego, decidí silenciarlo tomando sus mejillas y besándolo. Era una forma muy efectiva de acallar a Draco.

—Ya lo sé, me disculparé luego con Goyle y no volveré a ser tan brusca en el juego, ¿sí, amor? —El nombre peculiar por el que llamé a Draco ocurrió de forma natural, y obtuve un efecto que no me esperaba del todo.

Al parecer, Draco quedó fascinado con la idea de que lo llamara "mi amor". Su sonrisa llena de ilusión y el brillo en sus ojos permanecieron por el resto del día, cambiando el rumbo que tenía previsto.

Todo era nuevo para ambos. A pesar de que, desafortunadamente, no era mi primera relación, cada situación se sentía como si lo fuese.

¿Hay una forma específica de describir las primeras etapas de una relación? Tal vez no, pero la magia, la calidez que abraza tu pecho y la ilusión son sensaciones que podrían destacarse. Todo se entremezcla y, junto con otros factores, crea un sentimiento indescriptible.

Puede que Draco no sea el primero al que llamo "mi novio", pero sí es el primero que se siente como tal. Aunque no soy una persona cursi por naturaleza, con él no me siento avergonzada de expresar lo que siento, ya sea llenándolo de besos en momentos inesperados, susurrándole cosas dulces al oído, o expresando mi afecto con detalles.

Me gusta hacerle saber lo importante que es para mí.

Con Draco, estas acciones dejan de ser imposibles de decir o hacer; todo es genuino y muy placentero. Me gusta que él también sienta lo mismo.

Realities | Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora