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—𝓒.𝓑─

Si ser una persona de tradiciones solía ser lo mío, probablemente el día martes fue el más inusual y deprimente que pude haber pasado. Ya no importaba cuanto rieran a mi lado, o cuantos chistes sobre la noche anterior salieran a relucir en el desayuno, mucho menos el reciente altercado entre Harry Potter y Angelina Johnson. Simplemente no podía dejar de mirar a Draco, sentando frente a mí con otro libro en la mano y metiendo trozos de fruta con la otra. Tan sereno, tan... bien.

—Sólo te ruego que no arruines nuestra imagen —volvió a repetir Pansy, limpiando unas lagrimas que cayeron sobre su rostro—. ¿De verdad tenía que ser un Weasley, Camila?

Lo miré fugazmente y noté como sus ojos se detuvieron sobre un punto fijo en su lectura, como si estuviera atento a la conversación y esperase mi respuesta.

—Bueno... él es...

—¡Un Weasley! —terció Daphne, tan indignada como Pansy—. Saben que nunca me entrometo en sus asuntos, pero enserio, Camila, ¿George Weasley?

—Aunque no sea de nuestro agrado, sus sentimientos por Camila son honestos, y apuesto a que la hará feliz.

No hubo necesidad de llevar mi mirada hacia él, pues, ya tenía un buen rato observándolo, pero esta vez con la boca abierta y las emociones amenazando en salir de una manera nada agradable.

¿Acaso Draco dijo eso?

Todos se encontraban mirándolo con tanta sorpresa como yo, inclusive Theo le pregunto dos veces a Pansy si Draco dijo eso, pero el rubio simplemente se limitó a alzarse de hombros y continuar leyendo.

—Como sea, con Draco no podemos contar —repuso Pansy poniendo los ojos en blanco—. Óyeme bien, Camila, te advierto que si...

—Pansy ya déjala en paz, ¿no ves que ella ya decidió? Eligió estar con él, llevan saliendo varias semanas —replicó Draco, tirando su libro dentro de su mochila. Pansy se quedó helada ante su tono y al momento en que pareció que diría algo, Draco la silenció tomando sus pertenencias y saliendo fuera del comedor a pasos largos.

—¿Quién se cree que es? —dijo con indignación hacia nosotros, pero nadie respondió. Pesadas miradas cayeron sobre mí, ocasionando que soltara una fingida tos y desviara mi mirada hacia un lado. Pansy se aclaró la garganta y soltó una risa nerviosa—. Bueno... ¿creen que Umbridge nos supervise hoy?

Y de esa forma todos volvieron a sus típicas pláticas mañaneras, hasta que una visita en particular llegó a la mesa, obligándolos a callar al instante y a mirarme furtivamente.

—Vamos —musitó George, tomándome de la cintura y ayudándome a salir de la
mesa con las miradas de mis amigos sobre mí hasta salir del comedor—. ¿Cómo amaneciste? Parece que no dormiste muy bien.

Realities | Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora