[𝕽] El cambiar de universo comenzó siendo un simple juego para Camila; jamás imaginó que su vida cambiaría en una simple noche.
Conocer a Draco Malfoy fue lo mejor que pudo ocurrirle, pero enamorarse de él fue sólo el inicio de su destrucción.
Tal...
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𝕽| 𝒄. ₀₃₉ —𝓒.𝓑─
El segundo día de la semana transcurrió con calma y de cierta forma, lo sentí menos atareado que otros, aunque mi cabeza no parara de trabajar. Empezaba a sentir confundida acerca de todo y cada vez perdía más las esperanzas de apaciguar las cosas con Draco.
El clima nuevamente pareció alinearse con mis emociones a lo largo del día, y a las siete con diez, me encontraba caminando hasta el campo de quidditch para el entrenamiento de Gryffindor, quedé empapada en cuestión de minutos. El cielo estaba gris oscuro y tormentoso, sentí un gran alivio cuando llegué a los vestuarios, cálidos e iluminados, pese a saber que la tregua sólo era pasajera.
De allí salía todo el equipo y apenas alcancé a intercambiar unas cuantas palabras con George antes de ir hacia las gradas con mejor vista bajo las pesadas miradas de los equipo contrario e intervenciones de la capitana, Angelina Johnson.
Inflé mis mejillas y lancé un hechizo de sacado contra mi ropa, rápidamente conjurando un paraguas que salió de la punta de mi varita con aspecto apenas visible pero eficaz. Me sentí afortunada de mi posición ya que el equipo de Gryffindor parecía no pasarla nada bien; luchaban contra el fuerte viento y neblina, que naturalmente, no permitía ver absolutamente nada del campo (ni siquiera a los jugadores).
Un recuerdo fugaz de mi primer partido de quidditch luego de un largo tiempo golpeó mi cabeza; todo era tan diferente, desde el clima hasta las situaciones. Se supone que llevaba preparándome por meses para afrontar las consecuencias de mis actos, sin embargo, terminé haciendo todo lo contrario. A diario me cuestionaba si esto era lo correcto, a pesar de haber logrado sobrevivir más de un mes desde que iniciaron las clases y comencé una relación con George Weasley.
Nunca quise alejarme de Draco, aunque hice nada para evitarlo... y él no luchó lo suficiente para hacerlo. Sí, también pensaba mucho en lo sucedido entre ambos, las palabras casi prometidas y el verano que se escabulló entre mis manos — pensaba en todo lo que dijo y en si tomé la decisión correcta... todo apuntaba a que sí. Draco nunca me dio una respuesta clara ante el mayor inconveniente de nuestros problemas: las nuestras entre nosotros; normalmente tenía la misma respuesta y me bastaba con sus acciones para sacar desmenuzar lo que ocurriría, pero me atreví a ignorarlo durante gran parte del verano y simplemente disfruté de la situación.
Ahora mismo me arrepentirá; no había momento en el que no deseara que fuera él a quien llamo mi novio.
De cierta forma, todo esto lo hice por mi bienestar, aunque me arrepintiera cada maldito segundo y llegara a detestarme... pero tenía que recordarlo: Draco no hizo nada para cambiar, lo que pasamos no fue suficiente; esa es la cruel realidad.
George pasó volando cerca de mí, lo cual me causó sorpresa ya que apenas se podía ver a algún otro jugador.
—¡Hola! —saludó con el bate de golpeador, dando una vuelta y perdiéndose entre el pesado clima.