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—𝓒.𝓑─

A pesar de la gran cantidad de deberes que nos habían asignado los profesores para las vacaciones, decidí adelantar todo lo que pude y luego disfrutar de una de mis temporadas favoritas: la Navidad. La sala común estaba más concurrida de lo habitual, ya no era un lugar tranquilo para descansar. La espaciosa mazmorra de Slytherin parecía más pequeña debido a que sus ocupantes hacían más ruido en esos días.

En aquel momento, una densa nevada cubría el castillo y sus alrededores. El carruaje de Beauxbatons, de un tono azul claro, parecía una gigantesca calabaza cubierta de hielo y escarcha, al lado de la cabaña de Hagrid, que se asemejaba a una casita de chocolate con azúcar glas encima, el contraste era notorio. Incluso el barco de Durmstrang tenía sus compuertas heladas y mástiles cubiertos de escarcha. En las cocinas, los elfos domésticos preparaban guisos calientes y deliciosos, así como postres exquisitos. La única que parecía encontrar motivo para quejarse era Fleur Delacour.

—Toda esta comida de "Hogwag" es demasiado pesada —la oímos decir una noche en que salían tras ella del Gran Comedor (Ron se ocultaba detrás de Harry, para que Fleur no lo viera)—. ¡No voy a "podeg lucig" la túnica!

Ron había hecho un completo ridículo al intentar invitarla al baile de navidad.

—¡Ah, qué tragedia! —se burló Hermione cuando Fleur salía al vestíbulo—. Vaya ínfulas, ¿eh?

—¿Con quién vas a ir al baile, Hermione?

Ron le hacía aquella pregunta en los momentos más inesperados para ver si, al tomarla por sorpresa, conseguía que le contestara. Sin embargo, Hermione no hacía más que mirarlo con el entrecejo fruncido y responder—: No te lo diré. Te reirías de mí.

—¿Bromeas, Weasley? —dijo Draco Malfoy tras nosotros— ¡No me dirás que ha conseguido pareja para el baile! ¿La sangre sucia de los dientes largos?

—He practicado algunos hechizos y no te gustará saber lo que soy capaz de hacer —advertí, cambiando mi expresión rotundamente y rebuscando mi varita entre mis bolsillos.

Harry y Ron se dieron la vuelta bruscamente, pero Hermione saludó calladamente a alguien detrás de Malfoy—: ¡Hola, profesor Moody!

Observé la graciosa reacción de Draco, el cual se palideció y retrocedió de un salto, buscando al profesor con la mirada, pero Moody estaba todavía sentado a la mesa de los profesores, terminándose el guiso.

—Eres un huroncito nervioso, ¿eh, Malfoy? —dijo Hermione mordazmente.

Oí a Draco soltar un bufido y en menos de un segundo, su mano rodeó mi muñeca y me jaló hacia él.

—Tú te quedas conmigo —musitó al notar que me iría junto a mis amigos, los cuales se quedaron alertas a unos metros.

—Los veo luego —me despedí de ellos con la mano. Hermione abrió la boca como si fuera a protestar, pero simplemente no dijo nada. Harry volteó a verme rápidamente y susurró algo en el oído de Ron, quien rodó los ojos y se fue junto a ellos.

Realities | Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora