Capítulo 34

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Tres días pasaron desde que Ricky se fue de gira, y Ruby parecía estar cada día peor, o era lo que sentía cada mañana al despertar, extrañaba muchísimo a Ricky pese a que platicaban un largo rato antes de dormir, ella simplemente se sentía diferen...

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Tres días pasaron desde que Ricky se fue de gira, y Ruby parecía estar cada día peor, o era lo que sentía cada mañana al despertar, extrañaba muchísimo a Ricky pese a que platicaban un largo rato antes de dormir, ella simplemente se sentía diferente, quizá hasta un poco sola, pues tampoco podía hablar tanto con sus amigos de Kaiser Chiefs.

Tom no quería presionarla, pero ella simplemente se negaba a hablar con él. Esos días pasó por ella a Black Market Music, la llevaba a su departamento y después de casi cinco minutos de estar ahí ella simplemente se ponía a llorar por un largo rato, él la abrazaba y se quedaba con ella hasta que lograba calmarse o se quedaba dormida ya cansada de tanto llorar.

Para esa noche él ya iba preparado para otra ronda de llanto, entró a la tienda y vio a Stefan el fondo, decidió ir con él.

— Stefan, ¿te puedo interrumpir?— Tom estiró la mano y Stefan la estrechó.

— Dime— dejó una guitarra en su lugar.

— Yo sé que tú y Brian saben qué le pasa a Ruby; Brian no me va a contar, pero tú debes decirme— suspiró cansado. –Desde año nuevo no ha sido la misma, y desde hace cuatro noches no hace más que llorar por horas cuando llegamos a su departamento, dime qué tiene...

— Tom, yo...— interrumpió Stefan.

— Por favor— pidió casi como suplica.

— Supongo que no ha tenido unos buenos días, solo dale su espacio— sugirió Stefan.

— Estaba pensando en hablar con Ricky o Simon, probablemente ellos sepan qué pasa con ella, o quizá puedan hablar con ella— habló Tom y jaló una silla para sentarse.

— Ellos están de gira— interrumpió Stefan.

— ¿Qué hago?— preguntó desesperado.

— Yo sé que no es fácil, incluso aquí no la está pasando bien... Simplemente no la dejes, no ahora mismo— Stefan le palmeó la espalda y se fue.

Tom se puso de pie y fue a buscar a Ruby, ella estaba recargada en su escritorio luchando por no quedarse dormida.

— Ruby, vamos a cenar...

— No tengo hambre— interrumpió.

— No te pregunté, llevas cuatro días sin querer cenar, no tengo idea si comes aquí. Así que esta noche vamos a cenar, no me importa que no quieras hablar conmigo, al menos come algo— pidió él, Ruby pudo notar la cara de preocupación de Tom.

— De acuerdo— Ruby tomó sus cosas y salió primero que Tom.



Esa noche regresaron a McDonald's, tenía tiempo que no iban a ese lugar. Tom le compró una cajita feliz y eso hizo sonreír a Ruby, ahora tenía un lindo Pony rosa.

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