Después de un mes de lectura
frenética, decido con inmenso alivio quela fenomenología es una tomadura de
pelo. De la misma manera que las
catedrales siempre han despertado en mí
ese sentimiento próximo al síncope quese experimenta ante la manifestación de
lo que los hombres pueden construir para rendir homenaje a algo que no
existe, la fenomenología acosa miincredulidad ante la perspectiva de que
tanta inteligencia haya podido servir una
causa tan vana. Como estamos en
noviembre, por desgracia no tengo
ciruelas Claudias a mano. En tal caso,
once meses al año a decir verdad,recurro al chocolate negro (70 % de
cacao). Pero conozco de antemano el
resultado de la demostración. Si tuviera
la posibilidad de saborear el patrón de
prueba, seguro que me partiría de risa
leyendo, y un bonito capítulo como«Revelación del sentido final de la
ciencia en el empeño de "vivirla" como fenómeno noemático» o «Los problemas
constitutivos del ego trascendental»
podría incluso matarme de risa; caería
fulminada en mi mullida poltrona, con
zumo de ciruela claudia o hilillos de
chocolate rodando por las comisuras de
mis labios.
Si se quiere abordar la
fenomenología, hay que ser conscientedel hecho de que se resume a una doble
interrogación: ¿de qué naturaleza es la
conciencia humana? ¿Qué conocemos
del mundo?
Empecemos por la primera.
Hace milenios que, desde el
«conócete a ti mismo» hasta el «pienso luego existo», no se deja de glosar estairrisoria prerrogativa del hombre que
constituye la conciencia que éste tienede su propia existencia y, sobre todo, la
capacidad que tiene esta conciencia detomarse a sí misma como objeto.
Cuando algo le pica, el hombre serasca y tiene conciencia de estar
rascándose. Si se le pregunta: ¿qué
haces? Responde: me rasco. Si se lleva
más lejos la investigación (¿eresconsciente del hecho de que eres
consciente de que te rascas?), responde
otra vez que sí, y así con todos los «eres
consciente» que se puedan añadir.¿Alivia en algo su sensación de picor el saber que se rasca y que es consciente
de ello? ¿Influye acaso de manerabeneficiosa la conciencia reflexiva en la
intensidad del picor? Quia. Saber que auno le pica y ser consciente del hecho de
que se es consciente de saberlo no
cambia estrictamente nada el hecho deque a uno le pique. Y desventaja
añadida, hay que soportar la lucidez que
resulta de esta triste condición, yapuesto diez libras de ciruelas Claudias
a que ello acrecienta una molestia que,en el caso de mi gato, un simple
movimiento de la pata anterior basta
para aliviar. Pero resulta para los
hombres tan extraordinario, porque ningún otro animal lo puede y porque asíescapamos a la bestialidad, que un ser
pueda saberse sabiendo que se estárascando, que esta prelación de la
conciencia humana parece para muchos
la manifestación de algo divino, algoque en nosotros escapa al frío
determinismo al que están sometidas
todas las cosas físicas.
Toda la fenomenología se asientasobre esta certeza: nuestra conciencia
reflexiva, marca de nuestra conciencia
ontológica, es la única entidad ennosotros que vale la pena estudiarse
pues nos salva del determinismo
biológico.
Nadie parece consciente del hechode que, puesto que somos animales
sometidos al frío determinismo de las
cosas físicas, ello anula todo lo anterior.
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La elegancia del erizo
De TodoLa elegancia del erizo es un pequeño tesoro que nos revela cómo alcanzar la felicidad gracias a la amistad, el amor y el arte.