(3) All I Want is You (Adrinette/LadyNoir) AU (+18)

*.◦ °◦✯◦°◦ Capítulo 5 ◦ °◦✯◦°◦.*

—Disculpe, ¿conoce Chat Noir? —la familiar pregunta dejó sus labios. —Es súper alto, cabello rubio, atractivo, quizá usa una camisa en las caderas y sale con 4 chicos más, uno de ellos tiene el cabello rapado, da un poco de mied-

—Lo lamento, no puedo ayudarte. —Interrumpió el bartender. Marinette lentamente regresó al piso, ya que había estado de puntillas, apoyándose en el counter.

«Siempre era así. O las personas confundían a Adrien con uno de los que trabajaban del viejo o de plano no tenían ni idea de quién era Adrien. Era tan diferente en prisión. Todos conocían a Adrien ahí. »

Marinette había pensado que Adrien también era popular en el exterior...

Pero claro, no estaba buscando en los lugares correctos, ¿no? »

Con pasos derrotados salió del club, y agarro la correa de Fang que esperaba mirando a todos los que pasaban. Marinette no se atrevía a beber ni un poco durante su búsqueda. Ya había rodeado los lugares peligrosos cerca de las áreas de Le Papillon, de las cuales le habían advertido hace unas noche. No le gustó lo que vio: hombres con trajes, quizá pudriéndose de dinero, saliendo de sus elegantes autos y entrando a los clubs. Marinette se preguntó: «¿cuántos de esos hombres eran amigos de Hawk Moth? Aunque quizá unos cuantos querían hacer negocios con él o 'entretenerse' en sus clubs. Era obvio que no estaría cerca de ahí y por eso no tenía razón para ir por ahí. »

Suspiró, pausando un momento.

«¿Qué estaba haciendo en un lugar así? Era solo que..., no sabía en dónde más buscar. Los chicos y Hawk Moth eran enemigos, así que tenían que cruzar caminos de cuando en cuando, ¿no? ¿Cuántas áreas criminales podían haber en la ciudad? Era tarde. Deberían irse a casa. Habían fallado una noche más en encontrar a Adrien o a alguno de los chicos del círculo. Pero no quería rendirse, aún podía seguir caminando. »

Saliendo de ese lado de la ciudad tan rápido como podía, los pasos de Marinette disminuyeron hasta que estuvo caminando sin rumbo por las calles.

«¿Qué haría si nunca lograba encontrar a Adrien? ¿Adrien podría esconderse para siempre en París? »

Marinette se detuvo, alzando la mirada hacia el cielo. La luna estaba brillando, las estrellas estaban claras y resplandecientes.

«¿Adrien estaba viendo el mismo cielo ahora? La pequeña consolación que podía encontrar en esta situación era que mientras vivieran bajo el mismo cielo, siempre tendrían la oportunidad de volver a verse. »

Bajó la mirada y regresó a la tierra.

«Sí, claro. Evita estar en las nubes Cheng. París es una ciudad enorme. Como si de verdad fueses a chocar con Adrien aún si caminas la noche entera. Él quizá estaba en algún club, de marcha... Ese bastardo. »

Marinette estaba por seguir caminando cuando algo hizo que Fang gruñera, eso la hizo girar e hizo que su corazón se detuviera por algunos segundos. Creyó que acababa de ver una sombra; una figura moviéndose lejos de su campo visual. Su cuerpo se congeló mientras veía la calle.

«¿Alguien estaba escondiéndose de ella? ¿Alguien estaba siguiéndola, vigilándola? »

—Ahí no hay nadie bebé, andando —Jaló a Fang y apartando la mirada del lugar oscuro en la esquina de ese callejón, Marinette echó unas cuantas miradas alrededor de ella, en cada dirección.

«No podía ver a nadie más. Tal vez era su mente jugándole trucos»

Se dijo a sí misma en un intento por calmarse. De cuando en cuando tenía esa extraña sensación que le indicaba que no estaban solos, pero quizá solo era una idea tras todas las historias de terror que había escuchado sobre Le Papillon. Aunque ciertamente no quería ser secuestrada.

Resistiendo la tentación de regresar al callejón y cerciorarse de que no había nada ahí, dio una última mirada al lugar antes de obligarse a caminar rápido, casi corriendo.

«Esto no era la prisión. Ella no sería tan hábil como para meterse en problemas aquí también, no quería que nadie le hiciera una emboscada..., especialmente no cuando Adrien no estaba a su lado. »

Marinette no se relajó hasta que estuvieron lejos de ese lugar, pero solo para asegurarse echó miradas tras ella de cuando en cuando. Su siguiente problema vino cuando se detuvo frente a su casa.

Ya pronto amanecería. Sus padres no estarían contentos al saber que había llegado tardísimo, OTRA VEZ. Sus aventuras nocturnas parecían agregar tensión en su casa.

Marinette se preguntó: «si sus padres pensaban que no era nada bueno que saliera de marcha. »

Tan silenciosa como pudo, abrió la puerta y entró. Nadie los estaba esperando en el pasillo, al menos, así que Marinette esperaba que ni sus padres ni Brid estuvieran despiertos. Eso, en caso de que Brid estuviera en casa esta noche. Su hermana estaba dejando lentamente la casa y haciéndose un nuevo camino por ella misma de nuevo. Desde antes de que Marinette entrara a prisión, Bridgette había estado buscando departamentos.

Era el turno de ella para mudarse...mientras que Marinette estaba de regreso en casa. Se escabulló hasta su habitación con Fang siguiéndola y en cuanto llegó ahí, lo primero que hizo fue lanzarse a su suave cama y Fang a su lado hizo lo mismo.

Eso se había vuelto un cómodo y bonito habito, Fang había aprendido a subir a su cama desde una escalera que había pedido a su padre y cada noche o madrugada el cocodrilo se dejaba caer a su lado y dormía plácidamente, la piel de Fang era fría y dura pero a Marinette le parecía confortante eso, la hacía sentir cómoda y tranquila de una forma poco convencional.

«Estaba cansada, pero aliviada. Había llegado a salvo esta noche también... ¿Ves? No necesito de tu protección Adrien. »

Estiró sus músculos sobre la cama.

«Bueno, había mentido cuando estaba por las calles. »

Las piernas sí le dolían, pero tenían que aguantar una noche más de dolor y quizá unas más después de esa. Sabía que debía pasar algunas noches en casa y pasar tiempo con sus padres, sin mencionar que descansar. Pero eso significaba posponer su búsqueda de Adrien. Sabía que se volvería loca si se quedaba ahí, deseando estar afuera buscándolo. Echando una mirada por la ventana, Marinette pudo ver la luna y las estrellas otra vez.

«Gatito, ¿ves el cielo? Es hermoso...'»

Marinette cerró los ojos y no pasó ni un minuto antes de que se durmiera.