Capítulo 1 ✔

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El día de mi quince aniversario fue un día como cualquier otro para mí, aunque un poco especial ya que era mi cumpleaños.

Lo único que hacíamos era repetir la misma rutina que cada año ( pero ano me molestaba no es equivoquéis) : mi madre ( Rumina ) y mi padre ( Alberto ) preparaban algún pastel para celebrarlo, mi hermanastro ( Julio ) se pasaba el día intentando hacerme alguna que otra broma para hacerme reír ¿y yo? bueno, yo me pasaba el día intentando recordar alguna cosa que me diera alguna pista que me indicara que paso conmigo hace ya diez años, por algún motivo tenía la impresión de que solo me acordaría un día por mi cumpleaños.

No es que no quisiera estar con ellos ya que son lo más parecido a una familia que conozco (aunque tienen alguna cosa extraña, siento como que me están ocultando algo), pero no quiero ser una molestia para ellos. Ya llevo diez años con ellos y aún no he conseguido decirles nada acerca de quién soy o de mi procedencia y no quiero abusar de la amabilidad que han tenido conmigo teniendo en cuenta que no me conocían.

Os haré un pequeño resumen para que entendáis lo que estoy diciendo:

Hace diez años mis actuales padres ( Rumina y Alberto ) me encontraron en medio de un bosque inconsciente, para ese entonces tenía 5 años, como no querían dejarme sola tal y como me encontraba, decidieron llevarme a su casa para ayudarme.

Cuando desperté no recordaba nada , ni quién era, ni de dónde venía. Lo único que era capaz de recordar era que tenía cinco años, más allá de eso nada. Al no querer mandarme a un orfanato o dejarme a mi suerte con algún desconocido, decidieron acogerme en su casa. Al no acordarme ni de mi nombre ni de mi fecha de nacimiento, decidieron llamarme Ayla y que el día que me encontraron (20 de julio) fuera el día de mi cumpleaños.

Descubrí que tenía un hermanastro 4 años más grande que yo, pero que no se encontraba en casa porque había ido de acampada unos días con sus amigos. Él llego en poco más de una semana si no me falla la memoria. Cuando le contaron sobre mi situación y porque me encontraba allí lo que izó fue abrazarme y decirme: bienvenida a la familia (debo admitir que me puse a llorar porque me aceptará, ya que tenía miedo de que me rechazara al ser una desconocida).

Después pasaron los años entre los cuales me iba encariñado cada vez más a esa familia, hasta llegar al día de hoy.

Una guardiana como LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora