Valía la pena romper todas esas reglas por un chico como él. Regla numero uno: Nada de citas a ciegas. Después de haberse enfrentado a muchas citas a ciegas obligada por sus amigas Marina Allier no está dispuesta a volver a tener otra cita a ciegas con ninguno de los chicos de su instituto... Hasta que su mejor amiga le pidió un favor y conoció Alberto Gritti. Si hubiera sabido lo guapísimo que era, no habría protestado. Regla numero dos: Nada de besos en la primera cita. El problema fue que después de una sola cita con Alberto, Marina quería mucho más que besos lo cual debería haber sido motivo suficiente para no tener una segunda cita. Pero no lo fue. Regla numero tres: Nada de enamorarse. Marina había decidido tener un romance sin ataduras hasta que Alberto empezó a hablar de amor.