Extra: Felices fiestas.

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Este relato se desarrolla antes de Karma en víspera de año nuevo, según la línea de tiempo de la novela.

Angela.

El peor crítico de una mujer es otra mujer, la mayoría teme al qué dirán los hombres sin detenerse a analizar que el examen lo harán las personas de nuestro mismo género. En vez de unirnos y darnos ánimos, murmuramos en el oído de otra señalando la vestimenta, el peinado, el peso.

Sin saber que a lo mejor la chica que se maquilla mucho no es porque quiera ser vanidosa, a lo mejor solo quiere disimular el rastro del acné que dejó su adolescencia.

No analizamos que la mujer de ropa ancha no es desgarbada, no es que quiera parecer un hombre, de pronto no se siente cómoda con su cuerpo y por ello evita la ropa ceñida.

Me ven y me miran mal, se ponen a la defensiva porque creen que he llegado a coquetear y no tienen idea de que modifiqué mi cuerpo en busca de la seguridad que me quitó ser una niña gorda desde los 10 a los 16 años. Se burlaron tanto de mí y recibí tantos rechazos por parte del sexo opuesto que me moldee con el fin de no tener ningun tipo de inseguridad.

Modifiqué mi cuerpo como quise en vano, porque pasé de ser la chica "Obesa" a la mujer "Buscona" que los hombres querían solo por un rato y las mujeres evitan porque les baja el autoestima. Me acostumbre a los celos de otras, a que mi mismo género me evite.

Santiago se me viene a la cabeza, «Él no». A él lo saco de ese grupo de personas porque es un hombre excepcional y me trata como si fuera una dama. «No conoce todo de mí», pero se comporta de una forma tan bonita que prefiero no ilusionarme, ya que nadie es tan perfecto y los perfectos no congenian con mujeres como yo.

La soledad es amarga, pero las decepciones también y a mí ya me han dejado de lado muchas veces como para querer experimentar en una de las épocas más difíciles de mi vida, donde en vez de renacer doy vueltas en un mismo círculo siendo el mal soldado que no supera el operativo fallido del Hipnosis.

En la FEMF nos preparan para todo, hasta para lo que me pasó y por ello todos los días me pregunto, ¿Por qué no lo dejo pasar? Parece que no soy tan buen agente como creía y no quiero que nadie lo note.

Cruzo los brazos sobre mi pecho supervisando el entrenamiento matutino de rutina. Christopher Morgan está trayendo lo mejor de los mejor al ejército Londinense y tales personas se están preparando para ser soldados con un solo chip y es "Ataca, mata y aniquila primero que al enemigo no se le dan segundas oportunidades".

Como militantes tenemos valores, pero el coronel Morgan quiere que ya no hagan parte del ejército.

—¡Más rápido! —exijo desde mi puesto— ¡Los veo flojos, lentos y dispersos!

Anoto a los que tienen potencial levantando la vista cuando presiento la llegada de la mujer que atraviesa el campo viniendo a mi dirección. Rachel James hasta embarazada se ve sexy y más cuando usa los camuflados con top que le dejan ver la panza que cada día crece más.

No soy la única que lo piensa, su marido también al estar recostado en una de las barandas del edificio administrativo siguiéndola con los ojos. No sé si están demasiado enamorados o demasiado apegados emocionalmente uno al otro que se andan mirando todo el tiempo.

—Teniente Klein —me saluda con una sonrisa—. Tu móvil me trajo, lo dejaste en el escritorio y Santiago te ha llamado tres o cuatro veces en toda la mañana.

Desde ayer en la tarde ha querido contactarse y muero por contestarle, pero como dije no quiero decepciones

—Oh, gracias —ahora soy yo la que sonríe recibiendo el aparato.

LUJURIA  - (Ya en librerías)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora