CAPÍTULO 68

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Rachel.

Un día a la vez.

Tres semanas, 21 días, 504 horas sin HACOC: Me encuentro en una cama rodeada de monitores y jeringas, mi muralla de fortaleza cayó, así como se agotó la poca fuerza que tenía. Perdí peso y la pena moral me carcome al sentirme sola en un lugar tan lejano. El tratamiento arrasa conmigo, es doloroso inhumano y agresivo.

Seis semanas, 42 días, 108000 horas sin HACOC: Reece redujo un treinta por ciento del veneno y poco a poco me van quitando jeringas, Cho está escribiendo este diario por mí y yo le dicto lo que pienso ya que las fuerzas no me llegan todavía. La depresión me consume el alma y lloro todas las noches. Este calvario me consume quitándome la voluntad.

Me duele el no poder consolarme en el hombro de alguien y la carta de mi amiga solo saco más lágrimas. Mi médico no se me despega y cuando medio recopilo un poco de energía la desperdicio en mi otra adicción. En esa que tiene una C y una M como iniciales. Su ausencia merma los pasos que debo emprender en mi tratamiento.

Nueve semanas, 63 días, 1512 horas Sin Hacoc: No hay monitores, no hay jeringas. Hoy el césped verde toca mis pies y escribo este diario a puño y letra con Reece frente a mi vigilándome de cerca. Hay un 40 por ciento menos de HACOC en mi sangre ya que decidí darle el sí a mis toxicolos sometiendo a un doloroso experimento que logro sacarme de la cama.

Los miedos mermaron gracias a Cho, ya puedo compartir con otros pacientes y un psicoterapeuta lidia con la dependencia sexual que me hunde en la depresión y en episodios largos de ansiedad.

10 semanas, 70 días, 168 Dias sin HACOC: Tengo dos amigos; Frank un canadiense adicto a la metanfetamina y Melania una australiana que tiene seis meses de embarazo. Conocí a la chica en el comedor y es adicta al HACOC hace tres años, su padrastro la sometió y el niño que viene en camino trae una malformación en los pies, su cerebro no se desarrolla como debería y ella se la pasa más en cama que de pie.

Reece quería que conociera a Melania, mi médico es condescendiente, pero como todo Morgan es inhumano a la hora de hacerte aterrizar y mi compañera es la explicación perfecta del porque debo realizarme la cirugía anticonceptiva cuanto antes.

¿Qué clase de persona seria si traigo hijos anormales al mundo? ¿Con que derecho los condenó así? ¿Y con qué derecho me condeno yo a un tortuoso embarazo?

En este estado de depresión y ansiedad me doy cuenta que no hay algo más bello que la felicidad. Yo quiero tocarla y tenerme de vuelta. Quiero controlar mi vida, mi paz, mi calma.

Seria ingrato de mi parte decir que Reece no ha sido un gran apoyo, porque lo es. Es a quien veo cada vez que me levanto y es el último rostro que veo antes de dormir.

Doce semanas, 84 Días, 2016000 horas sin HACOC; Melania murió en la madrugada, se le adelantó el parto, no lo soporto y ahora su bebé está en cuidados intensivos. Fue un bofetón a la poca paz que tenía, pero según Reece ella sabía lo que conllevaba el embarazo y no quiso detenerlo.

Entre en crisis otra vez, la muerte de Melania trajo el recuerdo del asesinato de Fiorella y aunque compartí poco con ambas fallecieron con el anhelo de ver a sus hijos. Ya no quiero estar aquí, pedí hablar con mi familia y no me dejaron, rogué hablar con Christopher y tampoco. No entienden que en este estado se busca refugio en la voz y en los brazos de alguien.

Cho dice que debo ser fuerte, valerme de mi misma y no ligar mis emociones a nadie, quiere que escale esto sola aun sabiendo que ya recorrí este camino antes. Se vale de la excusa de que ya lo conozco, por ende, ya debo saber sobrellevarlo.

LUJURIA  - (Ya en librerías)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora