CAPÍTULO 56

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Game Over.

Christopher.

La ansiedad me carcome, siento que todo me estorba. El ambiente, el trabajo, la gente. La falta de sueño me está cobrando factura tanto como las ganas de coger.

Los candidatos y equipos políticos están reunidos en la sala de juntas. Hay que presentarle propuestas al concejo y todo el mundo trata de verse como la mejor opción.

El traje me pica al igual que las ordenes de Alex y Regina que no paran de exigir pendejadas. No los soporto y con disimulo me levanto yéndome a la ventana, yo necesito ponerle punto final a esto matando dos pájaros de un solo tiro.

Saco el móvil, busco su número y me llevo el IPhone a la oreja. La otra línea repica cuatro antes de:

—¿Qué demanda mi coronel? —contesta Rachel.

Tomo una bocanada de aire, me tiene tan cabreado y cachondo.

—¿Dónde estás? —ordene dos veces que se presentara en mi oficina y no me dan respuesta de nada.

—Trabajando —capto el sonido del tráfico— Parker me mando a investigar con Angela.

Como me jode que se pierdan cuando los necesito. Cristal me llama pidiéndome que me acerque y Regina se cruza de brazos al notar que no estoy tan concentrado como se debe.

—Termina rápido y vente para acá —demando— Te necesito en mi alcoba antes del atardecer.

—Lo siento, pero no —rompe con el formalismo— Tengo cosas que hacer y hoy no me apetece interpretar el papel de juguete.

—¿Disculpa?

—Como lo oíste, ambos sabemos que esta llamada no es con fines laborales —me dice— Y si no tienes ordenes coherentes, te agradecería que me dejes trabajar.

—¿Qué diablos te pasa? —me molesta que se ande con terquedades.

—Sabes lo que me pasa.

Pongo los ojos en blanco, no voy a soportar sus pataletas de frustrada, ayer tuvimos tiempo y salió con niñerías.

—Haz lo que te plazca —me harta.

—Lo haré...

—Bueno, suerte con ello...

—No la necesito.

Abro la boca para hablar y el pitido de la llamada me obliga a mirar la pantalla que muere en mi mano ¿Se atrevió a colgarme?

—¡Christopher! —me llama Regina.

Sacudo la cabeza volviendo a la mesa tragándome la rabia. Si quiere jugar así está bien, al igual ambos sabemos quién terminará buscando a quien.

La reunión acaba y Gauna me ataca con todos los pendientes del comando. Alex y Regina se van mientras yo solo tengo tiempo para cambiarme ya que debo encerrarme en mi oficina con Gema y Cristal.

Espero que todo este esfuerzo valga la pena; Que las trasnochadas, tratos hipócritas, cenas y obras benéficas me den el puto cargo de Alex. 

Sigo agotado y creo que se me estallara la cabeza junto con los testículos. Tengo a Rachel en la cabeza con la imagen erótica de su cuerpo desnudo frente a mi espejo tocándose las tetas con fascinación, mordiéndose los labios reluciendo el garbo lujurioso que me pone como un tren.

LUJURIA  - (Ya en librerías)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora