CAPÍTULO 55

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Rachel

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Rachel. 

Tres días después.

El trabajo no da tregua, el óculos volvió a abrir y Dalila Mascherano está al mando cosa que tiene a la mafia en la cima distribuyendo HACOC a diestra y siniestra.

Y el peso lo hemos llevado todos ya que la FEMF tiene la lupa en todos los puertos aduaneros controlando la trata de blancas. Nadie ha tenido tiempo de nada y Luisa pospuso un par de días su celebración porque Simón no para en casa.

El capitán Thompson está remplazando al coronel, ahora que está de lleno en la campaña electoral no se le ve mucho en la central, de hecho. Permanece con su equipo político (Que incluye a Regina, Sara y Alex) y los otros candidatos visitando los comandos temporales que están a lo largo de Inglaterra.

Yo como cosa rara estoy más colada que nunca. Sí, sé que lo he dicho mil veces, pero me tiene el libido por los cielos después del suplicio que me hizo pasar con lo del "Castigo" Es que lo amo tanto como lo odio.

No es cómodo lidiar con los celos que desencadena Gema, confieso que me hierve la sangre cada que la prensa postea foto de ellos juntos y ella hace su mega papel de agente político maravilla, yo ni siquiera sé que somos Christopher y yo, por lo tanto, me estoy tragando todo en silencio. Cosa que solo funciona cuando está lejos ya que cuando la veo me da un no sé qué. Que me transforma en una perra rabiosa.

—Alisten armas y preparen perímetro —avisan en el intercomunicador— Entraremos en tres minutos.

Me agacho a armar la ametralladora Heckler que cargo en el maletín. El sol mañanero se está asomando a lo lejos y estamos tras la pista de Drew y Maricarmen. La policía reportó haberlos visto en el mercado londinense.

—Es orden de captura, así que no se les puede dar de baja a menos que sea en defensa propia —le advierto a los dos soldados que me acompañan.

Alan da las órdenes finales y nos quedamos a la espera de las demandas de Thompson.

—No veo nada —avisa Simón desde el otro edificio.

Enfoco el lente de la ametralladora intentando ubicar el objetivo, los rayos solares me quitan visibilidad y la brisa feroz se confunde con las órdenes que me dan en el auricular.

—Ni yo —responde Parker que esta al otro lado del mercado.

—No estamos cubriendo toda el área —se queja Bratt.

—¡No están desplegados como debe ser! —chilla Patrick.

—¡Son órdenes de Thompson! —alega Parker y empiezan a pelearse entre sí.

—¡Alerta por el flanco sur! —avisa Alan.

Un pelotón se mueve adentrándose en la zona comercial mientras atropellan los puestos de comida que surten los mercados de la ciudad. Reconozco a Angela y Alexandra desde mi punto y me quedo en mi puesto con la fe puesta en que Drew intente huir por aquí.

LUJURIA  - (Ya en librerías)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora