CAPÍTULO 45

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A lo Morgan.

Christopher.

Si hay algo que me joda la existencia es que no pueda tener el control de una situación, el que tenga mil y un opciones y aun así ninguna me sirva.

Un secuestro sin negociación es asesinato seguro y en los tres días de búsqueda no hemos recibido llamada alguna. Me cuesta darme por vencido, pero mi subconsciente ya empieza a prepararse para lo peor.

Alex esta frente a mí, en silencio y con la mirada fija en la ventana de la camioneta en movimiento. Tiene a Laila al lado, pero esta solo le habla cuando es estrictamente necesario, está metida en su papel de soldado y debe saber que el ministro se transforma cuando se coloca el uniforme.

Es el único jerarca que veo en este rol pese a que puede controlar el ejército a su antojo sin tener que exponerse ni mancharse las manos.

Lo reparo y es como si me viera en un espejo a futuro con los mismos ojos, las mismas expresiones y los mismos rasgos duros que intimidan a cualquiera. No aparenta los cincuenta, de hecho, se ve más joven que Gauna quien es cinco años menor y lleva cuatro horas a mi lado con una ametralladora cruzada en el pecho.

Miro mi teléfono preguntándome si seré como el ministro en todos los sentidos, si tendré el mismo aire y la misma actitud de solitario después de fallar en el matrimonio que todavía no empieza, pero ya estoy declarando como fracaso total.

Desbloqueo la pantalla concentrándome en la foto de la mujer con ojos celestes, su número esta abajo y no sé porque llevo toda la mañana tratando de inventar una excusa para hablarle sin verme patético.

—Necesito que desplieguen el operativo a lo largo de Rusia —ordena Alex.

Guardo el teléfono antes de que el impulso me traicione y termine cometiendo una ridiculez.

—Ya estamos en eso señor —contesta Gauna.

—¿Si? Porque nadie me ha dado avances ni resultados que sirvan.

—Haremos lo posible...

"Haremos lo posible" —repite elevando la voz— ¡Un haremos no me sirve! Quiero soluciones no intentos de ayudar.

—No es fácil...

—Cero excusas más resultados —lo calla—Sara tiene que aparecer o rodará más de una cabeza.

—Y Marie —susurro haciendo que me clave los ojos color acero.

—Mi búsqueda es por parte y parte.

—No parece y siendo realistas le debemos más a Marie que a Sara.

—¡Cada día te pones más estúpido! —me regaña— No puedes pedirme que ponga a tu nana por encima de tu madre empezando por que sin Sara ni siquiera estuvieras respirando —empieza con los gritos— ¡Pregúntate si en mi lugar serias capaz de interponer a tu empleada por encima de tu esposa...!

—Ex esposa... —le aclaro para provocarlo— Porque no están casados y que yo sepa Sara tiene una nueva pareja.

Me come con los ojos, ni siquiera se ha percatado que tiene el ligue al lado como para andar proclamando que esta o estuvo comprometido.

La central abre las puertas y Laila es la primera en saltar de la camioneta.

—Tienes tres horas para alistar soldados y cambiar el armamento —le ordena Alex— Te necesito lista junto con la tropa que marchara a Rusia.

LUJURIA  - (Ya en librerías)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora