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Mientras Rachel se hacía los análisis con el ministro.
Luisa.
Dejo la carta en la mesa esperando la llegada de mi cita, tiene diez minutos de retraso y me he tenido que entretener con el show en vivo que ofrece el establecimiento. Le doy un sorbo a la copa de vino y lo veo bajando los escalones buscando la mesa.
Nos hemos estado mensajeando, empezamos con un tema casual y poco a poco fuimos hablando de temas en común en plan de amigos con coqueteo disimulado por parte de él.
—Hola, hola —saluda Alan tomando asiento— Perdona el retraso con lo de Phillippe todo está de patas arriba.
—Descuida —le doy otro sorbo a mi vino— Quise esperarte para ordenar.
—Que, considerada, gracias.
El entorno es agradable, un restaurante brasileño propiedad del tío del soldado.
—¿A qué debo el honor de la invitación almorzar? —pregunto.
—Quería compartir con la psicóloga más sexy del comando —contesta galante— Los mensajes son divertidos hasta cierto punto.
Alan es un buen manjar para la vista, alto, moreno, acento sexy y cuerpo de modelo de comercial para ama de casa.
—Bien, no creí que fuera de tu agrado, pero...
—Luisa, todas las mujeres son de mi agrado ... ¿Te puedo llamar Luisa a secas? —inquiere— Las mujeres intelectuales son una maravilla y no solo ellas... Las altas, delgadas, graciosas, gorditas...
Me hace reír.
—Es bueno saber que no eres un hombre con perjuicios. La nueva era está llena de idiota superficiales.
—Sácame de esa lista; Yo lo único que busco en una mujer es que me pueda reír y ser yo ¿De qué me sirve la supermodelo si me va a poner perjuicios todo el tiempo?
—Pienso lo mismo, mi crush en la preparatoria fue un fraude. Me enamoré de él porque era el chico más lindo —comento— Logre una cita y por poco me vomito, era un idiota sin un gramo de inteligencia.
—Que decepción...
—Total.
Ordenamos la comida y el almuerzo transcurre entre anécdotas sobre citas desastrosas, me saca varias carcajadas, ya habíamos salido antes, pero su enfoque ese día era Brenda sin embargo nos dio un buen espectáculo bailando música de carnaval.
—¿Qué harás en la tarde? —indaga— Yo tengo el día libre para ti si te apetece.
Dejo que me sirvan más vino.
—¿Pediste el día libre por mí?
—Quedaría como un mentiroso si te digo que no.
Dejo que me sirvan más vino y...
La atención de todos se concentra en los cuatro policías que entran encaminándose a nuestra mesa.
—¿Alan Oliveira? —preguntan
—¿Sí? —contesta el moreno.
—Tiene usted una orden de captura
Lo levantan.
—¿Que? ¿Por qué? —trata de buscar la placa y le entierran un bofetón que lo toma desprevenido.
—¿Oiga qué le pasa...?
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LUJURIA - (Ya en librerías)
Roman d'amourEl mundo ardió volviendo cenizas a una mujer hecha para pecar. Ahora la lascivia le ha dado paso a una latente lujuria dispuesta acabar con lo que queda. Rachel James resurge enfrentándose a dos bestias que están dispuestas a todo por ella. Las car...