Konohagure

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La mañana llego sorpresivamente para el líder de los Uchihas, que a penas sintió los rayos del sol tocar sus facciones, despertó con algo de desdén.

Las aves contaban y una brisa mañanera entraba por su ventana, dio un suspiro mientras el olor a comida llegaba en sus fosas nasales.

Se levantó entonces, acomodando el futon de su habitación y con una toalla de baño listo para darse uno.

Miró su rostro en aquel espejo que tenía en su cuarto de baño, no sabía que era peor, sus ojeras, su cabello todo revuelto o el hecho de que su piel le hacía parecer un fantasma.

Chistó disgustado de su propia imagen y se liberó de sus ropas de dormir, mientras abría el grifo de la tina dejando salir agua caliente y de la otra agua fría para nivelar su temperatura, buscó en la repisa del cuarto de baño algún jabón y algo de shampoo.

—Ni-San! ¡Ya casi está listo el desayuno! —informó su hermano menor—

—Un momento ¡Estoy tomando un baño! —le respondió cerrando los grifos, ya estaba lista la tina —
Su hermano menor se tomó un tiempo para responder, con un rechinido de las ollas, volvió a exclamar.
—¡Pues apresurate, recuerda que debes dar los informes del distrito y ayudar a Hashirama-san!

Teniendo un tic en el ojo pero apreciación de que su hermano recordara esos detalles que a veces él no, era esperanzador.
—¡voy! —Le dijo de regreso, finalmente dejándose libre de toda prenda o posible molestia.

No lo había olvidado... Solo le daba pereza, Hashirama era perezoso y eso era contagioso.

Se metió sin más en la tina, disfrutando de aquella agua tibia que hacía erizar su piel y le daba una sensación agradable.

....



...


...


—Gracias Izuna, estaba delicioso —respondía Madara listo para salir del distrito a la torre Hokage, habiendo devorado prácticamente la comida, luego de una noche dietetica de solo él y un té. La próxima vez se aseguraría de evitar incidentes que pongan en revolución su estómago y detenga así la acidez matutina que tiene todos los días.

Su hermano menor sonrió, con las mejillas regordetas y rojas, asintió gustoso tarareando mientras recogía los platos.
—Soy un buen cocinero —se encogió de hombros— es probable que llegue algo tarde hoy, Ni-san.

Madara le dio un vistazo de reojo, arqueando una ceja mientras acomodaba lo más que podía su ropa.
—y ¿Eso? —preguntó un tanto preocupado. Izuna se dirigía a la cocina dejando toda la losa por lavar en el lavabo, le dio un vistazo por sobre el hombro, dudoso incluso de lo que iba a decir.
—Hashirama-san me envió a una misión, tengo que ir a entregar una carta a alguien de los Hyuga en las fronteras de Konoha. —Luego volvió a girar, encogiendose de hombros nuevamente. —Aún no se los detalles. Lamento no poderte decir más.

—¿Irás solo?

Izuna enjabonaba cada plato sucio, negando como respuesta.
—Pues no, dijo que alguien me esperaba a las afueras de konoha —Madara sintió un mal sabor de boca, Hashirama seguramente enviaría a alguien que seguramente odiaba —Vendré hoy, Ni-san; solo que más tarde, no te preocupes.

—Ten cuidado —dijo el mayor dando un beso en la frente a Izuna, finalizando el interrogatorio de preocupación, le dedicó una sonrisa mientras finalmente se iba, escuchando la risilla gustosa del menor.

...

...


Madara caminaba sin ánimo, pero tampoco lento por la aldea, todos posaban su vista al azabache de cabellera larga, que disfrutaba el paso con tranquilidad sin expresión alguna. Algunos murmuraban para mal, otros para bien a otros no les importaba y otros adulaban la belleza del azabache Uchiha. Sin decirlo en voz alta, para evitar conflictos con el líder del clan más poderoso qué se acentaba bajo la protección del Hokage y la alianza que dio la creación de su actual villa. El segundo al mando. Y el más despiadado.

Eclipse  (HashiMada) (yaoi) (tobiizu) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora