Dudas

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Ahí estaba Hiashi viendo el melodrama exclusivo que la aldea de la hoja, le permitía observar.

Los Uchihas disfrutaban de los dangos, mientras un albino, que aún no conocía, miraba con preocupación a Izuna, que comía en silencio con el Uchiha menor, que estaba haciendo muecas, el ojiperla llegó a la conclusión de que a Sasuke no le gustaba el dulce... Y que los estaba comiendo únicamente por el estado de ánimo de Izuna.

Sus gemelos primos estaban distraídos conversando entre sí, riendo de algunas cosas, que el no podía escuchar.

Aunque era literalmente un esclavo del clan Hyuga y próximamente de Konohagure, cuando conoció a Madara, supo que todo estaría bien. Le seguiría hasta el fin de los tiempos. Tenía fe en aquel hombre, que sonreía levemente atento a lo que él Hokage le decía. Tampoco podía escuchar, no sabía si era por estar lejos o distraído en sus propios pensamientos.

Suspiró sonriente, su vida estaba dando giros, quería que diera un giro de 180° para así sentirse vivo y libre.

Miró a todos en el lugar con una ligera sonrisa, que no pasó desapercibida por Sasuke, quien le miró unos instantes, encontrando curiosa esa mirada aperlada de aquel Hyuga.

Hiashi estaba dispuesto a recorrer el lugar solo, ciertamente, no quería interrumpir, ni siquiera al pequeño Kagami, que le recordaba en cierta forma a él cuando era joven. Bueno seguía siendo joven, pero sabía que no por mucho.

Salió de aquel puesto, sonriente, mirando todo lo que le rodeaba, los dangos ya los había degustado y ya había pagado, así que no sentía remordimiento alguno de haber salido del lugar sin decir nada.

La gente transitaba de un lugar a otro, padres y sus hijos tenían momentos, jóvenes dedicaban su tiempo a cosas suyas, los niños corrían de un lado a otro en intento de ser fuertes ninja, cuando en realidad a penas comenzaban su mundo shinobi.

Disfrutaba ver tantos clanes juntos, conviviendo, sin guerras, sintiendo plenitud y libertad, sin miedo a que cualquier cosa sucediese, por que se hayaban protegidos y confiaban en su fuerza y poder. Era algo que sin duda, mataría por ver todos los días, por lo que está agradecido de ver a aquella aldea que comenzaba a evolucionar cada vez más. Aunque no tenía libertad, se sentía en total tranquilidad, pero más que nada esa tranquilidad, era por que tenía un amigo. Madara era su amigo y estaba seguro que si estaba con él, nada malo le sucedería. Quizá tal vez logre librarse de esa maldición que lo mantiene, literalmente como un pájaro enjaulado.

Siempre supo que la calma antes de la tormenta era obligatoria. También, supo que el arcoiris al final de devastador fenómeno social y sentimental, llenaba de paz eterna a todos en el "enfrentamiento final".

Sintió una presencia extraña a los alrededores. Algo no le cuadraba, había una ligera distorsión de chakra. Miró disimuladamente cada lugar por el que cruzaba buscando, a alguien que se acoplara a ese presentimiento que sentía.

Eclipse  (HashiMada) (yaoi) (tobiizu) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora