Límites Imperiales

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A la mañana siguiente de ese extraño y horrible día en Hexside, Luz acompañó a Kikimora al mercado por víveres y algunas cosas más solicitadas por su madre, King y Eda, posiblemente ella también se compraría algo.
Luz adoraba recorrer el mercado, le recordaba sus primeros días en las Islas Hirvientes, cuando conoció a Eda en su puesto de artículos humanos y donde se reunió tantas veces con Willow y Gus, y aunque ese puesto ya no estaba, las memorias vivían.

Kikimora había sido encargada para ir a comprar víveres en el mercado, ese día Luz se había ofrecido para acompañarla, ella aceptó con gustó, aunque le gustaba hacer esa tarea sola, no rechazaría la compañía de un miembro de la familia real, además adoraba la compañía de la princesa humana, su personalidad y admiración por la magia le recordaban a los primeros días que Belos estuvo en las Islas y como Camila le mostraba todo, ella amaba su trabajo y adoraba ver y recordar los momentos más importantes de la familia real, aunque nunca lo admitiría, ella no era de expresar sentimientos.

—¿Sabe princesa Luz? Fue en ese mismo puesto donde su padre compró el anillo de matrimonio con el cual se declaró a su madre —contó Kikimora recordandolo como si hubiera sido ayer.

—Wow, ¿Enserio? —preguntó Luz impactada.

—Y en ese otro puesto fue donde su madre compró un sable electroshock para ir en búsqueda de una antigua reliquia —continuó Kikimora.

—¡¿El mismo sable del libro dos de La buena bruja Azura?! —Luz estaba tan impactada que por un segundo olvidó que su madre era en realidad Azura.

—Y uno de mis favoritos, ahí fue donde usted y su novia se encontraron unos cuantía días antes de su primer día de clases en Hexside.

—Vaya, verdaderamente sabes todo sobre mi familia, eso da un poco de miedo —dijo Luz con pequeñas risas.

—Es un trabajo del que verdaderamente me enorgullezco su majestad —confesó Kikimora.

—Verdaderamente es increíble toda la pasión que le dedicas a tu trabajo, realmente pienso que-¡Ouch! —Luz fue interrumpida ya alguien tropezó con ella, Luz se dio la vuelta para ver a Miguel Sterlington sobarse el brazo —. ¡Miguel Sterlington! —dijo Luz con mirada matadora.

—Oh, la humana de Hexside —dijo Miguel sonriendo —, no creí verte por aquí, se que ya tengo una víctima pero me veo obligado a preguntar, ¿Estas aquí para comprarte una corre? —cuestionó Miguel sonriendo vilmente.

—¡¿Cómo se atreve a faltarle el respeto así a la princesa Luz Noceda?! —regañó Kikimora saliendo en defensa de Luz.

—Un momento... ¡¿La princesa?! —la sonrisa de Miguel desapareció y se mostró culpable, jamás hubiera creído eso si hubiera venido de la boca de la humana, pero al ver a Kikimora, servidora de la familia real, no pudo hacer otra cosa más que arrodillarse —. Su majestad, lamentó mucho lo ocurrido, y la vez que la moleste en Hexside, mi familia desde siempre ha sido fiel servidora de la suya, de haber sabido que era usted jamás la hubiera molestado, nuevamente, mis disculpas —se disculpó Miguel, por segunda vez en un lapso de dos días temía por su seguridad.

—Emmm, agradezco tus disculpas Sterlington, pero no es necesario que te arrodilles —a Luz nunca le habían gustado esas formalidades del todo, la llegaban a poner incómoda —, aunque si fue muy grave lo que me has hecho —agregó Luz cruzando los brazos y girando la cara imponentemente.

—Su majestad, ¿No habrá algo que yo pueda hacer para que me perdone? —preguntó Miguel poniéndose de pie.

—Quizá si haya algo —confesó Luz sabiendo lo que le ordenaría —, deja de ser un cretino y no vuelvas a molestar a Willow.

Mi flor de fuego (Boschlow Fic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora