Mi flor de fuego (Boschlow Fic)

El Abuelo Sabe

Boscha estaba sentada en su ventana mirando el horizonte, pensaba en el día de ayer, como Sterlington había lastimado a Willow, a pesar de las palabras de Luz y Amity, aún se sentía en parte responsable por lo que le había ocurrido a Willow, recordaba como ella le insistió en que se quedará y como no le hizo caso, deseaba verla.

—¡Boscha! ¿Puedes venir? —solicitó Julieta la presencia de su hija.

—¡Voy mamá! —respondió Boscha.

Boscha bajó de su ventana, sintió un escalofrío en cuanto sus pies descalzos tocaron el suelo, aún hacia mucho frío, pero no le importaba, corrió al piso de abajo donde sus padres se terminaban de arreglar.

—¿Me llamabas mamá?

—Boscha, ya te he dicho que uses calcetines en esta época del año, te vas a enfermar —se quejó Julieta.

—No te preocupes por eso mamá, no me pasará nada —aseguró Boscha.

—Boscha, haz caso a tu madre —regañó Fernando a su hija.

*Espacio para describir a los padres de Boscha, solicitado por SofieshionRB14*
La madre de Boscha, Julieta, era una mujer delgada, con un cabello naranja algo alborotado que le llegaba arriba de la cintura, en sus orejas traía puestos unos aretes con forma de lágrima, y sus hermosos ojos café claro eran protegidos por sus lentes, su cara era amable y maternal.

El padre de Boscha, Fernando, era un hombre también delgado como su esposa, sus ojos grises eran igualmente protegidos por unos lentes, y su ojo izquierdo era parcialmente cubierto por un copete de su cabello castaño, además de tener una barba de leñador corta.

*Fin del espacio de descripción*

Julieta y Fernando se estaban arreglando con ropa cálida.

—De acuerdo, me pondré calcetines —dijo Boscha rendida —, ¿Para qué me necesitan?

—Bueno hija, tu madre y yo fuimos contratados para hacer la mesa de postres en un evento en las tierras gélidas del sur —contó Fernando.

—Oh, eso es genial.

—Volveremos en una semana, mientras tanto estarás a cargo de tu abuelo —comentó Julieta mirando a la sala, donde estaba el abuelo de Boscha sentado en el sofá.

—Se preocupan de más, si la chica tiene edad para enamorarse tiene edad para cuidarse sola —aseguró y regañó el abuelo, que al igual que su nieta tenía tres ojos y un cabello y bigote canosos, sosteniendo su bastón, cuyo taliamigo era un ave fénix.

—Por favor papá, solo cuídala, ¿Ok? —dijo Julieta tomando su bastón, cuyo taliamigo era un tigre bicefalo.

—Ya debemos irnos —señaló Fernando tomando su bastón, despertando a la orca que era su taliamigo y abrazando a Boscha junto a su esposa —, te extrañaremos muchísimo hija.

—También yo —respondió Boscha abrazándolos.

Los padres de la pelirosa se separaron del abrazo y se despidieron una vez más de su hija para finalmente irse, Boscha cerró la puerta y se sentó en un sillón en la sala.

—¿No piensas ponerte calcetines como te dijo tu madre? —preguntó el abuelo de Boscha (vamos a llamarlo Barbatus, ¿Por qué? Porque hace unas semanas me terminé la serie Los 3 de abajo y el nombre es ¡Glorioso!)

—Nop, estoy bien así —respondió Boscha sentándose en pose de mariposa.

—Já, tu madre era exactamente igual cuando era pequeña —confesó Barbatus.