42.「 La Mañana Siguiente 」

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Era la mañana siguiente y la luz se colaba por tu cuarto. Abriste los ojos con pereza y te estiraste ligeramente. Sentiste el calor de otra persona en tu espalda cuando su brazo acaricio tu cadera mientras te estirabas. Su brazo rodeo tu torso y te apego a su cuerpo, indicando que se habia despertado.

-Buenos días- murmuraste alegre cuando sus labios se posicionaron en el hueco de su cuello.

-¿Cómo dormiste, hermosa?- preguntó una voz que no era la de Peter.

-¿Aaron?- gritaste en sorpresa, alejándote del pelinegro hasta salir de la cama- ¿Qué esta pasando aquí?- reclamaste usando la sabana para cubrir tu cuerpo mientras mirabas tu entorno.

Por primera vez te diste cuenta de tus alrededores y reconociste las paredes blancas de tu cuarto, la cama en la que dormías de vuelta en Storybrooke.

-¿De qué hablas, ______?- preguntó Aaron entre risas-. Regresa a la cama, cariño- te pidió palmeando el colchón dejando ver un anillo plateado en su dedo anular. Abriste los ojos violentamente y levantaste tu mano para ver un anillo igual al suyo decorando tu dedo.

-No, no, no, no. Esto no esta pasando. ¡Esto no esta pasando!- gritaste quitándote el anillo de tu mano con desesperación- ¡Yo estaba en Neverland! ¿Dónde esta Peter? ¿Los Perdidos?

-¿De qué hablas? ¿Neverland?- se rio él levantándose de la cama dejando ver que no tenia nada puesto.

-¡Dios Aaron!- reclamaste volteando hacia otro lado que no fuera él.

-Ayer gritabas lo mismo pero creo que el significado era completamente diferente- murmuro frunciendo el ceño confundido-. ¿Estas bien, _______?

-¡No! No estoy bien- gritaste retrocediendo para alejarte del pelinegro hasta chocar contra la pared de tu cuarto-. ¡Quiero despertar! Estoy es... es una pesadilla.

Y así como lo dijiste, sucedió. Abriste los ojos con brusquedad y te encontraste de vuelta en la tienda que habías habitado desde que llegaron con los Pieles Rojas. Tranquilizaste tu respiración y te percataste de que el ojiverde estaba abrazándote por la espalda. Sonreíste para ti misma y con cuidado de no despertarlo, te volteaste para quedar cara a cara con Peter.

Sentiste su mano acariciar tu cadera mientras te girabas y sonreíste al ver que todavía seguía dormido. Tu mirada paso por su rostro relajado y bajo a su cuello cubierto de marcas rojas con tonos morados que le habías dejado ayer. Mordiste el interior de tu mejilla para resistirte de la tentación de besar aquella zona nuevamente.

-¿Qué es este habito tuyo de verme dormir?- te preguntó Peter en voz ronca, dándote a ver qué estaba despierto. Sonreíste al verlo abrir los ojos mientras se reacomodaba ligeramente.

-Lo entenderías si te vieras dormir... -comentarte con una sonrisa apenada, sintiendo tu cuerpo entrelazado con el tuyo.

-¿Así que yo tengo la culpa?- se rio levantando las cejas con diversión.

-Básicamente- bromeaste antes de darle un beso casto en los labios-, pero esta bien, se que no lo puedes evitar...

-No, no puedo. Es mi maldición- dijo con dramatismo haciendo que te rieras contra sus labios. Recargaste tu frente contra la suya viendo fijamente sus ojos, enfocándote en las partículas doradas que habías notado ayer. Su mano acaricio tu espalda y sentiste que te derretías bajo la punta de sus dedos-. Así que... ayer estuviste increíble- murmuro entre besos, acercando tu cuerpo a suyo.

-Definitivamente fue increíble- comentaste sonriente, abrazando su torso y sintiendo el calor su piel descubierta pegando con tus brazos.

-Estoy obsesionado con la manera en la que gritabas mi nombre -dijo contra tu cuello, haciendo que te sonrojaras con ferocidad al sentir su mano subir por tu pierna debajo del camisón. Sentiste una ola de calor recorrer tu cuerpo ante sus palabras-. ¿Me pregunto qué tomara para que lo vuelvas a hacer?- murmuro mientras acariciaba tus muslos con suavidad.

-Mmm... No se tendrás que averiguarlo- murmuraste al sentir como su mano pasaba por encima de la tela de tus bragas. Sus labios subieron por tu cuello hasta posarse sobre tus labios y besarlos haciendo que soltaras un gemido imperceptible a todos a excepción de sus oídos. El sonido fue suave, justo como la manera en la que se sentías tus labios. Todo de ti era suave para él, tus curvas presionadas contra su pecho, la piel de tus muslos descubiertos, el material de su camisón bajo su mano, la manera que tu boca abría ante su gentil insistencia, permitiéndole el acceso.

-Oigan- los llamo Jacobo entrando a su tienda haciendo que gritaras contra los labios del ojiverde y te escondieras entre las sabanas de manera instintiva. Peter se carcajeo al presenciar tu reacción y salió de las sabanas para voltear a ver al rubio.

-¿Qué paso, Jacobo?- pregunto el castaño entre risas, viendo lo profundamente incomodo que estaba el ojiazul.

-Perdón... de nuevo. P-Pero Aba los esta llamando, dice que el desayuno esta listo- explico viendo al piso después de notar las marcas rojizas que tenia el castaño a través de su pecho-. Los dejare para que se cambien...

-¿Por qué nunca toca?- renegaste apenada por debajo de las sabanas cuando se el rubio.

-Probablemente porque no tenemos puerta.

El bato de la foto seria Aaron, el ex novio. O al menos me lo imagino así

《 Peter Pan 》 ❝ Dulce Venganza ❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora