《 Peter Pan 》 ❝ Dulce Venganza ❞

46.「 De Regreso 」

-Quédate... -te pidió Adara. Los perdidos se estaban despidiendo de los Pieles Rojas. Te estabas despidiendo de tus nuevos amigos y Adara no quería aceptar que te ibas-. Ándale, ______.

-No es como si me fuera al bosque encantado, Adara- dijiste entre risas-. Estoy del otro lado de la isla.

-Exacto, siempre podemos ir a visitarla- concordó Edmund.

-No es lo mismo que tenerla con nosotros- refuto Víctor pasando un brazo por los hombros de la pelirroja.

-¿Ahora como ganaremos en policías y ladrones?- preguntó Tigrilla a lado de Vincent.

-Solo no pongan a Edmund de capitán- bromeaste lanzándole a Edmund una mirada de diversión.

-¡Ey!- reclamo el pelinegro-. Mi plan hubiera funcionado si no fuera por Adara...

-_______, ya nos vamos- dijo Félix, interrumpiendo su conversación.

-Okay, Félix- le dijiste al rubio antes de voltear al resto-. Espero verlos pronto- te despediste de ellos con una sonrisa.

-No, me voy contigo- gimoteo Adara mientras los otros se despedían.

-Creo que no puedes irte, Adara- dijiste entre risas mientras ibas hacia los perdidos-. Dudo que tus padres te dejen.

-No digas eso- gimoteo ella deteniéndose justo antes de llegar con los perdidos.

-Adara, me tengo que ir. No querrás hacer enojar a Peter- dijiste en broma.

-Bueno, pues- dijo ella con voz quejumbrosa-. Adiós, ______.

-Bye, Adara- te despediste dándole un abrazo a la pelirroja que correspondió inmediatamente-. Te veré pronto.

-Espero que eso sea cierto-dijo ella al separarse de ti con una sonrisa triste.

-Lo será-le prometiste antes de irte con los perdidos.

(...)

-Ah, se siente bien estar de regreso- murmuraste tirándote en la cama que habia en tu cuarto de regreso en el campamento.

-¿No extrañaras a los Pieles Rojas?- preguntó Peter viéndote divertido.

-Si, pero no sabes lo mucho que extrañaba mi cama- dijiste acostándote sobre tus codos y viendo al ojiverde recargado en marco de la puerta.

-Si bien yo también extrañaba el campamento-comento él cambiando hacia ti-, debo decir que la aldea tiene algunas ventajas.

-¿Cómo cuales?- preguntaste viendo como el castaño se posicionaba sobre ti.

-Compartir cuarto contigo por ejemplo- respondió el castaño con una sonrisa ladina.

-Eso también lo podemos hacer aquí- respondiste coqueta, pasando tus brazos por su cuello-. Y todavía mejor, aquí nadie nos va a interrumpir.

Peter levanto las cejas, sorprendido con tu respuesta. El castaño sonrió complacido y sin más que esperar te beso. Sentiste su mano pasar por tu mejilla mientras lo besabas de vuelta ansiosamente. Sus labios se movías al compas mientras acariciabas su espalda para tener algo que hacer con tus brazos. Peter se separo de tus labios y te miro a los ojos al mismo tiempo que acariciaba tu muslo.

Tragaste en seco al sentir como te estremecías bajo su mirada, ante esos orbes esmeralda que tanto te encantaban. El castaño volvió a besar tus labios lentamente, haciendo que te volvieras impaciente. Sabia exactamente lo que hacia y lo disfrutaba plenamente. Disfrutaba tu reacción, la manera en que tu cuerpo se retorcía bajo el suyo con ansias, como tus músculos temblaban contra su piel con cada una de sus caricias, la manera en que tu respiración temblorosa chocaba contra él.

Se habia vuelto adicto a ti, nada le era suficiente. Por más tiempo que pasara contigo, por más que te besara, que te tocara siempre terminaba queriendo más. No lo quería admitir pero tampoco lo podía negar. Habías cambiado algo en él, lo hacías sentir cosas que nunca habia sentido justo como él a ti.

Antes de él jurabas que nadie podría amarte. Siempre habías sentido que era difícil, incluso imposible. Te habían metido la idea de que no eras material de novia, que eras difícil de amar pero él lo hacia ver tan simple. Lo hacia ver como si no requiriera esfuerzo y te encantaba.

En ese momento te encontrabas en el paraíso, no querías que nada cambiara.

Lamentablemente, el mundo no funciona así.