Capítulo XXX

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Unos días después.

Desde que el rey se puso inmerso en la lectura, yo me la he pasado por hay jugando con mis colas o con unas cartas de poker, las cuales le había amponeado al arlequínsito de las pocas veces que andaba con él; de vez en cuando venía Youpi o Pouf para ver cómo andaban las cosas, pero siempre me regañaban por andar jugando en vez de andar protegiendo al rey, pero ¡vamos!, nadie en estos momentos va a atacar al rey, así que no me estén jeringando.

Mis otros guardias reales me preguntan si quiero algo, pero Sutā ni siquiera me presta atención, se la ha pasado jugando y por eso Youpi y Pouf empiezan a pelear con él —¡oh rayos!, se me fue el rollo de que una vez que uso Yomu, puedo escuchar los pensamientos de alguien cada que yo quiera. De repente el rey hormiga cerró su librito que estaba leyendo —Sutā —mencionó con seriedad, a lo cual le miré como si nada diciendo: "Sí, ¿alteza?" —¿Te crees mejor que yo? —su semblante era cínico y a su vez melancólico.

Pero ¿qué carajas?, ¿a qué rayos viene la pregunta?.

—Pues sí ¿no?, sólo digo —pensé —No, majestad, pero puedo preguntar ¿a qué se debe su pregunta? —respondí y el semblante de Meruem cambió.

—No eres como mis otros guardias reales —obvio no, ni siquiera soy una hormiga —Eres menos protector y desinteresado que los otros —pensó mi amix la hormiga.

—¡Ah! —expresé con asombro —Eso es porque sé que usted puede manejar las cosas sin nuestro apoyo —por favor, amablemente le pido que no se lo tome a mal.

—…Ya veo —mencionó sin interés alguno —Ya entendí las reglas de éste juego —cambió de tema así de la nada —Sutā, trae ante mí al mejor jugador en damas chinas —ohhh, ya va a empezar a matar personitas.

—Claro, majestad —me transforme en mi zorro interior y me fui de ahí lo más pronto posible para buscar a ese gordo de cabello naranja, el cual era el mejor jugador en las damas chinas.

Pov' Narrador.

Después de dar la orden el rey hormiga hacia el chico de cabello naranja, se sorprendió al ver que éste se estaba transformando en una bestia, seguidamente de ello observó como se iba del lugar de una forma rápida.

Su Nen fue diferente está vez —pensó Meruem —Cuando invocó aquella cosa, su aura era de color negra grisasea, pero ahora fue de un color rojo…Sutā se diferencia mucho de los otros guardias reales, incluso diría más que Pitou —esbozó una sonrisa de interés.

Al pasar de unas cuantas horas, el peli-naranja volvió quedando nuevamente en la visión del rey, el chico regresó a su forma normal y de la entrada de la puerta, sacó a un humano que se estaba escondiendo por el miedo que sentía, luego lo llevó hasta donde el rey e hizo que se arrodillara ante él como forma de respeto.

—He aquí al mejor jugador en damas chinas, majestad, una vez que lo venza usted se convertirá en el nuevo mejor jugador en damas chinas —mencionó mientras emanaba una sonrisa el peli-naranja.

—Comprendo —respondió viendo a la persona al frente suyo, la cual estaba asustada —Ahora estás ante tu nuevo rey, si ganas en el juego te perdonaré la vida, pero si no, morirás —mencionó con superioridad.

El tablero fue traído por parte del peli-naranja, para finalmente ponerlo en el centro de los dos seres vivos que se enfrentarían. El juego comenzó y con ello la amenaza del rey, hizo que su contrincante empezara a fallar en sus movimientos, dando como resultado una victoria ya ganada.

—¿Por qué sigues jugando?, perdiste hace unos noventa y cuatro movimientos atrás, sólo estás haciendo que pierda mi tiempo —expresó Meruem con un semblante asesino.

¿Estoy Soñando?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora