¿Estoy Soñando?

Verdad × Y × Miedo

Durante ese tiempo los dos hombres se dieron a la tarea de conocer y saber más acerca de esta nueva (…).

Para la sorpresa de todos, pero más para la de Taito y Akamoto, (…) no era más que una niña dulce, alegre y encantadora. Literalmente se traba de cualquier otro niño que tuviera su edad, la etapa en donde todo es diversión y no se tiene ningún compromiso con la vida adulta.

Después de ese día Taito le sugirió a su jefe que la dejara fuera de servicio en sus labores como asesina, ya que esta versión de (…) no parecía estar corrompida por algún evento traumático… o más bien por lo que vivió e hizo a mano propia en el pasado.

—¿Tú crees en serio que ella no tenga ningún conocimiento de lo que ha hecho? ¿De veras piensas que perdió la memoria? — cuestionaba Akamoto con una ligera duda mientras que ambos sujetos veían apartados por un lado a Hinode dibujar en una hoja.

Tito la miró y después giró la cabeza agachándola, estando de brazos cruzados le dijo —No estoy seguro de lo que le haya pasado, pero soy consciente de que esa niña que ves ahí no es la Ate que conocemos… es alguien completamente diferente —. Moto se quedó pensativo ante las palabras de su amigo y en ese instante una idea pasó por su cabeza.

—Empieza desde cero con ella —estableció el jefe de entrada ante su idea.

—¿Qué?

—Sí, lo que escuchaste. Dices que ella no es la Ate con la que siempre convivíamos, entonces significa que hay que saber quién es ella, lo cual te convierte a ti nuevamente en su maestro de enseñanza.

Akamoto terminó de plantear su magnífica y grandiosa idea sintiéndose como una excelente persona que acababa de resolver un problema matemático muy complicado. Sin embargo, Taito le miró a los ojos a la vez que hacía una mueca de: “¿es en serio? Eso es lo mejor que se te pudo ocurrir, ¿eh?”.

—Ajá. ¿Y luego qué?

—Bueno, pues ella vuelve a saber quién era y ¡tátara! Sigo teniendo a mi asesina profesional haciéndome algunos trabajitos —respondió Akamoto con una absoluta alegría.

Tito no pudo evitar mostrar una cara de fastidio y el golpearse la frente con la palma de su mano. —Empiezo a cuestionarme cómo es que llegaste a ser líder. Así no funciona la amnesia, además, a ella no parece interesarle las cosas de nuestro mundo, ¡¿de veras cree que querrá volver a matar?! Ni siquiera recuerda lo que hacía antes. Dudo mucho que pueda acercarse a lo que era su trabajo. —. Taito adoptó una postura firme en la cual observaba con seriedad a la pequeña dibujante.

No obstante, la presión emergida a través de esa mirada hizo que (…) se percatara al instante de su acción. Ella alzó su vista y dejando ver una dulce sonrisa levantó su dibujo para mostrárselo a Tito; él se anonado al verlo, puesto que dicho dibujo con trazos sumamente bien detallados como si de un profesional se tratase, mostraban la escena de una vivienda un tanto deteriorada en la cima de un cerro con una pareja al frente de ésta que se encontraba abrazada. Sin embargo, no fue eso lo que sorprendió a Taito, sino que más adelante de la pareja una niña corría y detrás suyo una especie de figura deforme le perseguía como queriendo atraparla. Pero no sólo fue eso lo que llamó su atención, aquella pareja no tenía ningún rostro, líneas sin rumbo era lo que definían la cara de ese hombre y de esa mujer.

Akamoto se desconcertó al ver que Taito ya no le estaba prestando atención, entonces volteó hacía donde él veía y al igual que su amigo el gesto en su cara cambió luego de ver ese dibujo.

—¿Pero qué carajos? —expresó el jefe.

—Ese dibujo… el subconsciente de (…) esconde su verdad… y ella no lo sabe — habló Taito en un susurro.